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sábado, 3 de junio de 2017

Médiums y Espiritistas

Desde los albores de la humanidad el hombre ha recurrido a los poderes ocultos para conocer el futuro por medio de médiums y espiritistas. Desde entonces hasta el presente una caterva de ocultistas se han hecho famosos debido a los medios de comunicación que amplifican sus artes oscuras y ponen de manifiesto que, aunque el ser humano niega a Dios, no reniega de un mundo espiritual y busca su influjo en lo satánico, a sabiendas, es decir, voluntariosamente.

No te contamines al recurrir a los médiums o a los que consultan con los espíritus de los muertos. Yo soy el SEÑOR tu Dios. (Levítico 19:31)

La Biblia advierte a todos aquellos que se acercan a consultar a médiums y espiritistas que acabarán contaminándose. Todos los que preguntan o atienden los consejos de estos personajes infectados de lo oculto, médiums y espiritistas, acabarán pagando un precio muy alto por sus prácticas. Conozco un caso cercano en el cual los espíritus de las tinieblas le pidieron que matase a su hijo. En ese momento se le abrieron los ojos y buscó a Dios reconciliándose con Él. Parece ser que todo marcha bien y en un principio son seducidos como el burro que va detrás de una zanahoria. Más tarde esos espíritus satánicos van tomando el control de la persona incauta y se cobran un gran precio. A veces el propio suicidio de la persona al intentar escapar de sus fauces.

Hay un solo antídoto para escapar definitivamente de estos poderes de las tinieblas: JESUCRISTO. Él nos mostró cuál fue el propósito de vivir entre nosotros: El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; a pregonar libertad a los cautivos, y vista a los ciegos; a poner en libertad a los oprimidos; a predicar el año agradable del Señor (Lucas 4:18-19). Los que buscan a los médiums y espiritistas caen en la trampa satánica más elemental y se convierten en cautivos, ciegos y oprimidos. Pero Jesús, por medio de pagar sus delitos contra Dios por sus pecados, sufrió el castigo que nosotros merecíamos en una cruz para libertarnos del cautiverio, devolvernos la vista y liberarnos de la opresión de esos poderes que operan contra Dios mismo intentando llevar al infierno a todos aquellos que caen en sus dominios. Arrepiéntete de tus pecados, cree en Jesucristo y serás liberado de la angustia.

¡Huye!


¡QUE DIOS TE BENDIGA!