sábado, 29 de noviembre de 2014

Navidad 2014: Anuncio Del Nacimiento De Jesús

Estas navidades me propongo relatarles la historia de la navidad aprovechando el texto bíblico que se encuentra en el evangelio de Lucas. Nada hay mejor para conocer con pelos y señales la auténtica historia del nacimiento de Jesucristo “quien, siendo por naturaleza Dios, no consideró el ser igual a Dios como algo a qué aferrarse. Por el contrario, se rebajó voluntariamente, tomando la naturaleza de siervo y haciéndose semejante a los seres humanos” (Filipenses 2:5-7). Este es el Jesús que predico: Dios hecho hombre para acercarse a ti y a mí. Ese es el resumen de la historia genuina del advenimiento de Jesucristo. Comencemos pues…

A los seis meses, Dios envió al ángel Gabriel a Nazaret, pueblo de Galilea, a visitar a una joven virgen comprometida para casarse con un hombre que se llamaba José, descendiente de David. La virgen se llamaba María.




El ángel se acercó a ella y le dijo: — ¡Te saludo, tú que has recibido el favor de Dios! El Señor está contigo. Ante estas palabras, María se perturbó, y se preguntaba qué podría significar este saludo.





—No tengas miedo, María; Dios te ha concedido su favor —le dijo el ángel—. Quedarás encinta y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Él será un gran hombre, y lo llamarán Hijo del Altísimo. Dios el Señor le dará el trono de su padre David, y reinará sobre el pueblo de Jacob para siempre. Su reinado no tendrá fin.

— ¿Cómo podrá suceder esto —le preguntó María al ángel—, puesto que soy virgen? —El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Así que al santo niño que va a nacer lo llamarán Hijo de Dios.

También tu parienta Elisabet va a tener un hijo en su vejez; de hecho, la que decían que era estéril ya está en el sexto mes de embarazo. Porque para Dios no hay nada imposible.





—Aquí tienes a la sierva del Señor —contestó María—. Que él haga conmigo como me has dicho. Con esto, el ángel la dejó. (Lucas 1:26-38)




Porque para Dios no hay nada imposible…

…y menos aún cuando se trata de demostrar Su amor por los seres que Él mismo formó con Sus manos. Jesús fue anunciado. Todos fuimos apercibidos de Su llegada a este mundo. Aquí no cabe lugar a hacer oídos sordos y exclamar: ¡Yo no me enteré! Sí hay lugar para el desinterés, el rechazo o la indiferencia pero no para justificar la desinformación de este evento sin igual en la historia mundial.

Jesús nos visitó porque lo necesitamos y el anuncio de Su nacimiento fue el primer paso del plan trazado por Dios desde que el hombre pecó, despreciándolo. El propósito de este anuncio especial es darnos un toque de atención para que preparemos nuestras mentes y corazones a la historia de Jesucristo.


Jesús fue anunciado, por lo tanto, no digas que no te enteraste.

Continuará…

¡QUE DIOS TE BENDIGA!

sábado, 22 de noviembre de 2014

Dios No Es Lo Importante

Sesenta y dos. Ese es el ranking, según una empresa que se dedica a esos menesteres, ocupado por España en nivel de felicidad. Hay sesenta y una naciones que son más felices que nosotros. Por lo visto, el primer lugar lo ocupan los costarricenses. Habrá que preguntarles a ellos el secreto de su felicidad. No sé si estas estadísticas son muy fiables porque quizá no se pueden extrapolar las mismas encuestas de un país a otro, ya que, seguramente, lo que hace feliz a un costarricense a mí,  ni me va, ni me viene, por cuestiones obvia de cultura y necesidades sociales.

La felicidad tiene que ver con las cosas que importan. Para el estudiante aprobar los exámenes es fuente de felicidad, para la ama de casa su propia felicidad es ver felices a los suyos, para el profesor es sembrar en sus alumnos conocimientos que los hagan crecer como personas, para el juez es hacer cumplir la ley, para el padre es proveer sustento y seguridad en su familia, para el músico es trasmitir sentimientos que lleguen al corazón y al alma que hagan brotar hasta las lágrimas de los ojos más secos, para el actor… para el bombero, para el doctor… para el currante…

Los ríos todos van al mar, y el mar no se llena; al lugar de donde los ríos vinieron, allí vuelven para correr de nuevo. (Eclesiastés 1:7)

El caso es que sí podemos ver a personas que parecen ser más felices que otras y nos gustaría conocer su o sus secretos para tal estado. La pregunta obvia es qué te hace feliz en este momento porque a felicidad es un activo que se puede devaluar rápidamente. Creo que cumplir las metas que uno se ha impuesto trae felicidad, el problema es que cuando hemos cumplido con nuestras expectativas debemos tener nuevas metas, porque lo alcanzado ya no nos trae la misma felicidad. Esto se puede, y de hecho se convierte, en una espiral eterna de insatisfacción ante cualquier éxito, porque creemos que nada es suficiente.

