sábado, 30 de enero de 2021

Jesús el Esperado

Como ya sabemos, nadie es profeta en su tierra. ¿Cuánta gente se ha tenido que marchar de su país de nacimiento por no ser valorado? En nuestra España minusvalorar a los más capaces es la norma por los casos que se conocen. Ni hablemos de aquellos que son más débiles y tienen que soportar quedarse aquí mientras son infravalorados. Pareciera que hay una “clase media” que envidia a una “clase alta” y también menosprecia a una “clase baja”. En conclusión, la “clase media” (moralmente hablando) es un virus mortal para los más agraciados y los menos agraciados. Ellos consiguen que nada cambie, sino que todo siga igual.

Y en su nombre esperarán los gentiles. (Mateo 12:21)

Los fariseos (religiosos y políticos) eran de la clase de personas que perpetúan las tradiciones. Cuando Jesús llegó con Sus enseñanzas no quisieron reconocerlo como el Mesías prometido porque se les desmontaba el chiringuito. No podían soportar Sus enseñanzas, Sus milagros y a Sus discípulos. Como fanáticos que eran resolvieron matar a Jesucristo. Solo esperaban el momento adecuado…

Jesús recuerda una profecía de Isaías que había de cumplirse: el mensaje del evangelio sería anunciado a los gentiles, nosotros. El rechazo directo a la Persona y Obra de Jesucristo por Su pueblo abrió para occidente una puerta de esperanza que aún no se ha cerrado. Jesús nos trajo salvación por medio de pagar en una cruz por nuestros pecados al Padre. El sacrificio de Jesús fue aceptado y ahora tenemos a nuestro alcance la reconciliación con Dios. querido lector, arrepiéntete de tus pecados y cree con fe en Jesucristo para reconciliarte con Dios. De lo contrario, Jesús tocará otra puerta, como hizo con el pueblo judío, y la puerta que se te abrirá será la que te llevará al infierno. Tan duro como cierto.

¿Eres de los que le espera?

¡QUE DIOS TE BENDIGA!

sábado, 23 de enero de 2021

Quiero

Jesucristo tiene muchos seguidores por todo el mundo. Él es muy atractivo porque Su mensaje estuvo en consonancia con Sus hechos. Por consiguiente, no nos debe extrañar que muchos le sigan. Mahoma, Buda, Gandhi y otros personajes de la historia no se pueden comparar con la Persona, mensaje y obra de Jesucristo. Ellos eran débiles humanos, como tú y yo, y Jesús fuerte como el mismo Dios que es. Aunque muchos van detrás de personas como ellos, solo en Jesús puede encontrar verdadera sanidad para sus almas. Las promesas de los gurús son inalcanzables, mientras que las promesas de Jesús están a la distancia de una petición.

Cuando descendió Jesús del monte, le seguía mucha gente. Y he aquí vino un leproso y se postró ante él, diciendo: Señor, si quieres, puedes limpiarme. Jesús extendió la mano y le tocó, diciendo: Quiero; sé limpio. Y al instante su lepra desapareció. (Mt. 8:1-3)

Es curioso ver a mucha gente seguir a Jesús, pero en este caso solo uno se acercó a Él en busca de auxilio. Seguir a Jesús sin acercarse a Él a compartir nuestras cargas no sirve de nada. El leproso de la historia así lo hizo, se acercó a Jesús. Seguramente los demás le seguían por curiosidad humana o por interés personal, pero hubo una mayoría que no se acercó a Jesús. Nuestro protagonista no solo se acercó a Jesús, sino que se postró ante Él reconociendo no solo que Jesús era un buen Maestro, una buena Persona o un buen Líder, como pensaría el gentío que iba tras Él, sino que se rindió ante la evidencia del Ser Supremo ante el que se hallaba: DIOS. Compartir nuestras cargas con Jesús sin rendirnos ante Él, tampoco sirve de nada.

“Si quieres”, le dijo el leproso. Su fe, necesaria para que Jesús actuara sanándolo, era real. “Quiero”, fue la respuesta afirmativa de Jesús. Y al instante su lepra desapareció. Ipso-facto la enfermedad fue sanada. Muchos siguen a Jesús, pero no ven su enfermedad. Esa enfermedad se llama PECADO. Sus síntomas son la soberbia y la ceguera. Siempre pasa inadvertida a todos los que la tienen y unos pocos, aquellos, que como el leproso van a Jesús con fe, son sanados. Jesús vino a sanarnos de la enfermedad del pecado haciendo que su efecto mortal fuese quitado. ¿Cómo lo hizo? Llevando Él mismo en una cruz nuestras enfermedades y dolencias porque nosotros no podíamos sanarnos a nosotros mismos. Ahora sal de la multitud y di a Jesús: Si quieres, puedes salvarme. Él te dirá: Quiero, sé salvo. Y al instante tu pecado desaparecerá.

