sábado, 7 de diciembre de 2019

Prepara Tu Navidad I: El Corazón


La esencia de la Navidad ha quedado diluida por un mar de buenos deseos que no se realizan, consumo compulsivo, películas con historias ñoñas, mesas desbordantes de comida y alcohol, calles luminosas con motivos extraños que llevan a las multitudes a cumplir con rituales que no se corresponden en nada con la realidad del meollo navideño. La Navidad en mayúsculas es el Nacimiento de Jesucristo, Dios y Hombre. La Navidad es el primer acto de Dios en la tierra para cumplir con Sus propósitos de justicia, reconciliación y salvación. Es penoso que muchos desconocen la profundidad de lo que se celebra por estas fechas. Viven aletargados por otros mensajes…
E irá delante de él con el espíritu y el poder de Elías, para hacer volver los corazones de los padres a los hijos, y de los rebeldes a la prudencia de los justos, para preparar al Señor un pueblo bien dispuesto. (Lucas 1:17)
Juan el Bautista preparó la venida del Señor a Su pueblo, Israel. Por eso es tan necesario, como antaño, hacer lo mismo. Es normal que sigas la corriente del río si nadie te muestra que existe algo mejor. Preparar tu Navidad, en primer lugar, significa reconocer que tienes un corazón rebelde apartado de Dios. Todo tu ser está inclinado a desviarte de Dios y aunque intentes hacer lo bueno en muchas ocasiones (por no decir en todas) fracasas. El orgullo, principio de todos nuestros males, acaba ganando la batalla. El pecado está en el centro de tu corazón y contamina cada actividad que realizas.

Juan el Bautista fue el vocero que anunció la obra que Jesús venía a realizar: cambiar a las personas de su rebelde corazón. Este tiempo es muy especial para examinarte y ver si tu corazón es rebelde y dista mucho de los parámetros divinos. Tómate un tiempo de reflexión en el cual analices tu vida y lo que sale de tu corazón. Recuerda: Jesús vino a cambiar tu corazón pecaminoso en algo bello. Deshazte de las bullas pseudo navideñas, toma el control y piensa en lo que acabas de leer. Te prometo que no perderás tu tiempo.

La Navidad demanda un nuevo corazón.

¡QUE DIOS TE BENDIGA!

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