sábado, 27 de diciembre de 2014

Reflexión 2014

Este año, con sus más y sus menos, está llegando a su fin. Cuando se acerca este final es tradicional hacer un balance, aunque sea somero, de los acontecimientos personales y soñar con lo que nos disponemos a alcanzar para ser mejores el 2015. Es un ciclo sin fin en el que cada año nos vemos envueltos. Es como si con cada año transcurrido acabase una etapa que concluye al comienzo justo del nuevo año. Lo cierto es que esto no es exactamente así, y lo sabemos porque después de las buenas intenciones pasan los días y la gran mayoría volvemos a lo mismo de siempre.

Paseando con mi esposa por las calles iluminadas que son tradicionales en estas fechas nos encontramos con un texto pintado en la pared de un edificio casi en ruinas. “Las cosas no suceden porque sí”, era lo que se podía leer. Pensé, “que frase más inteligente”. Me imagino que el pensamiento escrito en la pared tiene mucho que ver con la situación que venimos padeciendo los españoles de crisis, por causa de la corrupción política y social. Veis, “las cosas no suceden porque sí”. Siempre hay un caldo de cultivo previo a los acontecimientos de nuestras vidas, sean estos positivos o negativos.

No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará. Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; mas el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna. (Gálatas 6:7-8)

La ley de la siembra y la cosecha nos enseña a ser sabios y trabajar con el fin de dar frutos que sean eternos. Por eso hago un llamamiento a reflexionar en estas fechas tan señaladas sobre lo que sembramos. Recuerda: “Quien siembra vientos recoge tempestades”. Todos deberíamos de trabajar para lo eterno, para lo que no se corrompe, y está claro que trabajando por y para las cosas de este mundo finito se desperdicia todo el potencial que Dios ha planeado para cada uno de nosotros. Si tu meta es hacerte rico, saber mucho o tener poder por el simple hecho de conseguir prestigio, tu prestigio acabará cuando tus huesos den en la tumba.

Y Jesús les respondió: Mi Padre hasta ahora trabaja, y yo trabajo. (Juan 5:17)

Dios Padre y Jesús siempre están trabajando. Si cesaran de trabajar por un instante todo se haría trizas porque sustentan todo el universo, incluyéndonos a nosotros aunque ni lo notes y aún menos lo reconozcas. Ellos trabajan siempre para lo eterno. “Eternamente salvo” es como se llama este blog y la razón es bien sencilla: la obra que Jesús puede hacer en las personas como tú y como yo perdura por la eternidad. Lo que Dios hace es eterno y muestra de ello es la posibilidad puesta delante de nosotros para ser eternamente salvos. Aquí radica el mayor esfuerzo de Dios: trabaja para salvarnos y dar frutos eternos en nosotros para Su mayor gloria.

Querido amigo, si quieres cambiar de lo perecedero a lo eterno comienza poniendo tu fe en Aquel que dio Su vida por amor a ti en una cruz: JESUCRISTO. Él pago por todos nuestros pecados con Su sangre en una cruz hace aproximadamente 2014 años. Simplemente reconoce tu lejanía de Dios y arrepiéntete de ello delante de Dios, acércate con fe y comienza a vivir según los parámetros divinos. Reflexiona seriamente sobre esto, tomándote el tiempo necesario y elige lo eterno a lo perecedero.

No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan; sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan. (Mateo 6:19-20)

Mi tesoro está en el Cielo, ¿y el tuyo?


¡QUE DIOS TE BENDIGA EL PRÓXIMO AÑO CON FE!

sábado, 20 de diciembre de 2014

Navidad 2014: Los Ángeles y los Pastores

Estas semanas navideñas hemos hecho un viaje por la narración bíblica de los eventos que ocurrieron alrededor de Jesús. Hoy finalizamos como no podía ser de otra forma: ¡Fiesta! Todo gran evento hay que celebrarlo, y el nacimiento de Jesús no iba a ser menos. Los invitados representan a personas anónimas “los que oyeron” y los trabajadores, en este caso pastores, es decir, todos estamos representados en el portal de Belén. La diferencia, querido lector, es que todos quedaron impactados de tal forma por aquella fiesta que nunca acabo para ellos.

Había pastores en la misma región, que velaban y guardaban las vigilias de la noche sobre su rebaño. Y he aquí, se les presentó un ángel del Señor, y la gloria del Señor los rodeó de resplandor; y tuvieron gran temor. Pero el ángel les dijo: No temáis; porque he aquí os doy nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo: que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es CRISTO el Señor. Esto os servirá de señal: Hallaréis al niño envuelto en pañales, acostado en un pesebre. Y repentinamente apareció con el ángel una multitud de las huestes celestiales, que alababan a Dios, y decían: ¡Gloria a Dios en las alturas, Y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres!

