sábado, 30 de mayo de 2020

Política: Opio del Pueblo


Después de concluir que la religión es el opio del pueblo, Marx aconsejó lo siguiente: “Se necesita la abolición de la religión entendida como felicidad ilusoria del pueblo para que pueda darse su felicidad real.”[1] Y yo afirmo, a la vista del narcotizante efecto que tiene la política pasada y actual sobre las masas: LA POLÍTICA ES EL OPIO DEL PUEBLO. Si es horrendo ver a la multitud tras ideales estériles es indescriptible ver a los que se llaman cristianos defender políticas de enfrentamiento, pobreza y muerte. A muchos los tienen drogados, cristianos incluidos. Como cristiano no defiendo la religión que droga las mentes de los incautos esclavizándolos a consumirla. Por demás está decir que tampoco apoyo la política que droga al pueblo con la promesa de felicidad ilusoria, tal y como lo hace hoy. Marx debió añadir a la política como otro factor narcotizante, pero estaba anestesiado por ella él mismo.
No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución; antes bien sed llenos del Espíritu. (Efesios 5:18)
El apóstol Pablo aconseja al creyente no drogarse con vino porque lleva al desenfreno y arruina la vida de aquellos que lo consumen. ¿Cuánta política consumes? Eso arruinará tu vida si eres creyente. Si no lo eres, ya está arruinada porque sigues ideales de muerte. La solución que da Pablo al creyente es un mandato: sed llenos del Espíritu Santo. ¿Cuánto Espíritu Santo consumes? Eso avivará tu vida si eres creyente. Si no lo eres, sigues en el mismo estado de ruina. Aquí no hay medias tintas. Sólo se puede vivir políticamente narcotizado o espiritualmente controlado por el Espíritu Santo. Muerte o vida, no hay más.

Con el fin de desintoxicarse de los ideales de la política que lo permea todo hay que recurrir a Jesucristo. Él vino a cambiar las reglas del juego. Él vino a separar la luz de las tinieblas. Él vino a dar vida a los muertos. Él vino a pagar el precio que nuestros pecados devengaron poniéndose en nuestro lugar en una vil cruz. Él vino a despertarnos de la narcolepsia que padecemos. Él vino a enfrentarnos con la realidad de que este sistema mundial lleva a la muerte. Él vino a darnos esperanza. Querido lector, si eres creyente limpia tu mente y corazón de la religión política y llénate del Espíritu Santo. Si no lo eres, deja de creerte las mentiras de los gurús políticos. arrepiéntete de tus pecados ante Dios y cree en Jesucristo. Te librarás del infierno y serás llamado hijo de Dios. No hay otra forma de desintoxicación. No hay otra forma de salvación.

Huye del opio político.

¡QUE DIOS TE BENDIGA!


                         [1][1] https://es.wikipedia.org/wiki/Opio_del_pueblo

sábado, 23 de mayo de 2020

Dios Recompensa la Fe


Alguien me confesó esta semana que no tenía fe aunque se consideraba un “cristiano social”. Quizá “cristiano social” signifique para él vivir acorde a algunas enseñanzas de Jesús para ser una buena persona. Exactamente no sé qué quiso decir al catalogarse como tal pero me citó para seguir la conversación más adelante. Las enseñanzas del Maestro no tienen nada que ver con un “Cristianismo social”, como podría conceptuarse la Teología de la Liberación. De hecho, Jesucristo huía de aquellos que deseaban erigirlo rey, a la vez que daba ejemplo de cumplir con las leyes establecidas. Por ejemplo, los impuestos. Y es que lo uno no quita lo otro. El punto es que Dios no recompensa a “cristianos sociales”. Dios recompensa la fe de los que le buscan.
Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan. (Hebreos 11:6)
Juan Sebastián Bach es un claro ejemplo de fe recompensada. Desde escuchar de boca de un alumno “Dios existe porque Bach existe”, experimentar como en una clase de historia de la música todos reverenciaban su fe cristiana o ayer, escuchar de un eminente músico afirmar que su música le trasmitía mucha paz son muestras del galardón que el mismo Dios ha otorgado a Bach. Su música es programada en la mayoría de conciertos porque es considerada como el culmen de ella en muchos aspectos. Su secreto se puede resumir en una fe viva que da testimonio profundo y evidente de a quién está dedicada su vida y obra: SOLI DEO GLORIA. Toda su música está rubricada con esa sublime frase que pone a Dios en el lugar que merece y al hombre rindiéndole culto. La fe de Bach fue recompensada de forma que él mismo nunca hubiese pensado o soñado. Dios recompensa la fe de los que le buscan. Bach confió en Dios dándole gloria y Dios premió a Bach dándole gloria.