¿Quieres?

¡QUE DIOS TE BENDIGA!

sábado, 16 de enero de 2021

Pan

Dicen los “expertos”, de esos hay muchos hoy día, que no hay alimentos para todos, que los recursos son limitados y se han inventado el latiguillo de “sostenibilidad” para hacernos creer la insuficiencia del planeta en cuestiones de abastecimiento de primera necesidad. El caso es que unos pocos se arrogan el poder de decirnos a la mayoría lo que hay que hacer y no hacer para que este planeta llamado Tierra no se colapse. Creo que el mensaje real es económico. Los mercados deben sacar el mayor partido monetario posible, aunque sea restringiéndonos el consumo o exagerándolo. Sé que podemos hacer mal uso de lo que Dios nos dio, pero también sé que el ser humano tiende al mal proponiendo en su propio beneficio medidas egoístas.

Porque el pan de Dios es aquel que descendió del cielo y da vida al mundo. (Juan 6:33)

Si un día deja de nutrirnos la tierra será porque el ser humano se lo ha ganado a pulso. Lo anterior puede llegar a ser cierto si el mismo Dios lo permitiese. Ahora bien, lo realmente verdadero es que Jesús, aquel que descendió del cielo, puede alimentar al mundo con Su pan que da vida. Cristo es el alimento que Dios ha preparado para un mundo hambriento espiritualmente. Puedes comer pan, puedes beber agua, pero llegado el momento llegarás a tener hambre y llegarás a tener sed. Solo Jesús sacia plenamente tu hambre y tu sed.


Como el pan en nuestras manos Jesús fue despedazado en la cruz. Como el pan entre los dientes Jesús fue molido en la cruz. Su sacrificio fue para darnos aliento, alimento y vida. Vida eterna que ya no esté ligada al hambre y la sed. Vida eterna donde la enfermedad y el dolor han sido desterrados. Si quieres ese Pan del cielo pon tu fe en Jesús, arrepiéntete de tus pecados ante Dios y se acabará tu inanición espiritual. Por el camino que llevas, seas de alto rango o de baja estofa, te diriges al infierno, lugar para aquellos que han rechazado el Pan de Vida por creerse que las migajas de este mundo les alimentarán eternamente.

Pan o migajas.

¡QUE DIOS TE BENDIGA!

sábado, 9 de enero de 2021

La Vacuna

Al igual que el Pensador de Rodin, muchos andan solitarios a la hora de tomar decisiones, buscar soluciones y pedir consejo. Se auto aíslan detrás de sus conocimientos parciales y sus experiencias personales. A esa vida solitaria se le llama ego. El yo por encima de todo y de todos. El yo anida en el complejo de inferioridad y en el complejo de superioridad. Estos dos complejos demandan dos cosas: ser el centro de atención y éxito en los planes. Si la demanda de atención no es satisfecha o si los planes fracasan, la depresión llega. La sociedad que vivimos actúa de esa forma y así nos va. Entre depresiones, angustias y otros males que afectan al cuerpo y al espíritu.

No seas sabio en tu propia opinión; Teme a Jehová, y apártate del mal; Porque será medicina a tu cuerpo, Y refrigerio para tus huesos. (Proverbios 3:7-8)

 

La controvertida vacuna del covid-19 se debe inyectar en dos dosis para que, según los expertos, haga su pleno efecto. El efecto que tendrá es incierto, pero lo tendrá. El sabio Salomón, en pocas palabras, nos describe la enfermedad que padece este mundo angustiado y el porqué, y su vacuna. La enfermedad es apoyarse en la sabiduría propia, no temer a Dios y vivir en el pecado. La vacuna es de triple dosis: No ser sabio en nuestra propia opinión, temer a Dios y apartarse del mal.


Inyectarse esta triple vacuna causará los efectos deseados: un cuerpo sanado y paz para el espíritu. El comentarista bíblico William McDonald nos a firma al referirse a esta promesa que “Salomón, por inspiración divina, se adelantó a sus contemporáneos en el área de la ciencia médica”.[1] Y no le falta razón. Dios nos creó como un todo. Lo que afecta a la mente y las emociones, afecta al cuerpo físico y viceversa, lo que afecta al cuerpo físico afecta a la mente y a las emociones. El corazón alegre constituye buen remedio; Mas el espíritu triste seca los huesos, se nos vuelve a afirmar en Proverbios 17:22.

