sábado, 30 de marzo de 2013

Semana Santa: Contradicciones


Solamente deseo recordar de forma especial, pues así se tercia por la fecha en la que nos hallamos, la pasión de mi Jesús. Creas o no en Él aun celebramos en medio de una sociedad que hoy PARECE sufrir y mañana olvida el hecho de salvación más grande de la historia de la humanidad: JESÚS FUE HUMILLADO HASTA LA MUERTE EN UNA CRUZ POR PAGAR NUESTROS PECADOS Y RECONCILIARNOS CON EL PADRE. Hoy día podemos observar como de un día para otro los famosos de turno dejan de ser venerados para ser objetivos de burla, humillación y hasta odio. Jesús sufrió eso y mucho más sin merecerlo. Lee a continuación el siguiente relato que se halla en la Biblia y notarás como Jesús recibe honra y alabanza.

Y los discípulos fueron, e hicieron como Jesús les mandó; y trajeron el asna y el pollino, y pusieron sobre ellos sus mantos; y él se sentó encima. Y la multitud, que era muy numerosa, tendía sus mantos en el camino; y otros cortaban ramas de los árboles, y las tendían en el camino. Y la gente que iba delante y la que iba detrás aclamaba, diciendo: ¡Hosanna al Hijo de David! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! ¡Hosanna en las alturas! Cuando entró él en Jerusalén, toda la ciudad se conmovió, diciendo: ¿Quién es éste? Y la gente decía: Este es Jesús el profeta, de Nazaret de Galilea. (Mateo 21:6-11)





Veo mucha gente detrás de los ídolos en cada Semana Santa. Unas con fe sincera, pero sinceramente equivocadas. Otras viviendo la fiesta disipadamente y otros haciendo su agosto. Esta multitud que grita hasta desgañitarse no conocen de forma real al que es el receptor de sus alabanzas, Jesús. ¿Cuántos conocen de verdad a Cristo en medio de los penitentes, de los cofrades, de los nazarenos, de los religiosos? Un amigo católico se despidió de mi con esta frase que me dejó perplejo: "Menos tronos y más espiritualidad". Yo diría: "Abajo la idolatría y creamos a Cristo". Fíjate, querido lector, la misma multitud que ayer le aclamaba, hoy hace algo diametralmente distinto.

Así que, entonces tomó Pilato a Jesús, y le azotó. Y los soldados entretejieron una corona de espinas, y la pusieron sobre su cabeza, y le vistieron con un manto de púrpura; y le decían: ¡Salve, Rey de los judíos! y le daban de bofetadas. Entonces Pilato salió otra vez, y les dijo: Mirad, os lo traigo fuera, para que entendáis que ningún delito hallo en él. Y salió Jesús, llevando la corona de espinas y el manto de púrpura. Y Pilato les dijo: ¡He aquí el hombre! Cuando le vieron los principales sacerdotes y los alguaciles, dieron voces, diciendo: ¡Crucifícale! ¡Crucifícale! Pilato les dijo: Tomadle vosotros, y crucificadle; porque yo no hallo delito en él. Los judíos le respondieron: Nosotros tenemos una ley, y según nuestra ley debe morir, porque se hizo a sí mismo Hijo de Dios. Cuando Pilato oyó decir esto, tuvo más miedo. Y entró otra vez en el pretorio, y dijo a Jesús: ¿De dónde eres tú? Mas Jesús no le dio respuesta. Entonces le dijo Pilato: ¿A mí no me hablas? ¿No sabes que tengo autoridad para crucificarte, y que tengo autoridad para soltarte? Respondió Jesús: Ninguna autoridad tendrías contra mí, si no te fuese dada de arriba; por tanto, el que a ti me ha entregado, mayor pecado tiene. Desde entonces procuraba Pilato soltarle; pero los judíos daban voces, diciendo: Si a éste sueltas, no eres amigo de César; todo el que se hace rey, a César se opone. Entonces Pilato, oyendo esto, llevó fuera a Jesús, y se sentó en el tribunal en el lugar llamado el Enlosado, y en hebreo Gabata. Era la preparación de la pascua, y como la hora sexta. Entonces dijo a los judíos: ¡He aquí vuestro Rey! Pero ellos gritaron: ¡Fuera, fuera, crucifícale! Pilato les dijo: ¿A vuestro Rey he de crucificar? Respondieron los principales sacerdotes: No tenemos más rey que César. Así que entonces lo entregó a ellos para que fuese crucificado. Tomaron, pues, a Jesús, y le llevaron. Y él, cargando su cruz, salió al lugar llamado de la Calavera, y en hebreo, Gólgota; y allí le crucificaron, y con él a otros dos, uno a cada lado, y Jesús en medio. Escribió también Pilato un título, que puso sobre la cruz, el cual decía: JESÚS NAZARENO, REY DE LOS JUDÍOS.  (Juan 19:1-19)

