sábado, 3 de marzo de 2018

Separados de la Vid


Todos somos personas dependientes en mayor o menor grado. Dependemos de nuestros sueldos, de nuestras relaciones y del gobierno. Nada de ello es malo en sí siendo, en la mayoría de los casos, un estado normal de vida. El problema radica en que ninguna de estas dependencias, por muy sanas y apetecibles que sean, no alcanzan el grado de satisfacción que deseamos. Cuando una persona recibe por fe a Jesucristo se crea un estado de dependencia en todas las esferas de la vida que llevan a la persona a un crecimiento y entendimiento de quién es Dios y quién es él. Este proceso es imperecedero porque es eterno. Sueldos, relaciones y gobierno cesarán o cambiarán pero la relación íntima de dependencia con Jesucristo es un valor siempre en alza.

Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador. (Juan 15:1)

Jesús, en este caso concreto, habla a Sus discípulos. En otras palabras Él les enseña que es la Fuente de alimento y Su Padre le cuida. Dios está involucrado al 100% en darnos alimento para que, como asegura más adelante llevemos mucho fruto “porque separados de mí nada podéis hacer” Juan 15:5. Los cristianos nada pueden hacer separados de la Fuente de la Vida que es Jesucristo. Lo mismo que el enfermo renal no sobreviviría sin un limpiado de su sangre al conectarse con una máquina, los creyentes pierden su vitalidad hasta el punto de volverse infructuosos.

Me pregunto, si los creyentes necesitan como el respirar estar injertados en la Vid, ¿cómo viven los que desprecian a la Vid verdadera y al Labrador? La respuesta es obvia: todo lo que hacen es infructuoso con respecto a su vida eterna. Es más, es tan ganando merecidamente el infierno adquiriendo más motivos personales para acabar allí por la eternidad gracias a su inquina pecaminosa. Mientras que la vida eterna no se puede ganar por méritos propios, la muerte eterna si se ha ganado por méritos propios porque separados de Cristo no hay salvación posible.

Solo hay un escape: conectarse a la Vid. Jesucristo te da la posibilidad de hacerlo porque pagó el precio por tus pecados en una cruz y resucitó de entre los muertos certificando que se podía confiar plenamente en Su sacrificio. Si confías con fe en Él serás injertado en la Vid, llegando a depender de Aquel que te ama profundamente y quiere devolverte la vida, la vida verdadera que se halla cuando le conoces.

¿De qué dependes?

¡QUE DIOS TE BENDIGA!

2 comentarios:

  1. Hoy pensamos que somos seres libres, sin ninguna atadura, independientes, suficientes, pero la realidad es otra, nada nos pertenece, si siquiera nuestra vida, porque algún día la dejaremos, quien nos puede dar algo que nada es esta vida puede satisfacer? Que hay realmente seguro, estable, permanente? Sólo Dios, es ayer, hoy y para siempre. Bendiciones hermano, me encantan tus enseñanzas.

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  2. Querido hermano Moisés, muchas gracias por leer este blog. Espero que muchos puedan leer el mensaje del evangelio pues es lo único que puede salvarles.

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