Cualquier imposición es inhumana sea religiosa, política o
cultural. El ser humano fue creado libre y para que tuviese conciencia de su libertad
se establecieron reglas. Hay leyes físicas y morales. Las leyes físicas suelen
ser más radicales que las morales. Esto es sencillo de entender: Si te tiras
desde el Empire State en caída libre y sin paracaídas o sujeción, te matas. Si tienes
dudas, haz la prueba. El problema es que no podrás contarlo. Las leyes morales
en principio parecen más bondadosas. Como un gusano te va horadando el alma
hasta que terminas consumido y renegando de la vida.
Aun los gentiles, quienes no cuentan con la ley escrita de Dios, muestran que conocen esa ley cuando, por instinto, la obedecen aunque nunca la hayan oído. Ellos demuestran que tienen la ley de Dios escrita en el corazón, porque su propia conciencia y sus propios pensamientos o los acusan o les indican que están haciendo lo correcto. Y el mensaje que proclamo es que se acerca el día en que Dios juzgará, por medio de Cristo Jesús, la vida secreta de cada uno. (Romanos 2:14-16)
Dios puso Su Ley en lo más profundo del ser humano y por
esta simple razón tendremos que dar cuentas ante Él por nuestros actos. Algunos
parecen escaparse en este lado de la realidad pero en la otra orilla no podrán
zafarse del juicio justo de Dios. Todos los delitos han de ser pagados, tarde o
temprano. ¿Qué le vas a decir a Dios cuando te pida cuentas? No imagines nada
porque nada es lo que podrás argumentar. Jugar a dios en esta vida te hace
inhumano porque la medida de lo bueno y correcto no eres tú, sino Él. Aún
tienes la oportunidad de ser como Dios te creó: ¡Humano! Con defectos, por
causa de tu pecado, pero perdonado de ellos gracias a que Jesucristo murió por
ti en la cruz, pagando el precio de tus delitos. Cree en Jesús y arrepiéntete
de tus pecados hoy, mañana puede ser muy tarde.
Humanízate.
¡QUE DIOS TE BENDIGA!
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