Como decimos por aquí: "Del dicho al hecho va un trecho". De ¡Hosanna! A ¡Crucifícale! Va un mundo. Una cosa es el folclore (con mis respetos al sinceramente equivocado) que a todos gusta, y otra cosa bien distinta es que cuando se acaba la fiesta se mantenga una vida de fe genuina reflejada en vivir y andar coma Jesús vivió y caminó. Después de todo nos quedamos con otro dicho: "Mucho ruido y pocas nueces". ¿Ves la contradicción? Dios sí es consciente de ella y lo denuncia.

Dice, pues, el Señor: Porque este pueblo se acerca a mí con su boca, y con sus labios me honra, pero su corazón está lejos de mí, y su temor de mí no es más que un mandamiento de hombres que les ha sido enseñado. (Isaías 29:13)

Un esquizofrénico es aquel que tiene la mente dividida. Esto pasa
con todos los que con su boca dicen una cosa y con sus vidas evidencian otra muy distinta. Creer en Jesús y honrarle no es algo de una fiesta sino algo que engloba todas las veinticuatro horas del día. Jesús no se conforma con menos. Todos los sacrificios que hagas, todas las promesas, todas las penitencias, los ayunos, guardar las tradiciones, asistir a misa, postrarte ante las imágenes y mil cosas más, aunque flageles tu carne no podrás quitar de ti tu pecado hasta que arrepentido y con fe te rindas ante Jesús, el que se entregó por ti para salvarte y resucitó para vencer a la muerte y garantizarte que Su sacrificio fue una vez y para siempre. Ya no tienes que ir de rodillas, flagelarte o imponerte cualquier tipo de castigo. ¡Dios nunca deseó eso para sus criaturas! Jesús te tiende Su mano amante una vez más y tú, ¿qué harás? Es triste que en mi cultura se celebre la muerte más que la vida y eso es lo que ocurre. Muchos van tras la muerte pero pocos en pos de la vida. La vida es Jesús porque la muerte fue un trámite para la vida, la vida eterna que Jesús ganó para ti si te arrepientes de corazón y crees en el resucitado. Si no crees pende sobre ti el juicio de Dios porque voluntariamente no has creído en el que te puede salvar, JESUCRISTO. ¿Qué harás?

Antonio Machado lo tuvo claro. Él prefirió al Jesús vivo y no muerto que nuestra sociedad no quiere resucitar cegado por las tradiciones.

Dijo una voz popular:
¿Quién me presta una escalera
para subir al madero
para quitarle los clavos
a Jesús el Nazareno?

Oh, la saeta, el cantar
al Cristo de los gitanos
siempre con sangre en las manos,
siempre por desenclavar.

Cantar del pueblo andaluz
que todas las primaveras
anda pidiendo escaleras
para subir a la cruz.

Cantar de la tierra mía
que echa flores
al Jesús de la agonía
y es la fe de mis mayores.

¡Oh, no eres tú mi cantar
no puedo cantar, ni quiero
a este Jesús del madero
sino al que anduvo en la mar!

Las tradiciones pueden ser contradicciones.