Si toda felicidad se puede acabar, ¿qué es lo más importante? Queda claro, el título de esta entrada lo resalta, que Dios no es lo importante. Lo importante para las personas es centrarse en sus metas y logros, para después enfrascarse en esa espiral eterna de insatisfacción que no podemos negar por lo visible que se nos presenta. Yo también creo que Dios no es lo importante para ser feliz y tener propósito porque DIOS ES LO MÁS IMPORTANTE. Si Dios no es lo más importante para ti, querido lector, nunca sentirás una felicidad con fundamento sino cambiante, como el tiempo. Lee a continuación el consejo de Salomón que es el mensaje que nos legó a los que vendríamos después de él.

El fin de todo el discurso oído es este: Teme a Dios, y guarda sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre. Porque Dios traerá toda obra a juicio, juntamente con toda cosa encubierta, sea buena o sea mala. (Eclesiastés 12:13-14)

Guardar los mandamientos de Dios es el todo del hombre. Si quieres encontrar la felicidad que solamente se halla en el verdadero propósito por el cual fuimos creados, sencillamente obedece los mandamientos de Dios. Si quieres ir al Cielo obedece los mandamientos de Dios. ¿Cómo comenzar a obedecer? Reconociendo que has desobedecido los mandamientos de Dios en algún punto o en todos los puntos y confesándolos a Dios con arrepentimiento. También tienes que creer en Cristo porque Él pagó por tus pecados en una cruz para que el Padre te recibiera como hijo. Lo humano pasará a un segundo plano y Dios pasará al primer plano ordenando y restaurando tu vida para que tu felicidad esté puesta en lo que perdura, y no en lo que se marchita. De no ser así ni Dios no podrá salvarte de tus malas obras o pecados.

El gozo del Señor es mi fortaleza.

¡QUE DIOS TE BENDIGA!

sábado, 15 de noviembre de 2014

Un Hola Vale Más Que Mil Palabras

Hace unos días vi un corto que trataba de motivar a no perder la buena costumbre de saludar cuando se llega a algún sitio. En los tiempos que corren esa costumbre se está perdiendo, y en según qué países hasta resulta muy extraño saludar cuando se llega a cualquier establecimiento. Es un signo de los tiempos que cada vez vivimos más aislados, como islas en medio del mar. Me gusta saludar a las personas cuando me encuentro con ellas, me parece una falta de respeto no hacerlo, pero igualmente me gusta que me devuelvan el saludo. ¿Has saludado alguna vez y no te han devuelto el saludo, querido lector?

A mí sí me ha pasado, y muchas veces, por desgracia. La sensación que se me queda es de tener un súper poder. Sí, de esos que vemos en nuestros admirados súper héroes de la niñez, la adolescencia y la adultez. Más concretamente el súper poder que tengo cuando no atienden mi saludo es la invisibilidad. ¡Me transformo en el hombre invisible! Esto me ocurre a menudo pero creedme, tengo tantas personas para las cuales no soy invisible que no me importa. Si alguien no te devuelve el saludo… él o ella se lo pierde.

Cuando llegó la noche de aquel mismo día, el primero de la semana, estando las puertas cerradas en el lugar donde los discípulos estaban reunidos por miedo de los judíos, vino Jesús, y puesto en medio, les dijo: Paz a vosotros. (Juan 20:19)

La escena anterior se desarrolla después que Jesús resucitó. Aunque las puertas de la casa estaban cerradas por el miedo que sentían Sus discípulos, Jesús entra. Lo primero que hace es lo que se esperaría de una persona educada, el saludo. En nuestro entorno es un simple hola, buenos días, buenas tardes, etc. En la cultura hebrea el saludo es Shalom que se traduce paz a vosotros. Me imagino que los discípulos no reaccionaron educadamente respondiendo al saludo, más bien se quedaron pasmados. Y cuando les hubo dicho esto, les mostró las manos y el costado. Y los discípulos se regocijaron viendo al Señor. Entonces Jesús les dijo otra vez: Paz a vosotros. Como me envió el Padre, así también yo os envío (Juan 20:20-21). Jesús les muestra Sus credenciales para que comprueben que no les miente y ellos se alegraron de volver a verle. Entonces Jesús repitió nuevamente Su saludo: paz a vosotros ¡Shalom!

