sábado, 14 de julio de 2018

Sed Humanos


Mostró indignación por el hecho de importunarle en su tiempo de descanso semanal. El fin de semana no es tiempo para responder a cuestiones que corresponden al trabajo de la semana, dijo de forma contundente. Cierto, todos tenemos derecho a momentos de asueto y solaz, sin tener que preocuparnos por atender a la rutina del trabajo. A Dios gracias, la ley ha provisto del descanso de fin de semana, entre otros, ya que han corrido tiempos más desconsiderados con el proletariado. En la actualidad nos podemos permitir sentir el incordio de ser requeridos en medio del apacible descanso.

Su indignación no quedó ahí. – ¡Sed más humanos!, nos gritó a todos los presentes. Después de analizar la escena puedo decir que ser humanos es el problema. Es que no podemos dejar de serlo. Es imposible, humanamente, ser más humanos. A no ser que el mensaje que quería soltar fuese “atended a mis necesidades por encima de las vuestras”, muy típico del ser humano. La humanidad que contemplamos es una humanidad en desgracia. Hemos perdido el estándar para el cual fuimos creados, la gloria de Dios. Hubo un momento en nuestra historia que rezumábamos por los cuatros costados, como la luz del sol, esa gloriosa imagen que Dios tiene. Eso se perdió por causa del pecado.
 
Y Jesús les respondió: Mi Padre hasta ahora trabaja, y yo trabajo. (Juan 5:17)

Dios no descansa. Si descansara un solo instante todo se haría trizas. El trabajo de Dios eres tú, soy yo. Jesús sufrió nuestra humanidad a unos extremos que hacen quedar en nada las quejas de aquellos que, por ser estorbados en su tiempo de ocio, reclaman justicia. Al contemplar a Jesucristo clavado en una cruz hallamos la gran obra que desde tiempos inmemoriales ha estado elaborando Dios. La meta para la humanidad es devolvernos esa imagen que nos hacía relucir con la gloriosa imagen de Dios a tutti pleni. Este trabajo divino no conoce descanso ni repara en gastos. Esta ocupación no resulta un lastre para Dios. Quizá nos moleste una interrupción vacacional, pero a Dios no le molesta nuestras incursiones. Su vocación somos tú y yo. Él tiene el chiringuito abierto las 24 horas 365 días al año. Cree en Jesucristo y arrepiéntete de tus pecados. Llegarás a alcanzar la humanidad que deseas.

Errare humanum est.

¡QUE DIOS TE BENDIGA!

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