¡QUE DIOS TE BENDIGA!

sábado, 23 de marzo de 2013

Cosas Perdidas


A Jesús se acercaban todo tipo de personas. Potentados, militares, religiosos, ricos, pobres, leprosos, tullidos y endemoniados. Él fue muy criticado por el mero hecho de entablar conversación con los parias de la sociedad en la que vivía. Estos marginados buscaban a Jesús porque se sentían junto a Él respetados y entendidos, mucho más que todo eso ¡AMADOS! El amor mueve montañas que de otra forma serían inamovibles. El amor que Jesús daba a estos necesitados era el imán que necesitaban para sentirse dignas criaturas de Dios. Un día más se acercaron a Jesús pecadores para oírle y nuevamente lo criticaban por ello.

Se acercaban a Jesús todos los publicanos y pecadores para oírle, y los fariseos y los escribas murmuraban, diciendo: Este a los pecadores recibe, y con ellos come. (Lucas 15:1-2)


Jesús albergaba y comía 
con los pecadores, es decir, 
intimaba con ellos 
ganando su amistad.
Porque el Hijo del Hombre ha venido para salvar lo que se había perdido. (Mateo 18:11)


Jesús vino a encontrar cosas perdidas y le traía al fresco las críticas de los que lo criticaban y aborrecían por pura envidia y soberbia.






Jesús vino a buscar a la oveja perdida. Aquella que se apartó del rebaño y se sintió sola, con miedo y sin nadie que la quisiera rescatar.







Jesús vino a buscar la moneda perdida. Una moneda que era de muy poco valor y que otro ni siquiera se hubiese tomado la molestia de agacharse para cogerla.






Jesús vino a buscar el hijo que se había perdido. Aquel que malgastó su herencia en disolución y que acabó oliendo tan mal que los demás ni se acercaban.








Jesús encontró a la oveja y la puso en lo más alto, sobre sus hombros. Jesús encontró la 
moneda de poco valor y la mostró con alegría a todos. Jesús encontró al rebelde y maloliente hijo perdido y lo abrazó y lo besó.


Estas tres historias que Jesús narró a sus oyentes son una demostración del objetivo para el cual vino: amar lo que nadie ama, buscar lo que nadie busca, festejar la restauración de las personas. Y para eso puso todos los medios a Su alcance. Es tremendo, Jesús amó al que no lo amaba, Jesús buscó al que no le buscaba y Jesús le hizo fiesta al que respondió a su amor. ¡JESÚS LO HACE TODO POR TI Y POR MI!



Si estás pasando por depresión y angustia como la oveja perdida Jesús sale a tu encuentro y te ofrece elevarte sobre sus hombros. Él quiere que veas tu situación desde lo alto porque desde donde te encuentras no tienes la panorámica suficiente para dejar tus angustias y temores atrás. Solo Jesús puede liberarte.





Al que desde siempre se ha sentido minusvalorado como aquella moneda de poco valor Jesús ha movido Cielo y Tierra para darle un valor incalculable en Sus tiernas manos. Tú eres el objetivo de Su amor. Él quiere mostrarte como algo muy valioso delante de todos.





Al que ha despilfarrado su vida, salud, familia, amistades, y todo lo que le rodea se ha ido a hacer gárgaras Jesús corre a tu encuentro, te abraza, te besa, te restaura y hace fiesta en tu honor.



Todos somos, o hemos sido, como la oveja, la moneda y el hijo pródigo. Torpes, sin valor y rebeldes. Dios no tenía que haberse molestado en buscarnos ya que nosotros andábamos despistados a más no poder. Pero Jesús nos amó viendo nuestra necesidad y trazando el mayor plan de salvación de la historia de la humanidad.
¿Por qué nos describe Jesús como torpes, sin valor y rebeldes? Nos ve torpes ya que erramos en nuestras decisiones referente de seguirlo. Nos ve sin valor pues lo perdimos todo al desobedecer a Dios pecando contra Él. Nos ve rebeldes porque somos tozudos y no queremos dar nuestro brazo a torcer.


