sábado, 22 de junio de 2019

Indulgencias


Aún el Catolicismo sigue usando las indulgencias. Un tríptico que he leído de una iglesia después de un concierto me lo ha confirmado. Johann Tetzel, fraile contemporáneo de Lutero, iba por toda Alemania dando indulgencias papales con fines meramente recaudatorios y, por lo leído en el folleto anteriormente mencionado, no han cambiado mucho las cosas. A continuación, copio textualmente partes del escrito.

Condiciones para ganar la indulgencia.
¿Qué es la indulgencia?

La palabra “indulgencia” viene del término indulto, que significa perdón de una deuda o de una culpa merecida.

Con el sacramento de la confesión, recibe el perdón de Dios y de los hermanos a través de la iglesia. Este perdón es gratis, pero tú, agradecido, estás dispuesto a “reparar” el daño, que con tus faltas o pecados has hecho a Dios y los hermanos.

La redacción no acaba ahí sino que nos aclara cómo recibir una indulgencia:

En templo jubilar se puede ganar una indulgencia plenaria todos los días. Estos son los requisitos:

1-Confesión sacramental: (con margen de quince días, antes o después, en relación al día señalado para ganar la indulgencia).

2-Comunión eucarística.

3-Oraciones por las intenciones del Papa.

Padre Nuestro, Ave María, Gloria al Padre, Credo y las Invocaciones a Nuestra Madre de la Merced y Nuestro Padre San Pedro Nolasco.

Seré directo: Poco tiene que ver con la enseñanza bíblica este carácter que se le ha dado a las indulgencias por parte del Catolicismo Romano, por no decir que nada tiene que ver. No hay espacio aquí para explicar los errores o herejías vertidas en el texto pero sí nos pararemos en la cuestión primordial: las indulgencias o más certeramente por ser bíblico, la justificación.

Por lo tanto, ya que fuimos declarados justos a los ojos de Dios por medio de la fe, tenemos paz con Dios gracias a lo que Jesucristo nuestro Señor hizo por nosotros. (Romanos 5:1)

La justificación es un término legal que viene a decir que somos declarados justos. Dios nos indulta o justifica por nuestros pecados aunque no lo merecemos. No lo hace porque seamos buenos, de alta alcurnia, sabios, torpes, ricos, guapos, feos… No, lo hace por gracia, es decir, nos da la salvación (justificación) como un regalo gratuito e inmerecido. En esto de la gratuidad es donde la mayoría patina debido a que vivimos en un mundo donde lo gratuito es pésimo o inexistente.

¿Quién podrá pagar al Creador de todo lo que existe siendo bueno o haciendo grandes aportaciones a causas honrosas para ser indultado? ¿Para qué narices vino Cristo a morir por nosotros si podemos, por medio de minucias, recibir el indulto o justificación de Dios? A Dios gracias porque no nos ha pagado conforme a lo que merecemos por méritos propios a causa de nuestros infinitos pecados: LA MUERTE. Jesús, EL JUSTO, vino a pagar con Su vida en una cruz las deudas de LOS INJUSTOS, tú y yo, para que sólo poniendo la fe (confianza) en Su sacrificio sea suficiente para justificarnos (salvarnos) del infierno ganado a pulso. Te aconsejo que releas las cursivas anteriores hasta que se te graben en la mente y en el alma.

No es por méritos propios sino por los Suyos.

¡QUE DIOS TE BENDIGA!

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