sábado, 21 de noviembre de 2020

Buena Práctica

Normalmente, una buena instrucción como la basada en la Biblia, lleva a buenas prácticas. Es lo que se conoce como el testimonio cristiano. Esta segunda entrega nos habla de esas buenas prácticas que Salomón, dando un consejo a su querido hijo, trata de inculcarle. Una de las claves para la vida es el estudio de la Biblia que deriva, como se ha comentado antes, en una vida de buenas prácticas cristianas. En el cristiano verdadero esas buenas prácticas brotan de reconocer el amor de Dios derramado en su vida. En el no cristiano las buenas prácticas emanan de querer ganarse el respeto y la aprobación de Dios, pero sobre todo de sus semejantes.

Nunca se aparten de ti la misericordia y la verdad; átalas a tu cuello, escríbelas en la tabla de tu corazón; y hallarás gracia y buena opinión ante los ojos de Dios y de los hombres. (Proverbios 3:3-4)

En resumidas cuentas, el que es cristiano tiene dos marcas visibles en su vida: la misericordia y la verdad. Misericordia es bondad, piedad, clemencia y favor. Si somos misericordiosos con otros estamos siendo como Jesús, bondadosos, piadosos, clementes y dándoles el favor que necesitan en sus necesidades. Verdad es estabilidad, firmeza y confianza. Si compartimos la verdad con otros estamos dando la oportunidad a las personas de vivir con estabilidad, firmeza y confianza. Millones de personas viven inestables, tambaleándose y desconfiadas. ¿Quién es la Verdad con mayúsculas? ¡Jesús! Él es el la Verdad que las personas necesitan conocer para que sus vidas sean estables, firmes y confiadas. Jesucristo es la Verdad que predicamos.

Que Dios y los hombres tengan buena opinión de nosotros es la promesa por mostrar la misericordia y la verdad. Hallar gracia y buena opinión es recibir bondad, favor y misericordia de Dios y de los hombres. Esta promesa cumple con la ley de la siembra y la cosecha. Lo que siembras recoges. Si siembras misericordia y verdad, recibirás misericordia y verdad. Atar y escribir en nosotros la misericordia y la verdad nos hablan de su visibilidad. Las buenas prácticas o el testimonio cristiano se hacen ver, de lo contrario no es testimonio cristiano.

Querido lector: la misericordia de Dios se te ha mostrado en Jesucristo. Él vino para pagar el precio de tus pecados en una cruz. Se puso en tu lugar para pagar ante Dios tu deuda y darte la oportunidad de librarte del infierno que mereces. Si aún no has experimentado la misericordia y la Verdad de Jesús, este es el momento: Arrepiéntete de tus pecados ahí donde estás y pon tu fe (confianza) en Él. En agradecimiento por Su amor por ti comienza a mostrar misericordia y a compartir la verdad con otros que lo necesitan desesperadamente.

Jesús es la misericordia y la verdad.

¡QUE DIOS TE BENDIGA!

No hay comentarios:

Publicar un comentario