¡SOLO JESÚS TE DA EL VALOR QUE TIENES! Chica o chico, me parece que tienes que ser muy importante para Dios como para buscarte de esa forma tan insistente. Él no quiere que te quedes perdido. Varias cosas debes tener en claro: (1) Has pecado contra Dios y, consecuentemente, esto es un delito que se paga con la muerte. Dios Padre así lo exige pues está airado contra ti. (2) No hay nada que puedas hacer para librarte de esta condenación, es decir, aunque seas bueno, aunque seas un lumbreras, aunque tengas todo el oro del universo, no te librarás de la condena que pende sobre ti. (3) Por esta causa, tu pecado, es que Jesús te ve perdido. (4) Dios, el agraviado, manda a Su Hijo Jesucristo a pagar la deuda que solamente Él está capacitado para satisfacer, y lo hace muriendo en el lugar que a ti te correspondía. (5) De esta forma ya no hay deuda con el Padre por pagar y lo único que urgentemente has de hacer es creer en Jesús como único Señor y Salvador, arrepintiéndote de tus pecados y de esta forma comenzar a caminar con los parámetros de Dios para ti, establecidos en la Biblia. Si no aceptas a Jesús tú mismo te estás condenando al rechazar su ofrecimiento y el juicio de condenatorio de Dios te llegará sumariamente el día que estés delante de Él. Piénsalo, amigo lector, y huye de una vida perdida.

Jesús te ama perdidamente para encontrarte.

¡QUE DIOS TE BENDIGA!

sábado, 16 de marzo de 2013

¡Qué Bello Es Vivir!


Mi película favorita es ¡Qué bello es vivir! Dirigida en 1946 por el director Frank Capra y contando como protagonistas con James Stewart y Donna Reed. En algún que otro lugar he leído y escuchado que está considerada la película mejor de la historia del cine. A mí, por lo menos, eso me parece. La historia da comienzo con el intento de suicidio por parte George Bailey (James Stewart) tirándose de un puente a las gélidas aguas de un río la víspera de Noche Buena. Dios envía un ángel que lo libera de la muerte y le hace entender qué sería de su familia, amigos y ciudad de no haber existido. El bueno de George siempre había querido volar y descubrir mundos nuevos, pero vez tras vez las circunstancias que rodearon su vida fueron un gran obstáculo para sus sueños y metas personales. Vio como los demás prosperaban, conseguían sus sueños, fama, dinero y felicidad. Un día, el bueno de George, se cansó. Su vida no era como él la había ideado y eligió suicidarse. Así de crudo y rudo. Perdió toda esperanza de felicidad pues nunca vio que su vida mereciese la pena. Dejó de ver lo que Dios sí vio.


¿Qué vio Dios? querido lector. A un hombre necesitado que aunque había sido bueno esto no lo llevaba a la felicidad y a la paz en su alma. Si hubiéramos tenido la oportunidad de preguntarle a su esposa, padres, hermanos y amigos nos habrían contestado sin lugar a dudas: “Realmente George es un hombre bueno”. Dios vio a un hombre enfrascado en sus propias fantasías de lo que sería una vida feliz y desechó por completo el plan de Dios para su vida. Así vivió por largo tiempo hasta que llegó a un límite atroz de no retorno. El relato, aunque enmarcado en un ambiente onírico, es desesperante: un hombre que llega a suicidarse porque está amargado de su propia existencia en la cual no halla la felicidad ni el propósito de la misma. ¿Te sientes así? Aunque, Dios quiera, no te encuentres en el borde del precipicio. Siempre hay en el ser humano esa conciencia de eternidad, de conseguir logros, de ser feliz y trascendente: ¿Qué vas a legar a las generaciones futuras? Si alguien entiende sobre el sentido de la vida es el que la creó: DIOS. A Él me remito para que te ilumine haciéndote entender, al igual que a mí en su día, el propósito que tiene para ti.

Dios te creó con tres propósitos fundamentales:

Primer propósito: Llenar la tierra de seres humanos y cuidarla.

Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó. Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra. (Génesis 1:27-28)

Si estás haciendo eso ¡enhorabuena! Cumples con parte del plan de Dios para tu vida. Si por el contrario, eres de los que aprueban tener pocos o ningún hijo para vivir más placenteramente o por miedo a una economía precaria, o de los que aprueban el aborto como opción válida, déjame decirte que te sales del plan divino. El otro punto es el cuidado que haces de la naturaleza. ¿Te importa el entorno en el que vives y tratas de mejorarlo? ¿Cuidas tu salud? Si lo haces ¡enhorabuena! Otro punto a tu favor. Pero, y vuelvo a insistir, si eres de los que arroja basuras sin consideración, malgasta el agua corriente, comes sin tener en cuenta tu salud, ni siquiera paseas, etc., te diré que nuevamente estás fuera del plan divino.