Un día los creyentes estaremos en presencia de nuestro amado Señor y Su primer acto será honrar a Sus hijos por haberlo honrado a Él. Al igual que Jesucristo honró a Su Padre al sacrificar Su vida en una cruz en rescate por nosotros, en agradecimiento los cristianos deben glorificar al Padre con sus vidas y obras. Bach no se “ganó” el cielo por ser grande sino por los méritos de Jesús en la cruz ofreciendo Su vida por él. Bach simplemente depositó su fe en Jesús y le dio toda la gloria. En resumen, para Bach el protagonista fue Jesucristo. Quizá para ti el protagonista seas tú y no debes extrañarte que con esa actitud Dios no te recompense. Recuerda, Dios recompensa la fe de los que le buscan. Aún tienes oportunidad de cambiar tu futuro: arrepiéntete de tus muchos pecados y pon la fe en Jesús. Mi amigo piensa que ha perdido la fe pero la fe no se pierde sólo de deposita en otro sitio. Pon tu fe en Jesús.

Da gloria sólo a Dios.

¡QUE DIOS TE BENDIGA!

sábado, 16 de mayo de 2020

Justicia o Pecado


En un mundo de ensueño, donde todos son iguales y libres, hay dos factores determinantes sin los cuales ese mundo idílico es pura fantasía: justicia y pecado. Claro está, y el que no lo vea tan claro que se vaya aclarando, que los ideales políticos, humanistas, científicos o éticos sólo nos están llevando a vivir en una distopía cada vez más evidente. Y es que un mundo que desea justicia debe rechazar el pecado. Justicia es solucionar un conflicto entre dos partes y que éstas queden plenamente satisfechas y en paz. Pecado es el egoísmo impidiendo que la justicia se imparta a espuertas. En un mundo donde la pérdida de cualquier cosa es denigrante y la ganancia a toda costa honrosa, el pecado congela a la justicia. Se nos olvida que para ganar, muchas veces es necesario perder.
La justicia engrandece a la nación, pero el pecado es la deshonra de cualquier pueblo. (Proverbios 14:34)
El proverbio citado contrasta dos conceptos que se auto excluyen: justicia y pecado. Estos actos no pueden ir de la mano jamás. Si hay justicia, no hay pecado. Si hay pecado, no hay justicia. Además, la justicia tiene el efecto beneficioso de engrandecer y el pecado el efecto pernicioso de deshonrar. Si ves a una nación nadar en los mares de la injusticia estás observando el pecado de esa nación en decadencia y, por el contrario, si ves como la justicia es impartida con equidad esa nación es próspera. ¿Qué ves al mirar a tu nación? ¿Justicia o pecado? Sé honesto. Yo veo pecado, no justicia.

Ahora bien, no puedes cambiar a una nación si primero no te cambias a ti mismo. Si actúas injustamente estás pecando. Si prefieres ganar siempre a perder para ganar no eres justo sino pecador. En vez de engrandecerte te estás deshonrando por la sencilla razón de actuar egoístamente del mismo modo que lo hace una sociedad cargada de pecado por actuar injustamente. Te aconsejo que comiences a imitar a Jesús. Jesús es el ejemplo supremo de justicia sin un solo atisbo de pecado. Jesús es el ejemplo supremo de perder para ganar. Jesucristo fue Justo pagando las costas de nuestros pecados ante Dios en una cruz porque nosotros somos pecadores y Él, no. Jesús puso en práctica el perder para ganar dejando Su gloria, limitándose a un cuerpo humano, siendo maldecido por sus contemporáneos y asesinado como un malhechor. Pero a los injustos o pecadores les salió el tiro por la culata. Él pagó con Su vida para salvarnos y perdió Su gloria para ganarnos. Por lo tanto, arrepiéntete de tus muchos pecados, cree en Jesucristo como tu Señor y Salvador y serás engrandecido con el apelativo de justo por los méritos de Jesucristo. De lo contrario tus pecados te alcanzarán, recibiendo la retribución merecida: el infierno.

Perder para ganar.

