sábado, 27 de febrero de 2016

Nueva Perspectiva

La imagen de Jesús andando entre nosotros por las calles, por los caminos, por las riberas de los ríos y por la orilla del mar de Galilea me fascina. Es una imagen que nos habla de un Dios cercano y amigable. Jesús es el Dios cercano que camina entre nosotros… y con nosotros. Por eso se llama EMMANUEL, Dios con nosotros. La Biblia describe como Jesús buscó, de entre las personas que se cruzaban con Él en su vivir diario, algunas para que caminaran a Su lado, recibiendo Sus enseñanzas.

Y les dijo: Venid en pos de mí, y os haré pescadores de hombres. (Mateo 4:19)

Jesús llama a los hombres a que le sigan de forma directa, porque necesitan redefinir su labor. Jesús no quiere cambiar tu oficio. Él quiere darle un nuevo sentido. Un sentido eterno. Él desea que tu esfuerzo valga la pena dejando tus antiguas redes, cambiándolas por otras nuevas y de esta forma tener una nueva perspectiva. Jesús busca empresarios, científicos, maestros, médicos, amas de casa, contables, músicos, barrenderos, vendedores, pescadores, secretarias, sicólogos… para que empresarios, científicos, maestros, médicos, amas de casa, contables, músicos, barrenderos, vendedores, pescadores, secretarias, sicólogos tengan una perspectiva eterna de su labor.

Todo cambia cuando sabes que lo que haces tiene un propósito eterno. Descubres que lo del muerto al hoyo y el vivo al bollo es una patraña infernal. La vida tiene un nuevo significado y lo que antes era una dura carga se torna en bendición, para ti y los que te rodean. No es lo mismo trabajar para tu jefe que para Jesús, el Rey de reyes y el Señor de los señores. Jesús no cambia tu profesión, tus facultades y capacidades, Él cambia tu escala de valores y redefine el alcance de tu desempeño en la tierra.

Jesús dio Su vida por ti y por mí en una cruz en pago por nuestros pecados y de esa forma hacer accesible la entrada al Cielo. Tan solo obedece Su llamado de seguirle reconociendo de esta manera que le necesitas, dará nueva perspectiva a tu vida y llegarás a amarle tanto que será todo un placer servirle por medio de aquello que tienes, tu vida.

Jesús te da lo eterno.

¡QUE DIOS TE BENDIGA!

sábado, 20 de febrero de 2016

Recibir lo Merecido

Todos habremos de dar cuentas. Muchos, la mayoría, viven tranquilos porque albergan la esperanza de que todo acabe cuando la vida les deja. ¡Nada más lejos de la verdad! Todos, absolutamente todos habremos de dar cuentas por lo bueno y por lo malo que hicimos desde el nacimiento hasta el momento de la muerte. Con el fin de sopesar nuestra conducta y que no salgamos indemnes, nos espera el Tribunal de Cristo al otro lado de la vida.

Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo. (2 Corintios 5:10)

La verdad, si me presento ante ese excelso Tribunal, o lo que es lo mismo, ante Cristo con mi bagaje… lo tengo crudo, muy crudo. Quizá, solo quizá, no haya infringido algún punto de la Ley de Dios, pero el haber roto algún que otro plato me hace culpable ante Dios. No tengo escapatoria. No tienes escapatoria porque estamos hechos de la misma pasta.

¿Cómo nos presentamos ante el Tribunal de Cristo y salir justificados? Habiendo hecho lo bueno. Lo bueno es solicitar clemencia antes de comparecer ante el Tribunal de Cristo, mientras vivimos. Después no hay arreglo posible. Pide clemencia ahora que puedes a Jesús y Él te justificará para que seas librado de una condena segura. Cree en Jesús, arrepintiéndote de tus pecados. Hazlo hoy, mañana es tarde.

En una sociedad donde el respeto por las cosas de Dios se ha perdido hablar del Tribunal de Cristo resulta inverosímil. Nadie cree que vaya a celebrarse dicho juicio. No menos cierto es que nuestros pecados nos acusan y delatan. Cada día más los poderes públicos se alejan de los preceptos bíblicos y como fruto hay ejemplos de blasfemias que hasta a los ateos les horripila. ¡Ojo, un día el Tribunal de Cristo pondrá a cada uno en su sitio!

Ahora es tu momento.

¡QUE DIOS TE BENDIGA!

sábado, 13 de febrero de 2016

Paradoja y Lógica

A veces recibimos, lógicamente, lo que merecemos. Otras veces, paradójicamente, recibimos lo que no merecemos. Me pondré hoy un poco filosófico por los términos y conceptos, lo sé. Espero que me entendáis. LA LÓGICA DE DIOS ES UNA PARADOJA PARA NOSOTROS. Dicho de otra forma: lo que Dios hace por nosotros es contradictorio.


Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. (Juan 3:16)

Nosotros pecamos contra Dios, pero Él reaccionó de forma contraria a lo que merecíamos: nos amó ofreciendo a Su Hijo en pago por nuestros pecados contra Él.

Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él. (Juan 3:17)

Merecíamos la condenación, pero el propósito divino fue salvarnos, no condenarnos. Jesús nunca condenó a ninguna persona.
Otro concepto filosófico: LA LÓGICA PARA NOSOTROS ES SIMPLE

El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios. (Juan 3:18)

Creer o no creer “that is the question”. Es sencillo y simple: crees en Jesús, eres salvo; no crees en Jesús, estás condenado. Es decir, tú mismo debes tomar partido porque Dios ya dio el primer paso regalándote la oportunidad de escapar de la condenación eterna. Así de sencillo… así de simple.

Simplificando: Creer = Salvación; No creer = Condenación

Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas. (Juan 3:19)

Jesús es la Luz que vino al mundo y muchos lo rechazaron, es decir, no creyeron en Jesús y Sus Buenas Nuevas de Salvación, el Evangelio. Este rechazo puso una vez más de manifiesto la maldad que hay en el corazón del hombre.

Simplificando: Jesús vino + Los hombres amaron sus pecados + sus obras eran malas = Condenación

Porque todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean reprendidas. (Juan 3:20)

Hacer lo malo es aborrecer a la Luz, Jesús. El que hace lo malo huye de la luz con el fin de guardar su secreto vergonzoso. A nadie le gusta que le digan “tú eres malo”, ya que todos, según sus varas de medir, se ven buenos. Dios tiene un estándar de bondad, y es Cristo. Quizá seamos mejor que nuestro vecino pero inferiores a Jesucristo, seguro. Así que sabemos, por nuestras conciencias, que no superamos la vara de medir de Dios.

Simplificando: El malo = al que aborrece la Luz y no se acerca a la Luz para no pasar vergüenza

Mas el que practica la verdad viene a la luz, para que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios. (Juan 3:21)

Para vivir en la Luz es necesario practicar la Verdad, y la Luz y la Verdad son Jesucristo. Los que creemos en Jesús ya somos salvos y practicamos la Verdad, para que se vea claramente que hemos hecho Su Voluntad en obediencia a Dios. Hemos decidido ceñirnos a Su parecer y no al nuestro, obedeciéndole para manifestar Su gloria. Dios nos salvó por medio de Jesucristo dándonos lo que no merecíamos, Su amor y salvación. Los que hemos creído en Jesús somos salvos y la demostración es nuestra obediencia a Dios.

¿Obedeces a Dios?

¡QUE DIOS TE BENDIGA!

sábado, 6 de febrero de 2016

Abre los Ojos

El apóstol Pablo tuvo un encuentro con Jesús que le cambió la vida para siempre, como no podía ser de otra forma. Tal fue el cambio que de perseguidor de los cristianos, pasó a ser el cristianizador más ferviente. Pablo recibió el encargo directo de trasmitir, más allá de las fronteras del pueblo israelita, el mensaje que escuchó directamente de los labios del Maestro. El siguiente texto nos habla claramente del propósito de la vida del apóstol.

…para que abras sus ojos, para que se conviertan de las tinieblas a la luz, y de la potestad de Satanás a Dios; para que reciban, por la fe que es en mí, perdón de pecados y herencia entre los santificados. (Hechos 26:18)

Abrir los ojos fue su encargo. El mensaje del evangelio abre los ojos a los que lo escuchan ante la evidencia de la muerte, como castigo por los pecados cometidos contra Dios y la oportunidad, por medio del sacrificio de Cristo en la cruz, de reconciliarnos con Dios. Abrir los ojos nos lleva a cinco oportunidades muy valiosas.

Convertirnos de las tinieblas a la luz. Pasar de las tinieblas a la luz implica reconocer que estamos en tinieblas y necesitamos luz. Puede sonar a simple pero para que esto se dé alguien tiene que abrirnos los ojos del alma. Vives en tinieblas si Jesús, la Luz, no es el centro de tu vida.

Convertirnos de la potestad de Satanás a Dios. Si tu vida está en tinieblas es porque perteneces a un reino tenebroso y te riges por sus leyes. Aquí no existe la neutralidad. Si no amas a Dios, vives amando a Satanás. Comprender esto solo lo pueden hacer los que tienen abiertos sus ojos por el mensaje del evangelio de Jesús.

Recibir por la fe en Jesucristo perdón de los pecados. Cuando el evangelio llama a tu vida y lo entiendes sabes que has de ponerte a bien con Dios. Dios entregó a Su Hijo por ti y por mí, por lo tanto, Dios nos ama y este amor debe ser correspondido o rechazado. Aquí tampoco hay término medio: te arrepientes de tus pecados o sigues cargando con ellos.

Recibir por la fe en Jesucristo herencia entre los santificados. Dios quiere premiar tu fe haciéndote partícipe de la herencia de todos los que ya han reaccionado positivamente a la apertura de sus ojos. ¡Dios es increíble! ¿Te das cuenta, querido lector? Hemos metido la pata hasta el fondo con Él y reacciona con amor intenso hacia nosotros. En vez de aniquilarnos, como nuestros hechos demandan, nos salva por el sacrificio de Jesucristo en una cruz. El Cielo está abierto para aquellos que abren sus ojos a la salvación de Dios. ¡Aleluya!

¿Sigues ciego?


¡QUE DIOS TE BENDIGA!