Segundo propósito: Amistad contigo

Dios tenía en el Cielo suficientes criaturas para no tener que buscar amistad fuera. Ángeles, arcángeles, querubines y serafines lo rodeaban sirviéndole y adorándolo constantemente. Pero ideó algo más especial: tú. Durante un tiempo el hombre caminaba con Dios por el Huerto del Edén con una relación profunda de amistad y respeto. Dios visitaba al hombre para seguir profundizando en esta relación especial, el hombre escuchaba y respondía a Dios con absoluta confianza y libertad. Por algo lo llaman el Paraíso: un lugar donde Dios y el hombre se encuentran como amigos, se aman y necesitan mutuamente. ¿Cómo anda tu búsqueda de Dios? Me refiero al Dios de la Biblia. Él es el único Dios y no hay otro fuera de Él. ¿Anhelas escuchar Sus consejos para guiarte en esta vida y en la próxima? Si ya lo haces ¡enhorabuena! Estás cumpliendo con parte del plan divino. Dios vendrá a tu encuentro y caminará contigo. Si por el contrario, ni te lo has planteado y si lo has hecho tu interés deja mucho que desear estás fuera del plan divino. Es sencillo de explicar y entender: vas al médico y te dicen que si no cambias cierto hábito pernicioso, morirás. Tienes dos opciones: dejarte morir o seguir las instrucciones del médico y vivir. Con Dios pasa lo mismo pero con consecuencias eternas. La enfermedad solo dura hasta que nos vence o la vencemos y la obediencia a Dios nos salva eternamente, mientras que desobedecerlo nos condena eternamente.

El camino que elegimos desde antaño fue la desobediencia:

Y mandó Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer; mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás. (Génesis 2:16-17)

...y el hombre desobedeció. No es de extrañar el vacío que dicen sentir las personas cuando hablan de que nada les satisface y que algunos tomen iniciativas horribles contra la vida que Dios les dio. Prueban un poco de todo lo placentero de este mundo y continúan sin llenar el vacío. Como el bueno de George Bailey que pensó que los demás eran felices y él no, porque se vio impedido para realizar "sus" sueños. El todo del hombre es realizar los sueños de Aquel que lo creo: DIOS. Amigo, la desobediencia a Dios trajo unas consecuencias terribles, fatiga, enfermedad, muerte, y la más terrible de todas, la muerte eterna que es la separación de Dios por siempre. El pecado contra Dios tuvo estas terribles consecuencias sobre nosotros mismos y la naturaleza.

Tengo una noticia excelente: ¡DIOS ES DIOS DE SEGUNDAS OPORTUNIDADES!

En ningún momento quiso que Su creación más preciada, tú y yo, se perdiese. Elaboró el mejor plan de rescate del mundo y lo puso en marcha. Ya que el delito siempre debe ser castigado decidió que, dado que nuestro delito no lo podemos pagar por nuestros medios, mandar a Su Hijo Jesucristo a pagar en nuestro lugar el castigo que merecíamos. Para esto vino Jesús, como sustituto por nosotros. Dios sigue amando al hombre y especialmente a ti. Si tú hubieses sido el único ser humano, no te quepa duda, solo por ti hubiera dado Su preciosa vida. El ángel que Dios envió a salvar al bueno de George me recuerda lo que Cristo hizo por nosotros: se mojó lanzándose al río para rescatarnos.

Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros. (Romanos 5:8)

Dos pasos que debes tomar:

Arrepiéntete delante de Dios del pecado en tu vida demostrado por no haberlo tenido en cuenta durante la misma y cree en Jesucristo como único Señor y Salvador. Si no haces esto estarás fuera del papel que Dios tiene para ti y al final, porque llegará el final, tu vida no habrá tenido sentido y propósito y serás el objetivo del juicio condenatorio de Dios.


Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él. El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios. Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas. Porque todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean reprendidas. Mas el que practica la verdad viene a la luz, para que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios.                (Juan 3:16-21)
¡Jesús puede salvarte de las aguas!

