sábado, 31 de agosto de 2019

Dios No Hará Nada


En la era de lo políticamente correcto la mentira es su sinónimo. Recuerdo la expresión “desaceleración económica” que Zapatero usó para enmascarar la realidad de una crisis producida por la burbuja inmobiliaria que nos venía por la cultura anterior del “pelotazo” ochentero español. Muchos jóvenes dejaron sus estudios para “forrarse” en la construcción para darse un batacazo cuando se destapó el espejismo creado. Como si no hubiese un mañana, la gente fue tras la ambición y el desenfreno a todos los niveles. Estamos saliendo de aquella crisis pero se ve que lo aprendido ha sido escaso por las tendencias ambiciosamente desenfrenadas observables.
Acontecerá en aquel tiempo que yo escudriñaré a Jerusalén con linterna, y castigaré a los hombres que reposan tranquilos como el vino asentado, los cuales dicen en su corazón: Dios ni hará bien ni hará mal. (Sofonías 1:12)
Los israelitas, el pueblo de Dios, se sumergieron en lo políticamente correcto, como nuestra sociedad. “Dios es neutro”, o lo que es lo mismo, Dios se mantendrá al margen, pensaron ellos. Como me decía mi padre, “el que avisa no es traidor”, y Dios no lo fue. Avisó al pueblo y cumplió el castigo que los desatinos de Su pueblo merecieron. Esto suena políticamente incorrecto en grado sumo para los que piensan que Dios no hará nada ante las injusticias que cometemos de forma mundial, nacional e individual. Unos afirman que Dios no se meterá en nuestros asuntos porque simplemente no existe (ateos); otros alegan que Dios es amor y perdona todo, como un viejito bonachón y decrépito (religiosos, agnósticos e ignorantes).

Pero Dios si ha tomado cartas en el asunto de una forma inusitada e impensable para nuestras mentes deformes. ¡Dios ha hecho bien! Pudiendo castigarnos nos ha hecho bien. El juicio ha sido relegado a aquellos que siguen creyendo en un dios de pacotilla que los deja a su suerte. ¡Jesucristo es el bien de Dios! Él clavó en una cruz nuestro orgullo e inmoralidad para que nuestros pecados fuesen perdonados ante Su Padre y comprobemos que realmente Dios nos ama profundamente y no desea pagarnos conforme a nuestros desaires hacia Él. ¡DIOS ES BUENO! Deshazte de lo políticamente correcto y cree, no sólo que Dios actuará imponiendo Su justicia sino que ya lo ha hecho por medio de Jesucristo, Su Hijo. Arrepiéntete de tus pecados y cree en Jesús. Te librarás de la mentira de lo políticamente correcto y conocerás la Verdad que te hace libre en Jesucristo.

Políticamente incorrecto.

¡QUE DIOS TE BENDIGA!

sábado, 24 de agosto de 2019

Todos Resucitaremos


Muchos siguen tropezando con la realidad de la resurrección. Cuando Jesús resucitó intentaron encubrirlo acusando a Sus discípulos de haber profanado la tumba donde yacía robando Su cuerpo; los saduceos, una secta del judaísmo, rechazaba la idea de la resurrección; el apóstol Pablo se encontró con la incredulidad de los atenienses nada más tocar el tema de la resurrección de los muertos; los discípulos no entendieron a Jesús cuando les anunció Su muerte y posterior resurrección hasta después que estos hechos acaecieron. Si en el pasado fue así, mucho más oposición a la resurrección hallamos en la sociedad materialista que hemos creado.
No os maravilléis de esto; porque vendrá hora cuando todos los que están en los sepulcros oirán su voz; y los que hicieron lo bueno, saldrán a resurrección de vida; mas los que hicieron lo malo, a resurrección de condenación. (Juan 5:28-29)
Jesús anunció que todos resucitaremos y lo bueno o lo malo darán como resultado la calidad de la resurrección. Es sencillo de entender: los que hacen el bien resucitarán para vida y los que hacen el mal resucitarán también, pero para condenación. ¿Qué está en la mente de Jesucristo cuando hace esta distinción en cuanto a la resurrección para vida o condenación? Él mismo nos saca de dudas: De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida (Juan 5:24). Hay una única bondad que podemos hacer y es creer (una acepción es obedecer) la Palabra de Jesús dando crédito a Su Padre y esto nos asegura una resurrección gloriosa. Dicho esto, la resurrección condenatoria es para aquellos que han desoído la Palabra de Cristo rechazando al Padre dado que han hecho lo malo.