Dios usa nuestro cuerpo para que sea receptor de lo que ocurre en nuestro espíritu. Al somatizar nuestras emociones podemos darnos cuenta real de que algo está funcionando mal. C.S. Lewis, en su libro El problema del dolor, comenta: “Dios susurra y habla a la conciencia a través del placer, pero le grita mediante el dolor: el dolor es su megáfono para despertar a un mundo adormecido”. Al igual, el dolor que Jesucristo padeció en la cruz fue el megáfono de Dios para despertarnos de nuestro letargo espiritual. Si Jesús no lo consigue, nada lo hará. Si quieres ir más allá de la enfermedad del cuerpo y de la mente debes tener fe en Jesucristo, y no en ti. Si quieres salvarte has de respetar a Dios. Si quieres ser salvo pide a Dios que perdone tus muchos pecados, reconcíliate con Él. Tu cuerpo y espíritu hallarán la paz que solo pueden alcanzar los hijos de Dios.

¡Vacúnate!

¡QUE DIOS TE BENDIGA!



[1] William McDonald, Comentario bíblico (CLIE, 2004), 779.

sábado, 2 de enero de 2021

2021

“No hay mal que por cien años dure ni cuerpo que lo aguante”. 2020 se fue y parece que duró cien años. 2021 comienza heredando los males que malograron el anterior año. Ejemplos: el coronavirus y sus incertidumbres, la política y sus intereses, las ideologías y sus aberraciones y el desplome económico y sus aprovechados. Un amigo de Facebook ha compartido un artículo con una estadística terrorífica: cada dos horas y media se suicida una persona en España.[1] Diez personas deciden dejar este mundo de forma abrupta. Es tan escandaloso el hecho que ya no pueden esconderlo más aquellos que enarbolan la bandera de lo políticamente correcto.

¡Vamos ahora, ricos! Llorad y aullad por las miserias que os vendrán. Vuestras riquezas están podridas, y vuestras ropas están comidas de polilla. Vuestro oro y plata están enmohecidos; y su moho testificará contra vosotros, y devorará del todo vuestras carnes como fuego. Habéis acumulado tesoros para los días postreros. He aquí, clama el jornal de los obreros que han cosechado vuestras tierras, el cual por engaño no les ha sido pagado por vosotros; y los clamores de los que habían segado han entrado en los oídos del Señor de los ejércitos. Habéis vivido en deleites sobre la tierra, y sido disolutos; habéis engordado vuestros corazones como en día de matanza. Habéis condenado y dado muerte al justo, y él no os hace resistencia. (Santiago 5:1-6)

Todos los males intentan maquillarse para que luzcan menos feos y hasta se nos muestren con un rostro cuasi bello. De mientras, a las personas les sangra el alma y a los poderosos les resuman los bolsillos. 2021, por desgracia, seguirá padeciendo de los mismos males que 2020. Llámame pesimista que yo me llamaré realista. Dedico este escrito a todos aquellos que, siendo privilegiados, no han movido aún un dedo por su prójimo. ¡Todavía estás a tiempo de ser mejor! Si no hacéis nada un día lloraréis aullando como desesperados porque habéis amasado riquezas injustas esclavizando a vuestros trabajadores. Habéis malgastado vuestras riquezas injustas en vicios y orgías hasta tal punto que vuestras manos están rezumando sangre de los justos que habéis asesinado porque no pudieron con vuestro poder. ¡TODAVÍA ESTÁS A TIEMPO DE SER MEJOR!


Imitad a JESÚS que por amor a vosotros se hizo pobre, siendo rico, para que vosotros con su pobreza fueseis enriquecidos (2 Corintios 8:9). Jesús amó a las personas, ámalas tú. Jesús se hizo pobre, siendo rico, para que los demás nos enriqueciésemos. Hazte pobre para enriquecer a todos los que puedas. Pero antes enriquécete con la verdadera riqueza con la que el Señor Jesucristo quiere que seas rico: Su perdón de tus pecados y Su salvación de la muerte eterna. Su pobreza llegó a tal extremo que en una cruz murió como un paria para pagar el precio de nuestros errores. Privilegiado, sea cual sea tu nombre o tu estatus, arrepiéntete de tus pecados, pon la fe en Cristo y Él será tu única riqueza. Lo demás compártelo con el necesitado.

Aún hay tiempo.

¡QUE DIOS TE BENDIGA!