sábado, 2 de diciembre de 2017

Navidad 2017 (1): El Cielo Sin Luz

En mi infancia no era de extrañar que la luz se fuese por causa de un apagón de la central eléctrica o por fundirse el plomillo. Cuando el apagón se producía de noche, cosa que recuerdo como lo habitual, todos íbamos a buscar las velas preparadas para estos casos de urgencia. Casi era una aventura encontrarlas pues de un apagón a otro ‒solían no distanciarse mucho el uno del otro‒, se nos olvidaba el sitio donde las habíamos guardado. Cuando pasado un buen rato volvía la luz, la recibíamos con alegría. No es lo mismo la tenue luz de las velas que la brillante luminosidad de la luz eléctrica.

Aquella luz verdadera, que alumbra a todo hombre, venía a este mundo. (Juan 1:9)

Un buen día el cielo se quedó sin luz. Se produjo el apagón esperado porque ya estaba dispuesto que así debía ocurrir. Por lo tanto, no hubo sobresaltos ni caras de sorpresa ni ángeles corriendo en busca de unas velas preguntándose dónde las habían guardado. Por un tiempo el cielo sufrió un apagón, no por impago a Endesa ni por un corto circuito ni siquiera por la negligencia de algún operario que se equivocara en el color del dichoso cablecito. Simplemente el cielo se quedó sin luz porque así estaba establecido desde la eternidad.

Si la Luz verdadera, la que nos alumbra, vino a este lugar del universo podemos estar muy alegres, como en mi infancia al volver a disfrutar de la luz, porque tenemos la oportunidad de ver. El cielo se apagó por un tiempo para que la humanidad fuese alumbrada con el que es la Luz verdadera: JESÚS. Qué privilegio más grande que Jesús nos visitase con Su luz. Él es la Luz inagotable y gratuita. No es que Él traiga la luz, nos diga dónde encontrar la luz o simplemente, nos alumbre el camino. ¡No! ¡Él es la Luz!

Jesucristo vino con la misión de alumbrar nuestras mentes y corazones revelando el amor del Padre por cada uno de nosotros. Treinta y tres años después de encenderse Su luz en la tierra Jesús se ofreció sacrificando Su vida por nosotros en una cruz con el fin de encender las nuestras. Recuerda, querido lector, navidad significa que el cielo se quedó sin Luz para que tú y yo fuésemos iluminados por Aquel que es la Luz: JESÚS. Es mi mejor deseo hacia ti que en estas navidades te alumbre Cristo, la Luz del mundo, para que te rindas ante Él con arrepentimiento de tus pecados y comiences a confiar, eso es la fe, en Su Luz Verdadera.

Ahora hay Luz.


¡QUE DIOS TE BENDIGA! 

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