Un buen estratega siempre idea un plan para salvarse si el
principal ha fracasado. No es prudente ir por la vida de sobrado y auto
engañarse, creyendo que todo saldrá como quiero o creo. Por lo tanto,
planificar diferentes opciones es plausible ya que la vida da muchas vueltas de
forma imprevisible. Estos consejos son excelentes para la vida en la tierra,
donde trazamos planes según nos convengan y los vamos adecuando a las
circunstancias e intereses personales y grupales. Ahora bien, estos consejos no
son aplicables a la vida más allá de la tumba… allí no hay plan B que nos salve
si no nos acogemos al plan A.
El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos, y creed en el evangelio. (Marcos 1:15)
El plan A de Jesús es la única forma de salvarse que tenemos
los seres humanos que Dios creó. De nada sirve tu estatus social, religioso,
económico, nacional o académico. Tampoco es ningún mérito ser “bueno” ayudando
a las ancianitas a cruzar la calle, ceder tu asiento en el autobús, dejar pasa a
alguien en la cola del supermercado, defendiendo con el alma y el corazón a los
lindos animalitos, ni siquiera sembrar un árbol te hace merecedor del plan A de
Jesús. A este lado de la vida tu plan B para salvarte sólo se queda en la
tumba, no trasciende. Arrepentirse y creer en el evangelio es el plan A de
Jesús para que tu vida merezca la pena al otro lado del sepulcro. Jesús te ha
tendido Su mano, ¿seguirás con tu plan B?
Hay camino que al hombre le parece derecho; Pero su fin es
camino de muerte. (Proverbios 14:12). Querido lector, ¿a dónde te
lleva tu singladura planificada? Tú no puedes salvarte a ti mismo. ¡Nadie
puede! Tu pecado lo impide. Tu incredulidad en el evangelio, también. Esto no
es un llamado a hacerte religioso sino a seguir a Jesús. Si quieres vivir
eternamente sigue el plan A de Jesús, no hay otro. Arrepiéntete de tus pecados
y cree en el evangelio, las Buenas Noticias de Dios. El reino de Dios está
cercano por medio de Jesucristo. Él abrió la puerta de Su reino, padeciendo en
una cruz por ti y por mí, Es más, nosotros deberíamos haber estado en esa cruz
pero Su justicia y amor nos alcanzó.
¿Seguirás con tu plan B?
¡QUE DIOS TE BENDIGA!
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