Sucedió que cuando los ángeles se fueron de ellos al cielo, los pastores se dijeron unos a otros: Pasemos, pues, hasta Belén, y veamos esto que ha sucedido, y que el Señor nos ha manifestado. Vinieron, pues, apresuradamente, y hallaron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre. Y al verlo, dieron a conocer lo que se les había dicho acerca del niño. Y todos los que oyeron, se maravillaron de lo que los pastores les decían. Pero María guardaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón. Y volvieron los pastores glorificando y alabando a Dios por todas las cosas que habían oído y visto, como se les había dicho. (Lucas 2:8-20)

Y todos los que oyeron, se maravillaron de lo que los pastores les decían.

Los que publicitaron la hora y lugar de la fiesta fueron personajes de lujo: un ángel, al que le sucedió una multitud de huestes celestiales con los mejores deseos para Dios: SU GLORIA y para toda la humanidad paz y buena voluntad. Este es el primer anuncio del evangelio por boca de ángeles. Dios, por medio de acercarse para salvarte, te muestra todo Su esplendor y Su gloria. Realmente este será el final de toda la historia: Dios será glorificado por todos, tanto los cristianos como los no creyentes. El siguiente texto anuncia este final, en el cual todos reconoceremos la grandeza de Jesucristo para la mayor gloria de Dios.

Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre. (Filipenses 2:9-11)

La navidad es una invitación a la fiesta del nacimiento de Jesús. No importa tu estatus social, lo que importa es que asistas para que compruebes de primera mano que tienes esperanza en Jesús y que la fiesta puede continuar más allá de la muerte, en el Cielo. Simplemente ponte a cuentas con Dios arrepintiéndote de tus pecados y creyendo con fe en Jesús, que años más tarde pagó por tus pecados en una cruz para que pudieras reconciliarte con Dios.

¿Te vas a perder la fiesta?


¡QUE DIOS TE BENDIGA!

sábado, 13 de diciembre de 2014

Navidad 2014: Nacimiento De Jesús

Hoy llegamos al hecho central de la navidad: el nacimiento de Jesús. Las cosas cambiaron desde ese preciso instante porque Dios se unió a un cuerpo humano para dar significado pleno a uno de Sus nombres, Emanuel, Dios con nosotros. Si antes le podíamos poner excusas de ser un Dios distante a nuestras vidas, ahora en Jesucristo, es imposible tacharlo de lejano y la razón es sencilla: DIOS ESTÁ DE NUESTRO LADO. Emanuel, Dios con nosotros.

El relato bíblico, lejano a los estereotipos comerciales e incluso tradicionales, nos narra el viaje que José y María, embarazada, tuvieron que hacer para cumplir con una orden legal, ser empadronados. Dios promovió esto para que se cumpliese la profecía en cuanto al lugar de nacimiento de Jesús. Este relato es corto pero determinante en el plan divino. Atención: Jesús va a nacer…

Aconteció en aquellos días, que se promulgó un edicto de parte de Augusto César, que todo el mundo fuese empadronado. Este primer censo se hizo siendo Cirenio gobernador de Siria. E iban todos para ser empadronados, cada uno a su ciudad.

Y José subió de Galilea, de la ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David, que se llama Belén, por cuanto era de la casa y familia de David; para ser empadronado con María su mujer, desposada con él, la cual estaba encinta.

Y aconteció que estando ellos allí, se cumplieron los días de su alumbramiento. Y dio a luz a su hijo primogénito, y lo envolvió en pañales, y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el mesón. (Lucas 2:1-7)


No había lugar para ellos en el mesón.

Es de imaginar que debido a la muchedumbre de personas que fueron a empadronarse a Belén todos los establecimientos hoteleros tuviesen colgado el cartel de “completo”. Creo que más bien la situación fue de overbooking. Había saturación de personas y esto se demuestra en que aún Jesús nació en un establo y tuvo como primera cuna un pesebre. Jesús nació de forma humilde, sin publicidad, fuera de las luces de los flashes y los titulares de los periódicos locales.

