sábado, 10 de abril de 2021

Lo Prioritario

Ciertas conversaciones son muy reveladoras. Te hacen ver dónde está el corazón de cada persona. Esta semana, sin ir más lejos, he tenido una de esas conversaciones. La persona que hablaba conmigo tenía inquietudes espirituales, quizá por encima del promedio que hoy se ve. Departíamos sobre que los milagros suceden y como había experimentado uno de ellos en su propia vida. Daba gracias a Dios por ese milagro en su vida a la vez que me confesaba que lo que estaba compartiendo conmigo no lo podía compartir con casi nadie de su entorno porque parecía que estaban viendo a un bicho raro. Su deseo máximo y oración constante era que Dios cuidase la salud propia y de su familia.


Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas. (Mateo 6:33)

 

No es de extrañar que suene a chino cuando alguien ve lo milagroso de ciertas circunstancias de la vida. Hasta los griegos, tan aclamados ellos, habían dejado espacio en sus conocimientos para el aspecto milagroso que se sale del alcance de la ciencia de laboratorio. Metafísica, es decir, más allá de la ciencia, la llamaron. Aunque es un buen paso darse cuenta que lo milagroso existe y que proviene de Dios, quedarse simplemente en pedir salud o felicidad se queda corto para lo que realmente Dios nos está ofreciendo. Un día, moriremos, le dije. Está bien pedir por bienestar a Dios. Eso es bíblico. Pero, lo verdaderamente importante Jesús lo ha enseñado. Jesucristo desea que pongamos un orden de prioridades a cada una de nuestras vidas.


En Primer y último lugar Jesús nos manda a buscar las cuestiones que atañen a Su reino y su justicia. Jesús enseña que el afán y la ansiedad de esta sociedad por alcanzar metas irrealizables por ser antinaturales nos lleva a la enfermedad del alma y del cuerpo. Por lo tanto, debemos ocupar el tiempo en las cosas eternas, Su reino y su justicia, y desocuparnos de las cosas perecederas. La promesa de Jesús para todos aquellos que indagan en las cosas de Su reino y su justicia es que nuestras necesidades físicas se verán satisfechas porque Él mismo se ocupará de abastecernos. Si nos centramos en lo eterno, en Él, Él se ocupa de lo perecedero, nosotros. Querido lector, ocúpate de Jesús, que ya Él se ocupará de ti. Él cumple a cabalidad Sus promesas. Lo hace conmigo y lo hará contigo. Su sacrificio en la cruz por nuestros pecados es el sello que garantiza que podemos salvarnos de la muerte que conlleva el pecado que nos acusa ante Dios. Cree en Jesús y arrepiéntete de tus pecados y comenzarás a ocuparte de Su reino.

Él es nuestra prioridad.

¡QUE DIOS TE BENDIGA!

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