sábado, 31 de diciembre de 2016

Deseos Para El Año Nuevo

En pocas horas 2016 acabará. Un año más habrá pasado de la renta que tenemos concedida por Dios. No es de extrañar que todos aprovechemos estos últimos momentos para hacer balance de en qué hemos invertido los doce meses que había en nuestro banco vital. Seguro que hemos vivido gozos y sombras. Yo los he vivido. Este mundo no es perfecto porque yo vivo en él. Recorriendo 2016 con los ojos del recuerdo puedo ver que tanto en los gozos como en las sombras, estaba Dios. Él me ha acompañado porque es el primer interesado en que el amor que ha derramado en mí no se pierda sino que se rentabilice para la eternidad en el cielo. Gracias mi buen Señor por el 2016.

Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.  (2 Timoteo 3:16-17)

La Biblia, la Palabra de Dios escrita, ha sido mi compañera en estos 365 días. ¿Por qué?, se preguntarán algunos. La respuesta es simple: ES LA PALABRA DE DIOS, ¡cómo no voy a hacerla mi compañera de viaje! Ella me ayuda a invertir mi tiempo en esta tierra ensenándome las verdades simples y complejas, corrigiéndome con argumentos para librarme del error y capacitándome para hacer lo que Dios demanda de mi vida: hacer el bien. Te aconsejo, querido amigo, que este próximo año leas la Biblia porque ella tiene todas las respuestas que estás buscando. Ya has escuchado por muchos años lo que otros hombres te han querido inculcar. Sé valiente, asómate a la Palabra de Dios con humildad y ya me contarás.

Deseo para el año 2017 poder seguir disfrutando de la lectura de la Biblia y de sus enseñanzas. Deseo para el año 2017 tener una comunión más íntima con Jesucristo porque el Cristianismo es relación con Él y no religión. Deseo para el año 2017 que mi hogar sea un reflejo del amor de Dios. Deseo para el año 2017 un amigo de verdad con el que compartir mi fe en el Dios que me amó tanto que envió a Jesucristo, Su Hijo, para salvarme de la muerte espiritual en la que me hallaba, trayendo luz a este pobre pecador por medio de Su muerte y resurrección en la cruz.

¿Quieres ser mi amigo?


¡QUE DIOS TE BENDIGA!

sábado, 24 de diciembre de 2016

5. Navidad 2016: Se Buscan Perdidos

Hoy celebramos la Nochebuena. Todo parece descontrolarse por los preparativos, sobre todo los preparativos de última hora. Vivimos tiempos donde la prisa nos consume y realmente, si paramos un instante, nos preguntaremos ¿quién me está obligando a ir tan deprisa por la vida? Lo que sucede es que a veces nos portamos como dictan los “no sé quién” aunque los conocemos. Vivimos al son que marcan otros. Esa es la verdad, aunque políticamente incorrecta. Lo más patético de todo es que Jesús no está presente en ninguno de los preparativos de la cena de Nochebuena. A Dios gracias que Él sí nos tuvo presentes en el mismo momento que decidió buscar lo que se había perdido: nosotros, tú y yo. 

«El Espíritu del SEÑOR está sobre mí, porque me ha ungido para llevar la Buena Noticia a los pobres. Me ha enviado a proclamar que los cautivos serán liberados, que los ciegos verán, que los oprimidos serán puestos en libertad, y que ha llegado el tiempo del favor del SEÑOR» (Lucas 4:18-19)

Jesús vino a por los pobres, a por los cautivos, a por los ciegos y a por los oprimidos. Este último grupo es el final de esta serie navideña. En una sociedad que se jacta de las libertades ganadas históricamente decir que se vive bajo opresión es cuanto menos, irrisorio. Pero no te rías tan pronto, querido lector, porque las evidencias quitarían desde la más leve sonrisa a la más pronunciada carcajada del rostro. 

