Combatir lo que se pudiera llamar “angustia vital” es la
lucha diaria que las personas tienen. Esa angustia vital es la que hace que se
sientan inseguras e infelices. Quizá pille de sorpresa escuchar a personas, que
lo han conseguido todo en sus proyectos o empresas, hablar sobre sus momentos
de angustia y cómo los combaten para seguir adelante. Es un acto de humilde
coherencia reconocer que todos hemos pasado por momentos de desazón y que
algunos siempre viven en una angustia que no cesa. Algo no marcha bien cuando,
a pesar de buscar paz, los fantasmas vuelven para angustiar una y otra vez.
¿Qué métodos usan las personas para quitar la pesada carga
de su angustia? Unos caminan o hacen deporte exhaustivo, otros viajan al fin
del mundo si hace falta, hay algunos que se buscan a sí mismos, para otros el
alcohol o las drogas son su liberación, unos se toman en serio su parte
espiritual intentando llenarla… En fin, se intenta llenar la vida de experiencias
placenteras que los llevan a sentir que están unidos a un propósito valioso. Todos
tienen escrito en su ADN que deben hacer algo para amortiguar su angustia vital
aunque la experiencia les haga vivir en círculos:
angustia-remedio-angustia-remedio… Trapitos calientes que sirven para poco.
Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo
os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy
manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi
yugo es fácil, y ligera mi carga. (Mateo 11:28-30)
La solución a nuestra angustia vital no se encuentra en
tomar placebos sino en recurrir a la profilaxis adecuada. Jesús está llamando a
personas cansadas, a los que realmente han probado todo y han experimentado que
han fracasado. El Señor llama a esta clase de “fracasados” para darles
descanso. Si ese no es tu caso, puedes dejar ya de seguir leyendo…aún te queda
un trecho para entender lo que Jesús está diciéndote. La imagen del yugo, que
es lo que se pone en el cuello de los bueyes para arar juntos, nos anima a
caminar junto a Él para aprender que es manso y humilde de forma real. La
promesa para los que viven angustiados y comienzan a vivir junto a Él es
descanso porque no nos impone las cargas de esta sociedad corrupta hasta la
médula.
El pecado ha malogrado todo y en muchas ocasiones produce la
angustia. La conciencia nos dicta algo pero no sabemos descifrarlo porque no
hay sensibilidad que nos haga darnos cuenta del pecado. Cristo vino a traernos
una conciencia del pecado y que entendiésemos que estamos separados de Dios por
nuestra condición pecaminosa. La buena noticia es que Jesucristo se sacrificó
en la cruz por ti y por mí para librarnos de nuestros pecados. Si realmente
estás cansado de tus pecados ven a Jesús arrepintiéndote de ellos. Te dará
descanso.
La angustia es un toque de atención.
¡QUE DIOS TE BENDIGA!