sábado, 19 de diciembre de 2020

Jesús I

En la película de 2006 Superman regresa Loise Lane afirma a Superman: “El mundo no necesita un Salvador, y yo tampoco”. Superman la lleva a las alturas para que contemple la ciudad y le dice: Escucha, ¿qué oyes? Ella responde: Nada. Yo lo oigo todo, le contesta Superman. Has escrito que el mundo no necesita un Salvador, pero cada día oigo clamar a la gente por uno.


“…y llamarás su nombre JESÚS.” (Lucas 1:31)


Jesús es el Salvador que necesitamos. Su Nombre así lo anuncia: SALVADOR. Él mismo enseñó a Sus discípulos que Él era el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie podía acceder al Padre sin Él (Juan 14:6). Él es la tabla de salvación, Él es el clavo ardiente al que agarrarse, Él es el oasis en el desierto, Él es la botella de oxígeno en el fondo del mar, Él es el bypass en el corazón, Él es el alimento al hambriento, Él es el tesoro del pobre, Él es la luz en la oscuridad. ¡ÉL ES TODO! ¿Qué hizo de especial Jesús para poder salvarnos? Satisfizo plenamente la Ira de Dios poniéndose en nuestro lugar y así pagar el precio por nuestros pecados. Dios es Juez y Parte. Dios condena al hombre por sus pecados y Dios salva al hombre de sus pecados.


¿Por qué puede Jesús salvarnos? Porque Él no tiene pecado. Jesús no pecó jamás. Solo alguien así sería aceptable por Dios. Dios es Santo y Jesús es Dios. Por lo tanto, Dios aceptó el sacrificio de Jesús para aplacar Su justa ira y poder relacionarse nuevamente con sus criaturas como hijos. Jesús resolvió el problema relacional del hombre con Dios. La enemistad que surgió por el pecado entre Dios y la humanidad ya tiene arreglo. La deuda contraída ante la justicia de Dios ha sido pagada en la cruz por Jesús. Tú y yo somos salvables.


A todos los que echan mano de Jesús confiando (creer, fe) en Él para ser salvos, Dios les otorga el privilegio de ser Sus hijos de pleno derecho (Juan 1:12). Jesús allanó el camino para que fuésemos salvos y nosotros solo hemos de andar por él con la condición de tomar la mano de Jesús con fe confiada. El escollo insalvable entre Dios y el hombre lo solucionó Jesús al dar Su vida en una cruz y resucitar al tercer día venciendo a la muerte. Su promesa para todo aquel que cree es la vida eterna. La muerte ha perdido su efecto condenatorio para el creyente y se ha convertido en un puente que lo lleva a la presencia de Dios por la eternidad.

Sí, necesitamos un Salvador y es Jesús.

¡QUE DIOS TE BENDIGA!

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