La situación hoy día sigue siendo la misma para muchas personas. Ven a Jesús acercarse llamándolos y simplemente lo envían a la trastienda. No hay lugar para Jesús en sus atareadas vidas porque sufren el overbooking del estrés. Quizá tu vida sea de las que no dejan lugar para Jesús. Estás lleno de metas, de trabajo, de estudios, de distracciones, de Facebook, whatsapp… y Jesús no tiene cabida. Jesús nació humilde para darnos ejemplo de que las ataduras terrenales ciegan el verdadero propósito de la vida: conocer a Dios, porque Él se da a conocer por medio de la cercanía de Jesucristo.

Te quedan dos caminos, querido lector, seguir sin lugar para Jesús como hasta el presente, o abrir de par en par las puertas de tu mesón. Jesús entrará y despejará tanto overbooking que te tiene esclavizado y cegado ante lo trascendente que es Dios para tu vida.

Deja espacio: Jesús nació.


¡QUE DIOS TE BENDIGA!

sábado, 6 de diciembre de 2014

Navidad 2014: María Visita A Elisabet

Siguiendo por nuestro periplo en la historia de la llegada de Jesús al mundo nos encontramos ahora, después de que el ángel Gabriel anunciará a María Su nacimiento, con que esta va a visitar a Elisabet, su pariente, pues, me imagino, quería compartir esos momentos juntas. Las dos habían recibido de parte de Dios el propósito más grande de sus vidas: albergar en sus senos a Juan, el que prepararía el camino del Señor, y a Jesús, el Salvador del mundo. Dos mujeres unidas por el evento más importante de la historia de la humanidad. Prosigamos con la narración bíblica.

En aquellos días, levantándose María, fue de prisa a la montaña, a una ciudad de Judá; y entró en casa de Zacarías, y saludó a Elisabet. Y aconteció que cuando oyó Elisabet la salutación de María, la criatura saltó en su vientre; y Elisabet fue llena del Espíritu Santo, y exclamó a gran voz, y dijo: Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre. ¿Por qué se me concede esto a mí, que la madre de mi Señor venga a mí? Porque tan pronto como llegó la voz de tu salutación a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Y bienaventurada la que creyó, porque se cumplirá lo que le fue dicho de parte del Señor. 

Entonces María dijo:

Engrandece mi alma al Señor; y mi espíritu se regocija en Dios mi Salvador. Porque ha mirado la bajeza de su sierva; pues he aquí, desde ahora me dirán bienaventurada todas las generaciones. Porque me ha hecho grandes cosas el Poderoso; Santo es su nombre, Y su misericordia es de generación en generación  a los que le temen. Hizo proezas con su brazo; esparció a los soberbios en el pensamiento de sus corazones. Quitó de los tronos a los poderosos, y exaltó a los humildes. A los hambrientos colmó de bienes, y a los ricos envió vacíos. Socorrió a Israel su siervo, acordándose de la misericordia de la cual habló a nuestros padres, para con Abraham y su descendencia para siempre.

Y se quedó María con ella como tres meses; después se volvió a su casa. (Lucas 1:39-56)

Porque me ha hecho grandes cosas el Poderoso.

María, la elegida por Dios para humanarse en Jesús, no perdió la perspectiva dentro del plan divino. Ella se maravilló, se regocijó y elevó un canto de adoración al bondadoso propósito de Dios para su vida. Vemos en sus declaraciones que anota a Dios todos los méritos y ella simplemente es la herramienta usada por Él para tan excelsos fines. Dios desea llenar de propósito nuestras vidas haciendo grandes cosas en nosotros y por medio de nosotros.

En resumen, Dios tiene tres propósitos para tu vida y la mía. El primero de los propósitos es que vuelvas a Él y con este fin Jesucristo se humanó. La misión de Jesús fue ponerse en tu lugar y sufrir el castigo penal que Dios requería de ti por haber pecado, es decir, elegir vivir sin contar con Dios para nada. Jesús facilitó el regreso a Dios por medio de Su sacrificio en la cruz por ti y por mí. Ahora ya no debes temer al rechazo de Dios pues desea que te arrepientas de tus pecados y creas con fe en Su Hijo como tu único Salvador y Señor.

El segundo propósito es que seas de bendición para otros. Este propósito sublime de bendecir a los que te rodean es porque Jesús quiere que compartas con todos las grandes cosas que Dios ha hecho en tu vida, al igual que lo hizo María. Si es bueno para ti, seguro que para los demás también. Y por último, el tercer propósito es tenerte junto a Él en el Cielo. Dios está empeñado en llenar Su morada de personas como tú y como yo que se han arrepentido de sus malos caminos y han puesto su esperanza en Jesús para vivir el propósito de Dios en sus vidas.

Grandes cosas hace Dios.


¡QUE DIOS TE BENDIGA!