En definitiva, creer a Dios por medio de Jesucristo hace la diferencia entre la vida eterna y la condenación eterna. El evangelio es el mensaje de esperanza que Cristo Jesús nos trajo. Dios se hizo hombre para pagar la deuda de los delitos (pecados) que nosotros habíamos cometido contra el Padre. Lo hizo por medio de dar Su vida en una cruz ocupando el lugar que tú y yo merecíamos. Al resucitar venció a la muerte haciendo realidad que Su resurrección aseguraba la de aquellos que con fe (confianza) le siguieran… para los que no se labraron una resurrección condenatoria. Medita en esto hoy.

Haz lo bueno por ti.

¡QUE DIOS TE BENDIGA!

sábado, 17 de agosto de 2019

La Doble Misión de Jesús


La misión define la vida de las personas. Nuestros héroes lo son porque tienen una misión bien concreta y nos sentimos atraídos hacia esa misión. ¿Quién no soñó con ser Superman, Spiderman, Batman o James Bond? Luchar por lo justo y noble recibiendo por ello la admiración de todos es un anhelo de cada corazón. En su justa medida ello ni es bueno ni malo, es simplemente el mundo que transitamos entre nuestros deseos más bondadosos al prójimo y nuestras necesidades de recibir amor. En fin, todos tenemos héroes a los cuales deseamos imitar.
Porque ni aun el Hijo del hombre vino para que le sirvan, sino para servir y para dar su vida en rescate por muchos. (Marcos 10:45)
Jesús tenía bien definida Su doble misión: Vivir para servir y morir para salvar. Si bien nuestros héroes del celuloide viven para servir y salvar del peligro no alcanzan la profundidad de la misión de rescate de Jesucristo. Nuestros héroes muertos no servirían de nada. La muerte de Jesús en una cruz y Su posterior resurrección de los muertos lo acreditó para confirmarnos que Él es el Único que puede realmente vivir para servirnos y morir para rescatarnos. Él nos puede rescatar de la muerte o separación de Dios por causa el pecado, perdonándonos y reconciliándonos con Dios.

Querido lector, pocos quieren servir y mucho menos dar sus vidas en beneficio de otros. Sólo Jesús lo hizo con tal trascendencia eterna. Al igual que las divinidades griegas nuestros héroes son caprichosos y a nuestra imagen y semejanza, por lo tanto, falibles y poco confiables. Solamente Cristo tiene el poder de servirte y rescatarte tal y como realmente necesitas. Para acercarte a Jesús hay una condición: creer, es decir, tener fe en que puede salvarte. ¡Arrepiéntete de tus pecados y cree en Jesús! No lo dejes para mañana porque quién sabe… puede ser muy tarde.

Jesús, mi héroe.

¡QUE DIOS TE BENDIGA!

sábado, 10 de agosto de 2019

Ver Tu Necesidad


Reconocer la evidencia de las carencias personales es dejar de ser ciego. La persona que más daño puede hacernos somos nosotros mismos y seguimos aferrados en querer cambiar a los demás porque “ellos tienen la culpa de los males del mundo… y los míos”. Puede parecer exagerada la afirmación anterior pero es la reacción que tantas veces veo en los que me rodean y en mí mismo. ¿Pudiera ser que somos tan dependientes, tan inmaduros, que creemos que los demás han de satisfacernos todo el tiempo y atendernos al menor reclamo? Dios, el gobierno, la sociedad, la familia, los maestros, los jefes y amigos no se equivocan todo el tiempo ya que le toca a cada uno asumir la responsabilidad de reconocer nuestra necesidad de cambiar.
Respondiendo Jesús, le dijo: ¿Qué quieres que te haga? Y el ciego le dijo: Maestro, que recobre la vista. (Marcos 10:51)
Bartimeo es un ejemplo a imitar porque reconoció con todas sus fuerzas su necesidad de sanidad. Él no culpó a Dios, al gobierno, a la sociedad, a la familia, a los maestros, a los jefes y  a los amigos. ¡Sólo reconoció que su problema era personal debido a su ceguera física! ¿Cuál es tu necesidad? Eso que tú sólo sabes y te avergüenza reconocer. Ciertamente que otros han podido hacerte daño, mucho daño, pero colapsar tu vida desperdiciándola no merece la pena. Bartimeo buscó la solución en el Maestro y tú tienes la posibilidad de hacer lo mismo.