La opresión que sufrimos va desde la más leve insinuación, a la más corrupta de las imposiciones. Hay una campaña publicitaria en televisión que, encima, nos da las gracias por dejarnos llevar por sus enseñanzas. Esto refleja el lado leve de la opresión que vivimos y refleja lo fácil que resulta esclavizarnos. En el lado corrupto está el dinero. ¡Sí, el dinero! Enaltecen la palabra libertad y todos piensan que son libres pero intenta moverte con libertad sin un duro en el bolsillo. Luego hablamos de libertad y terminaremos hablando de opresión. 

Todos nos hallamos en alguno de estos cuatro grupos aunque la realidad nos lleva a vernos en los cuatro grupos. Todos somos pobres hasta que Jesús nos da la Buena Noticia. Todos somos cautivos hasta que Jesús nos libera. Todos estamos ciegos hasta que Jesús nos da la vista. Y todos vivimos oprimidos hasta que Jesús nos liberta. Jesús vino a salvar lo que se había perdido. Estás perdido porque jamás se te ha ocurrido que necesitas a Jesús en tu vida. Estás perdido porque aunque te presente esta verdad eterna, lo más seguro, es que la rehúses abiertamente. Tu rechazo a Jesús no hace menos verdad tu necesidad de Él, solamente la amplifica. Jesucristo no vino porque Él te necesita, Jesús vino porque tú le necesitas. El mensaje de la navidad se torna duro a tus oídos: Jesús vivo por ti ya que te habías perdido, si lo rechazas seguirás perdido por la eternidad. Por lo tanto, arrepiéntete de tus pecados y cree en el Señor Jesucristo para salvación. 

Jesús vino para decirte que estás perdido sin Él. 

¡QUE DIOS TE BENDIGA!

sábado, 17 de diciembre de 2016

4. Navidad 2016: Se Buscan Perdidos

«El Espíritu del SEÑOR está sobre mí, porque me ha ungido para llevar la Buena Noticia a los pobres. Me ha enviado a proclamar que los cautivos serán liberados, que los ciegos verán, que los oprimidos serán puestos en libertad, y que ha llegado el tiempo del favor del SEÑOR» (Lucas 4:18-19)
En nuestro periplo navideño estamos recordando que Jesús se acercó a nosotros para salvar lo que se había perdido. Hasta el momento hemos visto dos características que claramente demuestran a quienes están perdidos: la pobreza y la cautividad. Ahora afrontamos otro grupo de perdidos como son los ciegos que Jesús también resalta en su misión de búsqueda. A estas alturas cabe señalar que tristemente los perdidos ni siquiera saben que están perdidos. Es por eso que podemos constatar una vez más el amor de Dios por ellos pues aunque no aman a Dios, Dios sí los ama a ellos enviando a Jesús. 

La vista es el sentido más importante de protección de nuestro cuerpo, siendo el sentido más terrible de perder. Sin la luz que nos proporcionan los ojos simplemente estamos en oscuridad. No podemos percibir el ánimo en el rostro de los demás, los colores de la naturaleza, la altura de los cielos, la belleza de la faz de nuestro cónyuge… La ceguera es una barrera real en el mundo del que la padece. Si no podemos ver hay cuestiones que no podemos percibir ni sentir y mucho menos describir. Lo que Jesús trata de comunicar es que existe la ceguera espiritual y los que la padecen tienen la incapacidad de darse cuenta por ellos mismos de esa realidad. 

Jesús comentó en una ocasión: Dejadlos; son ciegos guías de ciegos; y si el ciego guiare al ciego, ambos caerán en el hoyo (Mateo 15:14). Aquí deja claro que un ciego no puede guiar a otro ciego. Aunque pueda sonar evidente es lo que el ser humano ha hecho a lo largo y ancho de su historia: ciegos guiando ciegos en el terreno espiritual. ¿Dejarías a un ciego conducir tu coche con toda tu familia dentro? ¡NO! El sentido común te delata. El problema es que en el terreno espiritual si dejas que otros ciegos conduzcan tu vida. La afirmación de Jesús apunta a la verdad de que un ciego guiando a otro ciego es igual a dos ciegos cayendo a un hoyo. 