Para Jesús no somos invisibles. Él nos conoce y nos saluda cuando pasamos por Su lado. Tristemente sé que para muchos Él sí es invisible. Quizá para ti lo haya sido durante toda tu vida, querido lector. Este es otro momento en el que Jesucristo te dice “paz a ti” y que tú no deberías desaprovechar. El saludo del Señor demanda una respuesta porque de lo contrario tú te lo pierdes. Jesucristo vino a nosotros obedeciendo a Dios Padre con la misión de librarnos de la muerte eterna porque Dios estaba airado contra nosotros a causa de nuestros pecados contra Él: nos saltamos Su ley y eso demanda castigo. Por eso Jesús es el saludo de Dios para el ser humano. Jesús, por medio de pagar el precio de nuestros pecados a Su Padre, calmó la ira de Dios y nos abrió el camino al Cielo.

Jesús está pasando por tu lado. Respóndele con un simple hola a Su ¡Shalom! ¡Paz a ti! Bajo Su amigable saludo te hará entender Su amor inagotable por ti y tu necesidad de arrepentirte de los pecados que has cometido y descansar en Sus amorosos brazos, creyendo que Él es el saludo de Dios para ti. Recibe la paz que Jesús vino a darte para librarte del castigo eterno que nos hemos merecido: una eternidad sin esperanza de paz ya que Jesús no volverá a saludarte. Allí serás realmente invisible.

No soy invisible para Jesús.


¡QUE DIOS TE BENDIGA!

sábado, 8 de noviembre de 2014

¡Soy Hombre! Por Eso Lloro

¡Basta! El llanto no es exclusividad de las mujeres. Basta de estereotipos que nos muestran a hombres duros y rudos que embelesan a las incautas damiselas. Puedo oír como las feministas aplauden… como también lo harían el resto de féminas. Realmente, por mi propia experiencia, sé que mi esposa prefiere a un hombre sensible, cariñoso y amoroso que a un John Wayne interpretando el papel de áspero pistolero del salvaje oeste, o a un mujeriego Bond, James Bond, al servicio de Su Majestad. ¡Los hombres también tenemos glándulas lacrimales! Y es bueno desatorarlas de vez en cuando.

Jesús lloró. (Juan 11:35)

Aquí, llorando, es donde nos topamos con el verdadero Hombre y con el verdadero Dios: Jesucristo. Verdadero Hombre porque representó perfectamente a la humanidad ante Su Padre Dios, humanándose, y verdadero Dios porque representó a Dios perfectamente, porque era Dios. Jesús fue el binomio perfecto para salvarnos de una condenación eterna que nos ganamos cuando pecamos contra Dios, desobedeciendo Su Ley. Este Ser perfecto lloró demostrando que los hombres lloran, y lo más importante, Dios también llora. Jesús (Dios-Hombre) lloró por el amor que profesaba a su amigo Lázaro que había fallecido, y así lo atestiguaron los que presenciaron su llanto “Dijeron entonces los judíos: Mirad cómo le amaba” (Juan 11:36).

¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas, y apedreas a los que te son enviados! ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina a sus polluelos debajo de sus alas, y no quisiste! (Lucas 13:34)

Jesús rezuma ternura hacia nosotros por eso rechazarlo es el último y mayor agravio que podamos cometer contra el mismo Dios. Desde que la humanidad se alejó de Dios Él intento “como la gallina a sus polluelos” reunirnos para marchar juntos, y vez tras vez fracasó. ¡Sí! El único fracaso de Dios, si así se le puede llamar, fuimos nosotros, tú y yo, descarriándonos, o lo que es lo mismo, saliéndonos del carril diseñado por Dios con el fin de protegernos amorosamente. No es de extrañar, por lo tanto, que vivamos en una sociedad cada vez más corrupta porque andamos por el badén, y no por el carril correcto ante Dios.

Pero Jesucristo no vino a este mundo para fracasar. ¡Él no es un fracasado! De ninguna manera. Él llora por amor y no por frustración. Nosotros somos los que fracasamos estrepitosamente con nuestras actitudes de rechazo cabezón ante el amor de Dios mostrado por medio de Jesús. Dios ya lo dio todo por nosotros y lo hizo todo por nosotros en Su Hijo Jesús. Si no depositas tu fe en Él sigues condenado y cuando mueras enfrentarás el juicio divino que te confirmará el acta condenatoria que pesa sobre tu vida. “Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él. El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios” (Juan 3:17-18).

