sábado, 20 de noviembre de 2021

Mi Gozo en un Pozo

En muchas ocasiones lo que nos causa alegría, se frustra. Lo que pensábamos que nos daría felicidad al final resulta ser engañoso. Eso ocurre cuando basamos la felicidad en lo efímero, lo quebradizo, la mentira… Nos dejamos llevar por obtener posesiones, escalar nuevos puestos, ser admirados y un sinfín de emprendimientos para dar nuevamente con el gozo en un pozo. El verdadero gozo no está en lo que tengo, lo que soy o lo que despierto en los demás. La felicidad duradera está en encontrar aquello para lo que los seres humanos estamos llamados a hacer en el plano espiritual y material.

Mientras él decía estas cosas, una mujer de entre la multitud levantó la voz y le dijo: Bienaventurado el vientre que te trajo, y los senos que mamaste. Y él dijo: Antes bienaventurados los que oyen la palabra de Dios, y la guardan. (Lucas 11:27-28)

Jesús lo explicó claramente. Ser bienaventurado no tiene que ver con la familia a la que se pertenece o con la educación que se ha recibido. El gozo duradero emana exclusivamente de la obediencia a la Palabra de Dios. ¿Quién no quiere ser feliz? Sería de tontos no querer serlo. Ahora bien, si eliges la felicidad vana no te extrañes nunca de perderla, como hasta hoy, a la más mínima contradicción. Ten muy en cuenta que el gozo que Jesús da al obedecerlo trasciende a las circunstancias, sean éstas felices o tristes. Es tremendo ver como el suicidio está ganando todas las estadísticas de causas de muerte al año. La alegría se fue de estas personas en grado sumo. Advertencia: Si tu vida se asienta en la alegría fugaz, tienes un problema mayúsculo.

Jesús trae alegría al corazón. Él vino a dar buenas noticias a los mendigos, vino a curar a los que tienen el corazón hecho añicos, vino a liberarnos del pecado y de Satanás, vino a que recobrásemos la vista y dejar la ceguera atrás. ¡Cómo disfrutan aquellos que han obedecido la Palabra de Dios! Jesús, con Su sacrificio en la cruz, nos trajo gozo eterno porque nos dio a conocer la verdad, nos curó el corazón, nos liberó de la muerte y nos devolvió la vista para ver Sus obras por nosotros. Querido lector, ¿quieres obtener esa calidad de gozo? Obedece la Palabra de Dios. Como el mejor inicio de tu obediencia arrepiéntete de tus pecados delante de Dios y comienza a seguir los pasos de Jesús que se hallan en la Biblia. Tu felicidad eterna depende de ello.

Mi gozo está en Jesús.

¡QUE DIOS TE BENDIGA!

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