La promesa de Jesús es que los ciegos verán. ¿Qué verán? Verán que Jesús mismo les da la visión espiritual que necesitan quitando el velo de oscuridad por la luminosa vista del mensaje del evangelio. Todo se tornará nítido y ya no más se dejarán arrastrar por otros ciegos. Es más, ellos mismos que antes eran ciegos, se volverán a compartir la luz que les ha hecho ver la realidad a todos los ciegos de su entorno. En él (Jesús) estaba la vida, y la vida era la luz de la humanidad. Esta luz resplandece en las tinieblas, y las tinieblas no han podido extinguirla (Juan 1:4-5). Jesús da luz al ciego porque es la fuente de la vida que da luz a la humanidad en tinieblas y aún hoy, no hemos podido apagar Su luz. Esa luz se encendió en Belén para dar vista al ciego. 

¿Quieres recobrar la vista? 


¡QUE DIOS TE BENDIGA! 

sábado, 10 de diciembre de 2016

3. Navidad 2016: Se Buscan Perdidos

En nuestro recorrido navideño por el tema “Jesús vino a salvar lo que se había perdido” nos toca revisar el segundo tipo de perdidos que Dios, por medio de Jesucristo, se propuso alcanzar. Jesús nos dijo: «El Espíritu del SEÑOR está sobre mí, porque me ha ungido para llevar la Buena Noticia a los pobres. Me ha enviado a proclamar que los cautivos serán liberados, que los ciegos verán, que los oprimidos serán puestos en libertad, y que ha llegado el tiempo del favor del SEÑOR». (Lucas 4:18-19). El primer grupo fueron los pobres y ahora Jesús añade un grupo más como objetivo de su labor entre nosotros: los cautivos. 

Para todos aquellos que viven esclavizados hay esperanza de liberación. Muchos habrán pensado “Qué bien, Jesús va a liberar a los que sufren la tiranía de los esclavistas del tercer mundo liberando a las personas de su yugo de esclavitud”. En cierto modo he de darles la razón, pero Jesús se refería a algo más profundo y que hoy en día está pasando de forma desapercibida por nuestras mismas narices: la esclavitud a los vicios, al dinero, a los logros personales, a la idolatría… En definitiva, la esclavitud que nos encarcela ahogándonos la vida sin poder liberarnos de ella. 

Es más fácil ver la mota de la persona que se cruza en nuestro camino que la viga que nos molesta en el ojo. La esclavitud de la que te hablo, querido lector, es aquella que sibilinamente nos atrapa sin darnos cuenta y hace que bailemos la vida a su compás. Los vicios son todo aquello que enferma el cuerpo hasta la muerte, el amor al dinero es el principio de todos los males en esta tierra, tener como objetivo de vida los logros personales lleva a la indiferencia y al egoísmo, la idolatría enfoca la vida en lo artificial y vano quitando el lugar que a Dios le corresponde. 

De la lista anterior y mucho más debemos ser liberados y Jesús nos trae estas navidades nuevamente el mensaje de esperanza. Cristo vino a proclamar que los cautivos serán liberados de las cadenas que los esclavizan. ¿Cómo lo hizo? Pagando el precio para rescatarlos. El pago fue su sangre derramada en una cruz, o lo que es lo mismo, dio su vida voluntariamente para que todos nosotros, esclavos de una manera u otra, pudiésemos ser liberados. Querido lector, recibe el sacrificio de Jesús y serás liberado de la esclavitud más grande que existe: la muerte eterna que te llevará a la separación absoluta de Dios. Arrepiéntete hoy de tus pecados porque mañana puede ser tarde. 

Puedes ser un esclavo liberado. 

