sábado, 25 de marzo de 2017

Buscando Consejo

De vez en cuando hay que pedir consejo. Creo que esa es una práctica y sana. No tenemos por qué aislarnos en los problemas de la vida e ir en busca de consejo sabio. Quizá tus padres, tu cónyuge, un amigo, el jefe o un libro te sirvan de guía para dar el paso siguiente o parar. Reconozco que puedo llegar a ser bastante alérgico a pedir consejo, pero con los años me voy dando cuenta que la verdadera alergia me la causa el no buscar esa palabra de ayuda gentil, que mis conocidos están dispuestos a regalarme.

En pos del Señor vuestro Dios andaréis; a él temeréis, guardaréis sus mandamientos y escucharéis su voz, a él serviréis, y a él seguiréis (Deuteronomio 13:4).

¿A quién pedimos consejo? Muchos van de psicólogo en psicólogo, mientras que algunos prefieren inspirarse en cómo vive el famoso de turno. Unos van a echadores de cartas y otros se fían de la religión. Al final, el consejo sirve para poco ya que, tristemente, somos ciegos guiando a otros ciegos. Dios nos conoce y por eso dejó escrita Su voluntad en cuanto a buscar en exclusividad Su consejo, obviamente, sabio. El problema de fondo es quién, hoy día, busca el consejo divino. ¡Muy pocos! Por lo menos pocos de los que se hallan a mí alrededor. Lo sé porque sus vidas lo reflejan y sus bocas lo gritan: ¡Soy el amo de mi destino: soy el capitán de mi alma! Como dijo Mandela, es decir, ¡No necesito a nadie!

Al igual que a Su pueblo Israel, Dios nos demanda hoy lo mismo, a saber: Caminar detrás de Él, respetarle, obedecer Sus mandamientos, escuchar Su voz, servirle y seguirle. Dios se repite, pues el inicio y el final del texto son similares: caminar detrás de Él y seguirle que, en definitiva, es caminar detrás de Él. El ser humano cree que caminando delante de Dios lo burlará esquivándolo. Nada más lejos de la realidad, pues vivir dejando atrás a Dios es perder el norte de la vida aquí y en la eternidad.

Una de las capacidades de Jesús es ser un Consejero Admirable. Pídele Su consejo y escucha Su voz hablándote a la mente y al corazón. Dios te susurra a través de Su creación y te habla con voz firme por medio de Su Palabra, la Biblia. Su consejo es el siguiente: Cree en mi muerte en la cruz como pago por tus pecados y vive en la libertad de saberte perdonado. Ven en pos de mí y no te vayas ni a derecha ni a izquierda. Ten fe y confía.

Busca Su consejo.


¡QUE DIOS TE BENDIGA!

sábado, 18 de marzo de 2017

¿Qué Escribir?

¿Qué escribir cuando el mundo vive envuelto en una guerra de la razón contra la Biblia? ¿Qué escribir cuando una mayoría ha declarado la guerra a Dios? Sí, ese es el meollo de la cuestión: las personas batallan para derrocar a Dios del horizonte. Detrás de todo ello subsiste el pensamiento de la libertad absoluta y Dios es una figura que se percibe como limitadora de esa libertad que el ser humano anhela. Por supuesto, nada más allá de la realidad. Jesús dijo: Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres (Juan 8:32). Pero para conocer la verdad y ser libres hay dos pasos previos, por lo tanto, ¡sé de qué escribir!

Vuelves al hombre hasta ser quebrantado, y dices: Convertíos, hijos de los hombres (Salmos 90:3)

Primer paso: Para vislumbrar, hasta el punto de entender a Dios, se necesita la intervención de Él. Volver y decir son los verbos previos al mensaje divino para el hombre: ¡Convertíos! Jesús proclamaba lo mismo: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado (Mateo 3:2). Dios es el que nos quebranta para que escuchemos Su voz diciéndonos: ¡Convertíos! ¡Arrepentíos! Eso es un milagro que solo Dios puede hacer. Querido lector, si Dios no te da la gracia de entender Su mensaje, no tienes posibilidad de salvación. Pídele con fervor que habrá tu mente y corazón para recibir Su luz.

Segundo paso: Dios te hará entender dos cosas para que puedas ser salvo y que Jesús las compartió con aquellos que habían creído en Él. Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres (Juan 8:31-32). Creer en Jesucristo y permanecer en Su Palabra son los requisitos previos para conocer la verdad y ser libres. ¿Cómo muestro que he creído en Jesús? Obedeciendo Sus Palabras que están en la Biblia. Quizá demasiado sencillo para un mundo tan complejo como el nuestro. ¡El mensaje del evangelio es muy sencillo! Tan simple que hasta los niños lo entienden plenamente.

Hay un precio que debes pagar: Poner tus miras en Jesucristo y desechar al mundo. Jesús pagó el precio por ti, costándole la cruz. ¡Cuán poco y ridículas se ven mis pérdidas a la sombra de la cruz! La gran tentación es dejarse arrastrar por la marea del pensamiento humano y diluirse en ella. ¡No! No te disuelvas en la masa. Dios te creó único e inconfundible y ellos te enseñan que todos somos iguales: Todos debemos vestir igual, todos debemos pensar lo mismo, todos debemos comer igual, todos debemos ser del mismo sexo…

Te seguiré, Señor.