¡QUE DIOS TE BENDIGA!

sábado, 9 de mayo de 2020

No Escaparán


La sociedad, en general, se ríe de los mensajes apocalípticos. Es más, esos mensajes con un final nada halagüeño para  la humanidad son denostados y burlados como simples cuentos para asustar al personal. La contrapartida es evidente: la burla y el desprecio no hacen que el final preparado por Dios para la humanidad mengue en absoluto. Etiquetadme como ave de mal agüero o adjetivadme como gustéis porque prefiero pasar por eso que por mal amigo. Sí, un mal amigo es el que calla y deja que te estrelles por temor a tus represalias. Por lo tanto, un buen amigo te avisa del peligro informándote y hasta impidiéndote que cometas errores por los cuales pagarás caro.
“…y no escaparán.” 1 Tesalonicenses 5:3
Pablo recuerda a los cristianos, los que han confiado en Cristo, sobre el regreso por segunda vez de Jesús a este mundo reconociendo que están preparados para tal magno evento. Asimismo, profetiza que los demás, los que no han confiado en Jesucristo, no escaparán de Su venida. Los creyentes velan esperando al Señor mientras que los no creyentes, duermen. ¿Velas o duermes? Esa es una diferencia evidente para conocer tu estado delante de Dios. Si velas la salvación de Jesús te alcanzará. Si duermes la ira de Dios será la que te alcance. No hay medias tintas, atajos ni puertas giratorias. Ni siquiera plan B. Los que duermen no escaparán al juicio de Dios. El mensaje apocalíptico para los que dormís es una serie de juicios y castigos que culminarán en un veredicto de culpabilidad y un castigo que se pagará eternamente en el infierno. Puedes despreciarme o reírte de mí pero recuerda: soy tu amigo. Los demás sólo te ríen las gracias.


¡PERO! Todavía puedes despertar de tu sueño de Morfeo y salir de la hipnosis que te provocas al vivir según los parámetros de pensamiento y acción de un mundo narcotizado por Satanás y sus propios pecados. Escapa del sueño y te encontrarás con el amor de Dios. Un amor que llevó a Jesucristo a la cruz por ti y por mí en pago por nuestros pecados. La cuenta con Dios está saldada, tan sólo debes creer y arrepentirte de tus pecados y Dios amorosamente te adoptará como Su hijo. Consejo de tu amigo: si velas, vivirás; si duermes, morirás. ¡Vela!

¿Velas o duermes?
                                                        
¡QUE DIOS TE BENDIGA!

sábado, 2 de mayo de 2020

Burlarse del Pobre


Veo a los poderosos aplastar a los pobres de forma virulenta con el fin de pasar por esta vida con un estatus privilegiado. Veo a los pobres dando poder a quiénes les mienten y se burlan de ellos. En fin, veo una sociedad que muestra su decadencia moral a tutti pleni. Y es que no se puede esconder lo que hay en el corazón y en el momento menos adecuado habla la boca y se nos ve el plumero. A cada momento damos atisbos de esa triste realidad. La Biblia nos dice que “…del corazón salen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los hurtos, los falsos testimonios, las blasfemias” (Mateo 15:19). De eso está lleno el corazón humano, y por ende, el corazón de poderosos y pobres.
El que escarnece al pobre afrenta a su Hacedor; Y el que se alegra de la calamidad no quedará sin castigo. (Proverbios 17:5)
Dentro de tal caos moral, ¿cómo distinguir al verdadero pobre? Jesús nos da la respuesta. Los verdaderos pobres de los cuales la sociedad se burla son los que buscan a Dios, los que lloran, los mansos, los que desean ardientemente la justicia, los misericordiosos, los de limpio corazón, los pacificadores y los perseguidos por ser justos. En definitiva, los burlados y perseguidos por causa de seguir a Jesucristo (Mateo 5:3-11). ¡Esos son los verdaderos pobres! No tiene que ver con poseer riquezas, poder o gloria. Tiene que ver con ser seguidor del Maestro. Lo que se cuece en las cacerolas de este mundo es un odio al cristiano que en su más ínfima manifestación es la burla. En su máxima expresión es el asesinato.

Jesús, el que nació como pobre aunque es el más rico, es el Juez que vela por el pobre. Él vela por los Suyos y enjuiciará a aquellos que se han burlado de Sus pobres, sean éstos ricos o no. Querido lector, aún tienes oportunidad de ser un pobre de Jesús y dejar de ser un pobre o rico destinado al más cruel infierno. Jesús se hizo pobre por ti y por mí hasta el punto de dar Su vida por nosotros en una cruz. Fue tratado como un vil malhechor sin merecerlo. Se puso en tu lugar y el mío para salvarnos de la ira divina causadas por nuestros pecados y ponernos a bien con Dios. La vida dura poco, la eternidad es para siempre. ¿Dónde la pasarás? Arrepiéntete de tus pecados, reconcíliate con Dios y cree en Jesucristo como tu Salvador y Señor.

Soy pobre, pero rico.

¡QUE DIOS TE BENDIGA!