¡QUE DIOS TE BENDIGA!

sábado, 3 de diciembre de 2016

2. Navidad 2016: Se Buscan Perdidos

El sábado anterior introduje el tema que nos ocupará estas navidades: Jesús vino a salvar lo que se había perdido. Jesús no dejó su trono en el cielo para perder el tiempo con aquellos que se creen justos sino con los que se saben pecadores y necesitados de la salvación que Cristo les ofrece. A eso apunta la navidad: Jesús vino a salvar lo que se había perdido. Todos nos hayamos dentro de algún tipo de perdido que describe la Biblia. Difícilmente, por no decir imposible, se escapa alguno. Repasemos el texto donde Jesús declara en qué perdidos está centrada su misión.

«El Espíritu del SEÑOR está sobre mí, porque me ha ungido para llevar la Buena Noticia a los pobres. Me ha enviado a proclamar que los cautivos serán liberados, que los ciegos verán, que los oprimidos serán puestos en libertad, y que ha llegado el tiempo del favor del SEÑOR». (Lucas 4:18-19)

El primer tipo de perdido que Jesús vino a buscar es el pobre. El pobre no solo es aquel que padece por causa de la penuria económica sino también aquellos que viven de forma sencilla, humilde y que son los conscientes de su indigencia[1]. Los pobres son sensibles a las cuestiones divinas y Jesús los ve como parte de su campo de misión. Lo siguiente es una promesa que designa al pueblo que Dios escogerá y se protegerá en Jesucristo: «Dejaré un remanente en medio de ti, un pueblo pobre y humilde. En el nombre del SEÑOR, se cobijará» (Sofonías 3:12). ¿Eres pobre económicamente y conoces la angustia de serlo? Jesús vivió de forma sencilla y te entiende. «Pero Jesús respondió: —Los zorros tienen cuevas donde vivir y los pájaros tienen nidos, pero el Hijo del Hombre no tiene ni siquiera un lugar donde recostar la cabeza» (Lucas 9:58). Redundando, si alguien entiende tu pobreza es Jesús.

La primera fase para que alguien pueda ser sanado es el auto reconocimiento de que está enfermo. Esto se ejemplifica claramente en los casos de alcoholismo, ludopatía o drogadicción, por citar tan solo unos casos. Si el que sufre alguno de esos males no da el humilde paso de aceptar su condición y buscar sanidad, no dejará de estar enfermo y aún menos se curará. En una de las conocidas bienaventuranzas que Jesús enseñó en el sermón del monte, dijo: «Dios bendice a los que son pobres en espíritu y se dan cuenta de la necesidad que tienen de él, porque el reino del cielo les pertenece» (Mateo 5:3). El pobre, el que es indigente, el que es humilde han de darse cuenta de la necesidad que tienen de Jesús, porque el cielo les tiene preparados las mayores riquezas que jamás hayan soñado: la vida eterna junto a Jesús, donde «Él les secará toda lágrima de los ojos, y no habrá más muerte ni tristeza ni llanto ni dolor. Todas esas cosas ya no existirán más» (Apocalipsis 21:4).

La vida eterna pude comenzar hoy mismo para ti. No hay que esperar al cielo. Eso es lo que Jesús quiso decir al proclamar que el reino de los cielos se ha acercado. Ya está a la distancia de simplemente recibirlo comenzando a caminar por sus veredas. Para aquellos que reconocen su pobreza física y espiritual Jesús les promete: «Aquí en el mundo tendrán muchas pruebas y tristezas; pero anímense, porque yo he vencido al mundo» (Juan 16:33). Este mundo no tiene arreglo, pero debemos animarnos: ¡Jesús lo venció al morir en una cruz por nuestros pecados y resucitar! Arrepiéntete de tus pecados y cree en Jesucristo.

¡Protégete en Jesús! 

¡QUE DIOS TE BENDIGA!




[1] Matthew Henry, Comentario bíblico (Terrassa, Barcelona: CLIE, 1999), 1274.