sábado, 16 de septiembre de 2017

Dos Más Dos, Cuatro

George Orwell, en su novela 1984, describe un mundo dominado por el gobierno donde el Gran Hermano los vigila las 24 horas del día. Sus doctrinas se resumen en estas tres máximas: La guerra es la paz; la libertad es la esclavitud; la ignorancia es la fuerza. Por lo tanto, nos encontramos en una sociedad esclava, donde no existe el libre pensamiento. Por así decirlo, es la cultura del contrasentido lo que han creado los poderosos. El contrasentido se haya en obligar a creer que guerra es paz, libertad es esclavitud e ignorancia es fuerza. Resumiendo, dos más dos no son cuatro, es otra cosa dictada por el Gran Hermano.

Orwell, en su ficción, no estuvo desacertado. No estoy diciendo que fuese un profeta, un iluminado ni nada por el estilo, sino más bien que reflejó el comportamiento histórico de la humanidad y su propio tiempo. Me imagino que pensó “si esto ocurrió en el pasado y ocurre hoy, ocurrirá en el futuro”. Un amigo me comentó hace pocos días que el mundo está basado en relaciones, y tiene toda la razón. El lado oscuro de las mismas es intentar manipular hasta el extremo de que nuestra voluntad sea hecha anulando al otro. ¿Quién de nosotros no sea ha observado a sí mismo intentando manipular y gobernar al de al lado? Si somos honestos reconoceremos afirmativamente nuestra tendencia innata a ejercer dominio sobre los demás.

El marido intenta manipular a su esposa, y viceversa. Los hermanos se manipulan unos a otros. Un amigo desea que su amigo piense como él. Los jefes quieren manejar a sus empleados, y viceversa. Los gobernantes hacen lo mismo con los ciudadanos. En el fondo subyace el complejo de dios que todos llevamos dentro y que aflora por medio de buscar que las personas hagan nuestra voluntad haciendo creer que dos más dos no son cuatro, es otra cosa.

¿Qué nos intentan hacer creer hoy los manipuladores? Tres doctrinas: Aberración sexual es libertad. Abortar es dominio. Gobernar es educar. Toda tendencia sexual es buena porque hace al ser humano libre y los que piensan diferente son perseguidos y ridiculizados. El aborto es un derecho donde se ejerce el dominio del fuerte sobre el débil. Los gobernantes se arrogan el derecho de qué pensar, qué decir y qué hacer dentro de lo políticamente correcto. Resumiendo, dos más dos no son cuatro, es otra cosa. Lo triste es que cada día se suman más individuos a este pensamiento irracional.

Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres. (Juan 8:31-32)

El hombre, en su busca incesante de la verdad, ha errado el camino infinidad de veces. La medida de la verdad no es el hombre, es Dios. Jesús plantea que se puede llegar objetivamente a conocer la verdad, es decir, que la ansiada verdad existe. Jesús también asevera que esa verdad hace libre al que la conoce. Lo que sucede es que no se busca en la dirección correcta. Para hallar la verdad hay que permanecer en la Palabra de Jesucristo, o lo que es lo mismo, creer en Sus Palabras. Esa permanencia demostrará que somos sus discípulos o seguidores reales, llegando a conocer la verdad que liberta.

Creer en Jesús es la verdad que liberta. Querido lector, hay que creer en Jesús no en las palabras de hombres que hoy piensan esto y mañana aquello. Somos seres volubles y manipulables. El único valor que no se deprecia es Jesucristo. Él vino a morir por tus pecados y los míos pagando por ellos en una cruz. La muerte que nos correspondía a nosotros la sufrió Él amorosamente para que pudiésemos tener paz con Dios. Indaga en la Biblia, busca a Dios, arrepiéntete de tus pecados y cree en Jesús. Él no te fallará ni te manipulará, sino que recibirás gozo, paz y amor genuinos.

Dos más dos, cuatro, volverá a tener sentido pleno.

¡QUE DIOS TE BENDIGA!

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