“Acuérdate de esto: Todos y todo te van a fallar pero sólo Jesucristo no te fallará”, afirmó Abraham Laboriel. Por eso Jesús tiene la autoridad de preguntarte “¿Qué quieres que te haga?” y darte una respuesta que te satisfaga plenamente. Querido lector, reconoce hoy que necesitas al Maestro en tu vida. Él dio Su vida por ti en la cruz para que tu necesidad de salvación y perdón de tus pecados fuese totalmente resuelto. El Señor te conoce y espera que le contestes a Su pregunta “¿Qué quieres que te haga?”.

¿Qué necesitas que Jesús te haga?

¡QUE DIOS TE BENDIGA!

sábado, 3 de agosto de 2019

La Samaritana


La historia de la samaritana quizá pudiera ser la historia de cada uno de nosotros. Hay encuentros que cambian la vida y el que tuvo la samaritana con Jesús es uno de ellos. A partir de ahí su vida jamás fue la misma. Su necesidad espiritual fue satisfecha, su conocimiento de Dios fue mejorado y, como consecuencia, atrajo a otros a conocer a Jesús. Todos tenemos una necesidad espiritual que satisfacer y un conocimiento de Dios que mejorar antes de cambiar nuestro entorno. La samaritana es muestra de ello pues cuando oyó el mensaje no pensó “esto es bueno para mi vecino” sino “esto es bueno para mí”.
Vino una mujer de Samaria a sacar agua; y Jesús le dijo: Dame de beber. (Juan 4:7)
Jesús, por medio de una petición material, como el agua, inicia una conversación con la samaritana para llevarla a lo espiritual. La samaritana muestra su extrañeza debido a que judíos y samaritanos estaban enfrentados. Jesús aprovecha para profundizar (no hace caso a la objeción nacional de enfrentamiento) y le dice que no conoce el regalo de Dios para ella ni quién es Él. Si conociera eso sería ella la que pediría el agua y le sería dada. La samaritana sigue pensando en el agua natural y le dice a Jesús que esa agua viva no puede sacarla porque el pozo es hondo y no tiene herramientas. Al final, sin entender aún, le dice a Jesús que le dé esa agua viva para que no tenga más sed y no la  tenga que sacar más del pozo.

Jesús ahonda más después de explicarle cómo saciar su sed. Si bien todos hemos de calmar esa sed no es menos cierto que hay algo que impide que Jesús pueda calmarla. Ese algo es el pecado. Jesús hace ver a la samaritana que su moralidad tiene fallas pues tuvo cinco maridos y ahora vive con un hombre que no es su marido. En este momento la samaritana va un peldaño más y comienza a ver algo especial en Jesús “me parece que eres un profeta”, le dice. Jesús sigue profundizando y le muestra cómo debe ser un creyente: “Los creyentes son aquellos que adoran  a Dios de forma espiritual y física (en verdad), es decir, aquellos que son congruentes y llevan su vida espiritual y material al mismo nivel. Para Dios importa todo, tanto lo espiritual como lo físico.

Llegados a este punto Jesús se revela como el Mesías que ella espera y la samaritana cree ante las evidencias que Él le ha mostrado. Jesús quiere tener un encuentro contigo para charlar amistosamente y mostrarte Su corazón y el tuyo. Él desea comunicarte la vida que tiene preparada para ti y el pecado que está impidiendo que la disfrutes. Te pido, querido lector, que revises esta semana este encuentro en el libro de Juan capítulo 4. Ahí está la historia completa. Jesús se mostró a la samaritana como el Mesías y esto significaba, entre otras cosas, que le esperaba la cruz para que esa agua viva fluyese para ti. Jesús pagó el precio de tus pecados y los míos zanjando la deuda por ellos al Padre. Ahora sólo debes creer con fe arrepintiéndote de tus pecados para ser eternamente salvo.

Un encuentro que lo cambia todo.

¡QUE DIOS TE BENDIGA!