Al reflexionar sobre el punto al que ha llegado este mundo y
preveo lo que puede venir me asombro de que todo está predicho en la Biblia, la
Palabra de Dios para nosotros. La necedad humana es infinita por el simple
hecho de creer que lo sabe todo y lo puede todo. Cuando el ser humano se cree
la medida de lo bueno y verdadero estamos en serios problemas, porque lo absurdo
se hace realidad. Me consuela saber que un día Dios, por medio de Jesucristo,
pondrá las cosas en su sitio. La Biblia también nos da aviso de eso.
Compruebo que lo absurdo se ha hecho realidad cuando muchos
van detrás de la religión evolucionista, con una fe ciega en el azar. Constato
lo absurdo de los derechos abortistas de la mujer aunque se pisoteen los
derechos del hijo de su vientre, por la lujuria desenfrenada de sus relaciones
sexuales. Es evidente (aunque pocos lo vean) lo absurdo de vivir oprimidos por
los cansinos LGTBI que van ganando terreno hasta que vivamos en su dictadura
asesina, todo por vivir el sexo desenfrenadamente. Verifico que la corrupción
política es justificada absurdamente hasta puntos asombrosos por aquellos que
la viven de primera mano, y aquellos que siguen votando a los corruptos porque
en sus vidas diarias los imitan.
Dejadlos; son ciegos guías de ciegos; y si el ciego guiare al ciego, ambos caerán en el hoyo. (Mateo 15:14)
¡Ciegos! Jesús llama ciegos a todos aquellos que se creen
algo y viven instalados en lo absurdo. Lo terrible es que tratan de guiar a
otros ciegos y entonces se arma un cacao impresionante: ¡Caen en un hoyo!
¿Quién los sacará del hoyo si solo hay ciegos guiando a ciegos? ¡Nadie! Solo un
milagro puede sanar la ceguera, sea esta un mal físico o espiritual, como es el
caso que aquí se trata. En cierto momento Jesús proclamó que parte de Su misión
era dar vista a los ciegos (Lucas 4:18) porque era el único que podía realizar
este milagro. Lo hizo curando a ciegos físicos y espirituales y sigue obrando
el milagro en personas que no entendían Su mensaje y ahora lo entienden. La vida
que les parecía lógica se muestra en su cruda realidad y observan y
experimentan lo absurdo que era su modus
vivendi. ¡Todo un milagro! Solo Cristo puede realizarlo. La cruz que sufrió
Jesucristo Él mismo la eligió porque nuestra ceguera no alcanza a comprender su
alcance y nuestra terrible necesidad de ella. Si quieres que Jesús obre el
milagro pídeselo como aquel ciego que clamó: ¡Hijo de David, ten misericordia
de mí!
El hoyo te tiene atrapado.
¡QUE DIOS TE BENDIGA!
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