¡QUE DIOS TE BENDIGA!

sábado, 11 de marzo de 2017

Tú, Tranqui...

Es obvio que no vivimos tranquilos por causa de las opiniones de diferentes grupos que piensan antagónicamente. A unos se les etiqueta de “progresistas”‒mal llamados progresistas‒ y a otros de “intolerantes” ‒mal llamados intolerantes‒. Aunque no puedo negar que me hallo en el grupo de los "intolerantes", estoy convencido de pleno que mis opiniones y acciones en defensa de mi postura no van a generar ningún cambio sustancial. ¿Pesimista? No, bíblico. Según la Biblia, hará falta que Jesús regrese a la tierra, esta vez como Rey y no como mártir, para instaurar la justicia.

El Señor peleará por vosotros, y vosotros estaréis tranquilos (Éxodo 14:14)

Unas palabras a los cristianos “intolerantes”: Tú, tranqui cuando se burlen por tus afirmaciones en cuanto a Jesús y tú fe. Tú, tranqui y sigue orando con la Biblia en las manos. Tú, tranqui y no te metas en el juego de discusiones vanas que llevan a un callejón sin salida. Tú, tranqui y sigue sirviendo a todos como si fuesen el Señor mismo. Tú, tranqui porque el Señor está peleando por ti y ha ganado la batalla. Tú, tranqui porque llegará el día cuando recibas la aprobación de Dios por haber aguantado el chaparrón.

Unas palabras a los laicos “progresistas”: Tú, tranqui cuando te burles de los que no piensan como tú. Tú, tranqui y sigue con tu ideario político-filosófico por estandarte. Tú, tranqui y sigue intentando inculcar tus doctrinas a otros. Tú, tranqui y sigue sirviendo a tus altos ideales. Tú, tranqui porque el Señor peleó por ti en la cruz por tus pecados y te abrió el camino a poder cambiar tus creencias por la fe en Él, aunque sigues empecinado en tus razonamientos. Tú, tranqui porque llegará el día cuando recibas lo que te mereces, si no te has arrepentido de tus pecados y has vuelto a Dios.

¿Qué tranquilidad prefieres?


¡QUE DIOS TE BENDIGA!

sábado, 4 de marzo de 2017

Babel

En Génesis encontramos la insólita historia de la torre de Babel, en el capítulo once. La humanidad estaba unida por un mismo idioma, unos mismos intereses y una rebeldía común contra Dios, heredada de sus antepasados. La voluntad de Dios era que el hombre se extendiese a lo largo y ancho de la tierra que les dio, no a lo alto, como ahora se les había ocurrido. Estaban desobedeciendo el mandato divino conscientemente. El hombre, una vez más, elegía retar a Dios siguiendo sus propios dictámenes. En definitiva, lo mismo que ocurrió en Babel, ocurre en el año 2017: REBELDÍA.

La rebeldía humana contra Dios conlleva una sola respuesta: CONFUSIÓN. Eso es lo que significa BABEL. Dios hizo que se confundieran dándoles diferentes lenguas, y esto provocó que se cumpliera la voluntad soberana de Dios de extender la humanidad a lo largo y ancho de la faz terrestre. En el presente ocurre lo mismo: las personas construyen juntas su propia Babel, consciente de su rebeldía contra el Creador, y Dios vuelve a confundir a toda la humanidad. Babel hoy se refleja por medio de las proclamas del orgullo gay, los derechos de las abortistas, y la ideología de género. Dios vuelve a dar la misma respuesta: CONFUSIÓN.

Es cierto, ellos conocieron a Dios pero no quisieron adorarlo como Dios ni darle gracias. En cambio, comenzaron a inventar ideas necias sobre Dios. Como resultado, la mente les quedó en oscuridad y confusión. Afirmaban ser sabios pero se convirtieron en completos necios. (Romanos 1:21-22)

…empezaron a inventar que Dios acepta el pecado de la homosexualidad…empezaron a inventar que puedo abortar porque soy dueña de mi cuerpo…empezaron a inventar que no soy lo que veo frente al espejo sino lo que mi mente siente…empezaron a confundirlo todo en su afán de libertinaje. ¡Qué aflicción para los que dicen que lo malo es bueno y lo bueno es malo, que la oscuridad es luz y la luz es oscuridad, que lo amargo es dulce y lo dulce es amargo! ¡Qué aflicción para los que se creen sabios en su propia opinión y se consideran muy inteligentes! (Isaías 5:20-21). Están confundidos porque se creen sabios y son necios.

Solo Jesucristo puede quitar la confusión en el hombre. La rebeldía contra Dios trae aflicción a cada persona que vive apartada de la Ley de Dios. Jesús quiere liberarte de esa espantosa aflicción del alma y cambiar tu libertinaje por Su libertad. La cruz es prueba de ello. Él murió para que tú y yo pudiésemos ser librados de nuestra rebelde confusión. La única salida a la libertad es arrepentirte de tus pecados y creer en Jesucristo. ¡Todas las demás opciones llevan a Babel, y es la confusión! ¡ESCAPA! ¡ESTÁS A TIEMPO!

Vives confundido.

¡QUE DIOS TE BENDIGA!