Lo queramos o no vivimos en una sociedad de paños calientes.
Esta semana me ha tocado repasar el tema del pecado a la luz de la Biblia. El tratamiento
que ella le da al asunto es muy serio. El pecado no es un tema que pueda
minimizarse aplicando paños calientes. El pecado ha conseguido que la
naturaleza se haya degradado hasta el punto de llegar a morir. El pecado ha
logrado algo peor: apartarnos de Dios. El diccionario de la Real Academia
Española de la lengua (DRAE) usa tres acepciones para explicar “paños calientes”:
1. Diligencias y buenos oficios que se aplican para templar el rigor o aspereza con que se ha de proceder en una materia.
Este mundo maquilla descaradamente lo que le parece feo para
que su conciencia siga cauterizada. Todo es relativo, por lo tanto, el pecado
también. El pecado se maquilla y hasta se exalta. Hablar de pecado es siempre
una exageración retrógrada e impositiva que busca quitar la libertad
(¿libertinaje?) del ser humano. Por lo tanto, se sigue apagando la luz ante las
evidencias del pecado como aquel árabe que comía higos y descubrió que en uno
había un gusano, apagó la luz de la habitación y siguió comiendo. La mayoría
sigue comiendo pecado.
2. Remedios paliativos e ineficaces.
Lo que recibe un enfermo terminal solo sirve para aliviar el
dolor, y a veces ni eso. En muchos casos los mismos remedios anticiparán la muerte
del enfermo, de ahí que sean ineficaces. El adoctrinamiento que sufres en
cuanto a la inexistencia del pecado es un tratamiento que te llevará a la
muerte más aterradora: la separación de Dios por la eternidad. Te están
engañando y te estás engañando porque el pecado te está llevando a una
eternidad en el infierno. Como verás no uso paños calientes. La verdad puede
ser dolorosa pero persigue un buen fin, tu salvación eterna.
3. Diligencias e instancias que se hacen para avivar a alguien en orden a que ejecute lo que le está encomendado.
En este sentido el mensaje del evangelio es un paño caliente
debido a que da esperanzas instando al que escucha a que actúe según el consejo
que se le está dando. ¿Cuál es el mensaje del evangelio? ¡JESUCRISTO! Él abre
una vía única para contrarrestar los efectos nocivos del pecado trayendo luz a
la mente y el corazón de aquellos que andan en tinieblas debido a sus pecados. Esa
brecha fue abierta por medio de pagar en una cruz por nuestros pecados que
habían hecho enojar a Dios y apartarse de nosotros. Querido lector, cree en
Jesús y arrepiéntete de tus pecados ante el Padre. Él está deseoso de recibirte
como hijo.
Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados. (Efesios 2:1)
Ni te engañen ni te engañes.
¡QUE DIOS TE BENDIGA!