“Vestimos a los niños de Halloween para que se rían de la
muerte y luego nos da miedo llevarlos al cementerio no vayan a traumatizarse”[1],
comenta el juez Emilio Calatayud. No puedo negar mi admiración por este señor
tan bien “plantao” en cuanto a razonamiento lógico que le lleva hacia prácticas
coherentes en el desempeño de su labor. Escucharlo es más refrescante que un
oasis en el desierto que transitamos día a día debido a “lo políticamente
correcto” y a la corrupción rampante económica, política y moral. La incongruencia
de los mayores se está cebando en sus hijos, creo que esa es la explicación
resumida de Calatayud. Los hijos viven dos realidades y así salen como salen. Por
un lado, aprenden a reírse de la muerte y, por otro lado, aprenden a vivir
aterrados ante ella.
¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria? (1 Corintios 15:55)
El cristiano enfrenta a la muerte como una servidora que lo
lleva ante su amado Señor. El veneno del aguijón ha perdido su efecto mortal y
el sepulcro ya no puede retenerlo. ¡Aleluya! Alabado sea el Señor. Halloween es
un desafío a Dios ante la evidencia de la muerte que le hace el juego al mismísimo
diablo. Pero no lo saben… aunque sí lo saben. ¿Puedes decir que la muerte ya no
es lo peor que te puede pasar? ¿Te has dado cuenta que lo peor es vivir
eternamente fuera de la presencia de Dios?
Jesús vino a destruir el efecto trágico de la muerte y
convertirla en un paseo hacia la gloria. ¿Estás preparado para que ese paseo no
acabe en el infierno? Un día esto se acabará y comenzará el destino eterno. Cree
en Jesús y arrepiéntete de tus pecados de lo contrario el aguijón de la muerte
te envenenará y el sepulcro te cerrará el paso eternamente. Aún hay esperanza
por medio de Jesucristo.
La muerte es algo serio.
¡QUE DIOS TE BENDIGA!
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