sábado, 15 de mayo de 2021

Culpa, Vergüenza y Temor

Jesucristo tiene respuestas para todos. No importa la cultura en la que se haya nacido, el estrato social o las experiencias subjetivas de cada persona. Él te dará una respuesta satisfactoria a tu necesidad más acuciante. Si procedes de una cultura occidental los sentimientos de culpabilidad por haber transgredido las leyes te asaltarán cada vez que cometas un acto ilícito y buscarás, por medio de un pago o acción ser declarado inocente. Si tu cultura es oriental la vergüenza te acompañará si fallas a tu familia, grupo o nación y desearás restaurar las relaciones rotas y recuperar el honor perdido. Por último, si la cultura a la que perteneces es animista el temor a ofender a los espíritus y el intento de tener poder sobre ellos serán tu modus vivendi.

Alumbrando los ojos de vuestro entendimiento, para que sepáis cuál es la esperanza a que él os ha llamado, y cuáles las riquezas de la gloria de su herencia en los santos, y cuál la supereminente grandeza de su poder para con nosotros los que creemos, según la operación del poder de su fuerza. (Efesios 1:18-19)

Jesús alumbra el entendimiento de las personas y les hace ver, dependiendo de su cultura predominante qué deben saber para librarse de esas cadenas que arrastran, impidiendo ver la salvación de Dios en Jesucristo. Frente a la culpabilidad occidental la Biblia declara que hay esperanza de perdón para los culpables de sus pecados en Cristo. Para la vergüenza de los orientales hay restitución del honor de tal forma que tienen herencia en la familia de Dios. Aquellos animistas que viven esclavizados por el temor a sus dioses tienen la oportunidad de experimentar el gran poder de Jesucristo para liberarlos.

Jesucristo vino a salvar a todos. En Él no hay discriminación por sexo, etnia o cultura. Jesús puede responder plenamente a tus inquietudes hallando total satisfacción en aquello que buscas. Si te sientes culpable por tus pecados, Él te perdona. Si te sientes avergonzado por deshonrar a tu familia, Él te devuelve el honor. Si te sientes temeroso por creer que los espíritus te pueden dañar, Él te da Su poder porque venció sobre todo y todos. ¿Por qué puede hacerlo? Porque es Dios hecho hombre. Él fue perfecto sin culpa sin vergüenza y sin temor. Por eso se sacrificó por nosotros en una cruz, tomando el lugar de nuestra culpa, vergüenza y temor y otorgando la inocencia a los culpables, el honor a los avergonzados y el poder a los temerosos. Querido lector, arrepiéntete de tus pecados ante Dios, cree a Jesucristo y serás declarado inocente del pecado, honrado como hijo de Dios y protegido por Su poder infinito.

Jesús es tu respuesta.

¡QUE DIOS TE BENDIGA!

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