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sábado, 20 de julio de 2019

Tratar el Síntoma


Es necesario tratar con los síntomas de la enfermedad para alivio del enfermo. El gran problema es quedarse ahí y no sanar la enfermedad que causa el síntoma. Los fármacos, en general, están pensados para curar los síntomas y como resultado la enfermedad que los provoca sigue ahí, aunque por un tiempo no se haga notar. Otro hecho contrastado es que los enfermos una vez curados realmente vuelven a sus hábitos de vida perniciosos y, como consecuencia, recaen en la misma enfermedad de la que ya fueron sanados. En resumen, la unión de fármacos que sólo tratan síntomas y la irresponsabilidad humana son un círculo vicioso donde tanto remedios que no curan como regreso a patrones de vida insanos, no acaban con la enfermedad.

Greenpeace es, a mi parecer muestra de ello. Honro su labor que por años lucha contra los agravios que estamos infringiendo contra la creación de Dios. Sin lugar a dudas que son muy necesarios pero están tratando con los síntomas de una enfermedad que se les escapa de las manos o ni siquiera se las ha pasado por la cabeza. El síntoma es bueno porque avisa de que algo se está desequilibrando en el cuerpo o en la naturaleza. Quedarse en el síntoma arregla poco y al final la enfermedad ganará la batalla. Si esta sociedad no pone el remedio adecuado a su enfermedad, al final moriremos.
Pero lo que sale de la boca, del corazón sale; y esto contamina al hombre. (Mateo 15:18)
Jesús nos habla de la procedencia de la contaminación. Él no trata el síntoma sino la enfermedad que provoca el síntoma. El proceder moral del hombre es la enfermedad que provoca el síntoma de la contaminación propia y ajena. Cuando cualquier asociación, como Greenpeace, lucha contra la devastación de la naturaleza debería tener muy presente que lucha en contra del corazón del hombre, es decir, sus deseos de riqueza y prosperidad a costa de cualquier precio. La Biblia, la Palabra de Dios, llama a esta enfermedad pecado y la única profilaxis efectiva contra el pecado es Jesucristo, el Hijo de Dios, que por medio de Su sacrificio en la cruz hizo posible que las personas podamos tener paz con Dios. Sólo los que crean en Él tendrán una visión real del mundo y serán librados de una muerte eterna separados de Él.
Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido. Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados. (Isaías 53:4-5)
Contaminados contaminando.

¡QUE DIOS TE BENDIGA!