¡QUE DIOS TE BENDIGA!

sábado, 9 de marzo de 2013

Caída Libre


No me puedo explicar cómo hay gente que tiene valor para saltar en paracaídas, tirarse de un puente, escalar montañas, submarinismo a pulmón (natural y artificial), hacer alarde de acrobacias sin red que lo proteja y un largo etcétera de bravuconadas que hacen correr la adrenalina a 500 kilómetros por hora en la corriente sanguínea. ¡Pánico me da! Llamadme miedoso, pero es que no lo entiendo. Puedo comprender que las emociones fuertes gusten solo que las mías deben estar a la altura existente entre las suelas de mis zapatos y el suelo. Creo que sería el capitán perfecto en el caso de naufragar mi barco, tenlo por seguro ¡nunca abandonaría el barco! Les llaman valientes y creo firmemente que lo son. Pero, en otro orden de cosas, qué me dices de los que viven saltándose a la torera las normas establecidas por el simple hecho de arriesgados y de camino poner a otros en peligro. Conducir en dirección contraria por la autopista, juegos de rol, humillar a los emigrantes grabándolos con el fin de colgarlos en internet y, nuevamente, un largo etcétera de bravuconadas para sentirse superior a otros. El valor tiene su lado positivo y su lado oscuro. Muy oscuro.


Todos tenemos un lado oscuro. Este lado de nuestro ser sale a la luz cuando lo esperas y cuando no lo esperas. Por ejemplo, hace unas semanas cometí un error conduciendo y le di un buen susto a otro conductor. Al querer incorporarme al carril de la derecha no lo vi, ya que estaba metido en el ángulo muerto del coche. El buen muchacho me dijo de todo menos bonito. Los ojos parecían saltárseles de las órbitas. Pensé que si a la luz es capaz de mostrar ese mal carácter, no sé de qué será capaz en la intimidad de su casa cuando pille un rebote con algún familiar. Quiera Dios que un día encuentre la paz que tanto necesita ese joven. El tráfico tiene la habilidad de sacar lo oscuro de cada uno. ¡Yo nunca cometo errores, son los otros! Es el pensamiento que nos sale de lo profundo del alma. Solemos ser condescendientes con los errores propios para pasar a ser intransigentes con los errores ajenos. Por desgracia he tenido varias experiencias agrias en este sentido.

Permítanme la expresión, pero Jesús las pasó canutas por culpa de nuestro lado oscuro. Caminó a nuestro lado viviendo entre nosotros como uno más pero con las ideas claras en cuanto a lo que enfrentaba. Jesús no era un inconsciente y conocía lo que había en el hombre.

Y llamando a sí a toda la multitud, les dijo: Oídme todos, y entended: Nada hay fuera del hombre que entre en él, que le pueda contaminar; pero lo que sale de él, eso es lo que contamina al hombre. Si alguno tiene oídos para oír, oiga. Cuando se alejó de la multitud y entró en casa, le preguntaron sus discípulos sobre la parábola. El les dijo: ¿También vosotros estáis así sin entendimiento? ¿No entendéis que todo lo de fuera que entra en el hombre, no le puede contaminar, porque no entra en su corazón, sino en el vientre, y sale a la letrina? Esto decía, haciendo limpios todos los alimentos. Pero decía, que lo que del hombre sale, eso contamina al hombre. Porque de dentro, del corazón de los hombres, salen los malos pensamientos, los adulterios, las fornicaciones, los homicidios, los hurtos, las avaricias, las maldades, el engaño, la lascivia, la envidia, la maledicencia, la soberbia, la insensatez. Todas estas maldades de dentro salen, y contaminan al hombre. (Marcos 7:14-23)

Es divertido y todo un logro (aunque no lo sea para mí) llevar una vida de acrobacia en acrobacia pero, creo que es entendible, llevar una vida sacando lo malo del corazón es patético. La Biblia llama a toda la lista que enumera Jesús pecado. La enseñanza de Cristo es clara: lo que va al váter no causa daño; lo que nace del corazón del hombre y sale por su boca si hace daño. «Yo no le he hecho mal a nadie», podrías decir. A ver, a ver... ¿has tenido malos pensamientos? ¿has adulterado aunque sea solamente de pensamiento? ¿has asesinado a alguien aunque solamente sea humillándolo? ¿has hurtado? ¿has tenido avaricia? ¿has obrado con maldad? ¿has engañado? ¿y qué de la lascivia frente a la pornografía en televisión e internet? ¿y que de la envidia frente a los que piensas que tienen más que tú? ¿y qué del uso de la calumnia? ¿has actuado con soberbia? ¿cuántas veces habrás actuado con insensatez? 