Dios  se manifestó a mí hace ya mucho tiempo, diciendo: Con amor eterno te he amado; por tanto, te prolongué mi misericordia. (Jeremías 31:3)

Jesús lloró como muestra de misericordia hacia la débil humanidad, hacia ti y hacia mí. Querido lector pide a Dios que te dé fe. La fe que te puede salvar abriéndote los ojos para que veas Su misericordia y amor eternos que te quieren llevar a la salvación. La fe genuina que te llevará a arrepentirte de tus pecados y a creer en Aquel que llora por ti: JESUCRISTO.

Lágrimas de amor.


¡QUE DIOS TE BENDIGA!

sábado, 1 de noviembre de 2014

La Cruz No Tiene Sentido

Leyendo el título en portada del libro “Cuando lo que Dios hace no tiene sentido” del Dr. James Dobson, me puse a meditar fugazmente en ello. Del libro en cuestión solamente conozco el título. Me puedo imaginar de qué va, pero nada más que imaginar. De pronto, en mis meditaciones fugaces y aún observando la frase en la portada quise ver que el texto estaba dibujando una cruz. Si le ponéis un poquito de imaginación veréis la cruz conformada por las letras en la imagen de la izquierda. Se me encendió la bombilla como a Vicky el Vikingo y exclamé como él ¡Ya está! LA CRUZ ES UN SIN SENTIDO.

Dios nos crea y nosotros pecamos desobedeciéndole. De caminar junto a Él pasamos a las antípodas caminando solos. Por iniciativa propia le dimos la espalda a Dios. Él tuvo todo el derecho a dejarnos a nuestra suerte, pero no actuó así aunque lo mereciésemos. Todo lo contrario, ideó un magnifico plan que puso de manifiesto Su corazón bondadoso y amoroso hacia nosotros, mostrando de esa forma un sentido paternal a años luz de nuestros propios padres terrenales.

Porque la palabra de la cruz es locura a los que se pierden; pero a los que se salvan, esto es, a nosotros, es poder de Dios. (1 Corintios 1:18)

El plan de Dios fue pagar de Su bolsillo el desagravio que habíamos cometido en Su contra y que no podíamos pagar. Mandó al único que estaba libre de todo pecado de toda la creación: JESUCRISTO. He aquí el sin sentido divino a ojos de los que, según el texto anterior se pierden, ¡DIOS MANDÓ A SU HIJO A MORIR POR CADA UNO! Nadie, pensamos, en su sano juicio ofrecería a su hijo en sacrificio por ninguna causa aunque esta sea moral o éticamente plausible. ¿Qué ley humana sería capaz de imponer eso? A mi mente viene la idea de las guerras. Las naciones obligan a padres, legalmente, para que dejen a sus hijos morir literalmente para defender sus patrias. Aquí simplemente se llega a morir en manos de otros semejantes y por causas, en su gran mayoría, egoístas. Cuando hablamos de la guerra que Dios emprendió estamos hablando de una acción entre diferentes (Dios y el hombre), cuya causa proviene de Su amor infinito por ti, querido lector, y por mí.

Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente. (1 Corintios 2:14)

Es absolutamente normal que no entiendas “ni papa” de las cosas del evangelio si miras desde tu prisma, es decir, sin tener la capacidad de raciocinio espiritual. A este estado se le llama hombre natural en la Biblia porque él no percibe, piensa que es locura y no lo entiende, ya que solamente por el espíritu las cosas de Dios se pueden hacer visibles. Si padeces la incredulidad, que sería el resumen de lo anterior, estás en tu estado de hombre natural, insensible a lo espiritual. En este punto te diré que la fe es un regalo de Dios que te lleva a la salvación. Fe no es otra cosa que creer en Cristo como tu fuente de salvación y perdón de parte de un Dios amoroso. Si tienes falta de fe (incredulidad) te reto a que se la pidas a Dios. Medita unos momentos, aunque sea de forma fugaz, y ponte a cuentas con Dios arrepintiéndote de todos los pecados que has cometido y te han alejado de Dios. Él te aceptará como Su hijo y comenzarás una nueva singladura caminando junto a Jesús quién te creó y salvó en una cruz.

Únicamente Dios te puede abrir los ojos del espíritu.

¡QUE DIOS TE BENDIGA!