sábado, 11 de agosto de 2012

Tu Estilo A Juicio


¿Qué estarías dispuesto a hacer, por tu parte, si alguien te propusiera un cambio de imagen porque, sin darte cuenta, lo estás pidiendo a gritos? Estamos inmersos en una sociedad en la que prevalece la estética personal. Es importante, en su justa medida, un "look" que haga juego con nuestra personalidad.


Y esto lo saben muy bien en el reality show televisivo "Tu estilo a juicio". El mecanismo del show es sencillo: eligen a una persona que es dejada en el cuidado de su imagen y, por lo tanto, estéticamente es un desastre para los parámetros del programa; el personaje elegido recibe el juicio de un primer jurado que es claro y duro en sus observaciones, es decir, no tienen pelos en la lengua para calificar con todo tipo de adjetivos a la persona en cuestión, y estos comentarios no son nada halagüeños; comienza la trasformación del protagonista con todo lo necesario para que estéticamente no cause repulsa: cambio de forma de vestir, diferente peinado, una visita por el dentista, pruebas para elevar la autoestima, y todo lo que haga falta para mejorar visiblemente su imagen; y, al final, pasa nuevamente por el juicio de un segundo jurado diferente al primero, y este, queda estupefacto por el nuevo look del protagonista. De una imagen de mendigo han conseguido trasformar a la persona en una atractiva estrella de cine.

Esto hace Jesús con las personas que se acercan a ÉL. Jesús es el Creador de todo lo que existe y como creativo que es quiere decorar todo lo que se pone al alcance de su mano de artista. Su meta es restaurar a las personas de cualquier condición: guapos / feos; gordos / flacos; alegres / tristes; pobres / ricos; orientales / occidentales... TODO EL MUNDO... que quiera. Es que mi Señor Jesús es un caballero y no fuerza a nadie. Él te avisa de lo mal que se encuentra tu vida, lo que haría con ella, y dependiendo de tu respuesta a su ofrecimiento lo que te pasará en el futuro. Vida eterna si dejas que Él haga la obra que quiere en ti, o muerte eterna si rehúsas su ofrecimiento. Es que hay algo mucho más profundo que un simple cambio de look. La Palabra de Dios nos advierte lo siguiente:

Engañosa es la gracia, y vana la hermosura; La mujer que teme al Señor, ésa será alabada.  (Proverbios 31:30)

El hombre o la mujer que respetan (temen) al Señor serán honrados por ello. Es que la belleza física dura unos años. Pero...

Bienaventurado el hombre que teme al Señor, y en sus mandamientos se deleita en gran manera.  (Salmos 112:1)

El que confía en que Dios hace lo que es necesario para su vida en cada momento vive muy feliz (bienaventurado). Realmente vive disfrutando de toda la información que puede aprender por medio de la Biblia.


Como en el show "Tu estilo a juicio", Jesús pone tu estilo de vida a juicio. ¿Sabes que dice la Biblia de tu estilo? Dios te ha juzgado severamente por tu pecado y vas a morir apartado de Él y sin posibilidad de restauración. Sí, PECADO. Altanería, glotonería, blasfemia, lujuria, pasiones sexuales contra natura, mentira, murmuración, codicia, asesinatos y toda clase de pecados que podamos llegar a cometer y hemos cometido. Para Dios somos seres con una estética nauseabunda por culpa del pecado que nos separa de Él. Sé que el cuadro que he descrito es muy crudo. Imagínate, querido lector, que tu hijo comete contra ti la vileza más grande que te pueda hacer. ¿Qué harías? Contesto por ti: lo desheredarías. Eso hizo Dios con nosotros y perdimos la belleza interior y exterior porque desde ese momento al nacer morimos muriendo.


Pero Dios no se queda ahí. Es que tiene un corazón más grande que todo el universo. Se inventa la forma de devolvernos la belleza interior y exterior y toma la decisión del millón de dólares, la única decisión posible en el camino de salvarnos de las arrugas de la muerte eterna: envía al Justo, su Hijo, a ser sacrificado cruelmente por ti y por mí. Esto abre la posibilidad maravillosa de volver la cara a Dios, y permitir que Él sane lo enquistado cubriendo las heridas profundas que hay en tu alma y espíritu Y que se ven a raudales en cada centímetro de tu cuerpo. Es que los años pasan facturas que se van acumulando en el alma y no hay posibilidad de perdonarse a menos que el mensaje de salvación en Cristo te cale hasta los huesos y dejes que Dios le dé un nuevo look a tu vida necesitada.

Toma dos decisiones sabias: CREE EN EL MENSAJE DEL EVANGELIO Y ARREPIÉNTETE DE TUS PECADOS DELANTE DE DIOS.


El mensaje del evangelio es, como te expliqué un poco antes, la decisión de Dios por ti. Aunque le fallaste te ama y lo demuestra por medio del sacrificio de su Hijo Jesús en la cruz, pagando la cuenta que no puedes pagar y que habías dejado pendiente con Dios por causa de tu pecado y rebelión. Arrepentirse es dar media vuelta y andar con un rumbo diferente. Si después de clamar a Dios con arrepentimiento tu vida no denota un cambio profundo debes examinar con cuidado la calidad y honradez con la que te arrepentiste. Dios busca a personas que desean ser trasformadas voluntariamente por Él con corazones sinceros, mentes conscientes, responsables y con fe genuina.

¿Deseas realmente, porque lo notas, verte con un nuevo look espiritual? El cuerpo morirá pero tu espíritu es eterno. Te toca decidir.


Ya has pasado por el primer juicio de Dios: hay pecado en tu vida que te separa de Dios del cual debes arrepentirte para que Él pueda poner manos a la obra en Su plan de hacer de ti algo nuevo y bello. El segundo juicio, si te arrepientes hoy, será para más bendición porque recibirás el abrazo de Dios en vivo y en directo cuando llegues al Cielo prometido.


Hay otro segundo juicio para los que no se tomaron en serio estas palabras y no las pusieron en su corazón obedeciendo la voz de Dios: SERÁN DESTERRADOS AL INFIERNO POR LA ETERNIDAD. ¿Vas a perder la oportunidad de tu vida sabiendo que tu estilo te afea ante Dios hasta tal punto que te estás jugando la eternidad? Sé sabio y piensa profundamente en las consecuencias adversamente terribles a las que estás expuesto por no querer creer y mucho menos arrepentirte de tus pecados. PIENSA.

Déjale dar un nuevo look a tu corazón.

¡QUE DIOS TE BENDIGA!

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