Somos unas máquinas que destrozan aquello que tocan. TODOS HEMOS PECADO. Todos dimos un salto al vacío en pro de ser libres de Dios. Pecado es todo aquello que en beneficio del libertinaje hacemos contra lo que Dios estableció. El gran problema es que en nuestra caída libre el paracaídas no se abrió, la cuerda se partió, el arnés cedió, el barco se hundió y nos sobrevino el gran descalabro ya que nos matamos en nuestro intento idealista de pasar del mismo Dios.


Jesús vino a poner remedio a nuestro agravio. Dios nos contempla desde los Cielos y ve en nosotros personas sin rumbo y envió a Jesús a tendernos una mano para reconciliarnos con el Padre. Jesús es el mayor acróbata del universo pues saltó desde los Cielos, Su morada eterna, hasta la tierra y se hizo hombre para comunicarnos el mensaje que le había encargado el Padre. El mensaje es que hay perdón para todos los que tienen malos pensamientos, los adúlteros, las fornicarios, los homicidas, los ladrones, los avariciosos, las maliciosos, los engañadores, los lascivos, los envidiosos, los calumniadores, los soberbios y los insensatos. Si reconoces que te hallas entre ellos ¡Bienvenido al club! Ya somos uno más.


Jesús quiere hacer la diferencia contigo también y rescatarte de tu caída libre particular. Por esa razón murió dando Su vida en una cruz, por amor a ti y a mí. Esa caída te está llevando al infierno, donde Dios ya no puede actuar. Si mueres sin creer en Cristo como único Salvador y Señor te vas a descalabrar. Arrepiéntete de tus pecados frente a Dios, querido lector, pidiéndole que te salve. Lee la Biblia y reúnete en tu ciudad con otros cristianos evangélicos que te ayuden en tus primeros pasos. Cuenta conmigo, si así lo quieres.


La vida aquí no es perfecta porque nuestro pecado lo ensucia todo. Cada vez que pretendemos ser acróbatas morales y éticos nos estrellamos pues, está claro, si no hemos pecado en un punto, hemos pecado en otro. Nadie es perfecto, como se podría decir. Todos somos imperfectos y hemos roto cada uno todos los platos de la vajilla. El que tenga oídos para oír que obedezca, como diría mi Señor y Salvador Jesús.

Déjate caer libremente en Sus brazos.

¡QUE DIOS TE BENDIGA!

sábado, 2 de marzo de 2013

¡Bach Existe!

A veces hay afirmaciones que no dejan lugar a dudas. El entusiasmo, el amor por algo, el apasionamiento de un corazón enardecido, pueden llevar a esas afirmaciones. Recuerdo, hace bastantes años, una de esas afirmaciones que vino de parte de un alumno.



- Pedro, ¡Dios existe! - me dijo exultante nada más entrar en clase.

- ¿Por qué cambiaste de idea? - le pregunté.

- ¡Dios existe porque Bach existe!

Su pasión por la música de Bach le había hecho reconocer, por lo menos, de boca para afuera, lo que para mí (y para el propio Bach) era más que evidente: ¡DIOS EXISTE! Realmente la música de Juan Sebastián Bach es reconocida mundialmente porque está dedicada íntegramente a la gloria de Dios. Buena prueba de ello es el encabezamiento de cada una de sus partituras "SOLI DEO GLORIA". Claro, que para llegar a dedicar tu vida y obra a Dios hay una premisa ineludible: creer que Dios existe. Siempre es triste cuando alguien me dice que no cree pero la tristeza se acrecienta cuando un niño, adoctrinado por el ambiente ateo que le envuelve, te afirma que no cree. La Biblia dice:

En realidad, sin fe es imposible agradar a Dios, ya que cualquiera que se acerca a Dios tiene que creer que él existe y que recompensa a quienes lo buscan. (Hebreos 11:6)

Agradar a Dios

La Biblia no se para en demostraciones en cuanto a la existencia de Dios, la da por hecho, y directamente te reta a agradar a Dios. Sin decírtelo, te lo dice: Dios es una persona a la cual hay que agradar. Dios, al igual que tú, tiene sentimientos. Siente alegría, tristeza, agrado, desagrado, amor, odio, y todo lo que cualquier persona, como tú, sienta. Al igual que a ti te gusta que te agraden, Dios no iba a ser menos. ¿Porqué necesitas agradar a Dios? Porque has vivido toda tu vida apartado de Él a pesar de las evidencias a tu alrededor que te indican de Su existencia. La Biblia llama a esto pecado, que lo podríamos definir como todo aquello que desagrada a Dios pues va en contra de todo lo bueno y puro que Él es. Mentir, murmurar, insultar, adulterar, emborracharse, maldecir y un montón de infinitivos más que bien conoces, es pecado. ¿Cómo agradas a Dios? Hay dos puntos a seguir para agradar a Dios.

1º Creer que Él existe

La Biblia llama a esto fe. La fe es más, mucho más, de los estereotipos que te han enseñado y a los cuales te has aferrado durante toda tu vida. La fe es certeza y convicción; certeza en cuanto a lo que se espera y convicción referente a las cosas que no se ven (Hebreos 11:1). La fe está llena de contenido con fundamento y no de superchería barata. Tú tienes fe en algo y la prueba es que desde que te levantas hasta que te acuestas la utilizas. Tienes fe en que todo va a ir bien en el devenir de un nuevo día. Tienes fe en que tus hijos van a estar bien. Tienes fe en que el tu casa no se caerá, que tus finanzas te darán el suficiente sustento, que tu equipo favorito vencerá el próximo partido... utilizas tu fe de muchas formas. La cuestión es que poner la fe en cosas o personas como tú y yo no resuelven el problema de agradar a Dios. Hay que poner la fe en Dios ya que no hay una persona mejor en todo el universo donde depositar tú fe.


Jesús vino para facilitarte el agradar a Dios. Él se paseó entre nosotros dando suficientes evidencias para motivarnos a creer en Dios de forma sincera y hasta el punto de querer dedicar nuestras vidas a Él. ¿Que hizo? Amarnos. Lo hizo tan vehementemente que se puso en el lugar que nos correspondía a ti y a mí: la muerte. Jesús murió en una cruz por amor a ti siendo que tu pecado desagrada a Dios y te separa de Él. Por ti mismo es imposible agradar a Dios a menos que creas en que lo que hizo Jesús por ti es para que te pudieras acercar al Padre. Jesús pagó, con Su sacrificio, la deuda que contrajimos con Dios por culpa del pecado que hay en nuestras vidas. Tu parte es creer que Dios existe y...

2º Recompensa a quienes lo buscan

La recompensa es agradar a Dios y ya sabemos que cuando alguien se siente agradado despliega todo su arsenal de premios con los cuales agasajar a los que le agradan. ¿Cómo quiere Dios recompensarte? Devolviéndote el rango de hijo, regalándote la vida eterna, entrada libre al Cielo, una vida con propósito. Todo ello por creer, y creer en Dios. Creer en Dios no te deja indiferente sino más bien te lleva a la acción.





Si crees de forma genuina te darás cuenta de tu pecado y te arrepentirás de él ante Dios pidiéndole perdón. Si crees de forma genuina vivirás, como Bach, una vida que le agrada y dedicarás tú obra a darle solo la gloria a Dios.




Por supuesto, creer que Dios no existe es dar la espalda a todo lo que Él, por medio de Su Hijo Jesucristo, hizo por ti. Dios no te condena ya que lo hace tu propia incredulidad. No dejes que esto ocurra jamás. Medita en tu mente y corazón y sé consecuente con la decisión que tomes.

Bach existe porque Dios existe.

¡QUE DIOS TE BENDIGA!