sábado, 5 de enero de 2013

2012


Es impresionante el morbo que suscitan los eventos apocalípticos y el año que dejamos atrás es un buen ejemplo de ello. Nostradamus, los Mayas y sus calendarios, y las morbosas interpretaciones bíblicas han extraído, literalmente, del bolsillo del espectador ingentes cantidades de dinero que más tiene que ver con la fantasía de guionistas y cineastas que con la realidad de la información verdadera que vierten las fuentes originales. Es alucinante como saben manipular a las personas, sus miedos e inquietudes y como, a su vez, por ignorancia o dejadez, las personas se dejan manipular. Es un círculo vicioso sin fin. Un ejemplo: antes de la fecha 21 de diciembre de 2012 toda la información abundaba en la posibilidad de que el fin del mundo iba a llegar. Después de la fecha mencionada todo eran explicaciones de lo que los mayas realmente querían decir y que, por supuesto, nada tenía que ver con el fin del mundo. ¡Patético! El caso es que en el ser humano existe esta intranquilidad por los sucesos futuros y busca en diversas fuentes aclarar este punto. Cada día más se busca el consejo de echadores de cartas, astrólogos, gurús u oportunistas varios que aprovechan la coyuntura.

La Biblia es el único libro que nos habla de las cosas del futuro. No hay otro texto como este. En el antiguo testamento hay abundante información y en el nuevo testamento Jesús, algunos apóstoles y el libro del Apocalipsis se han dedicado a mostrarnos diferentes aspectos de cómo se van a suceder los hechos que desencadenarán el fin de lo que hoy vemos. Los cristianos las llamamos señales. La intención de la revelación bíblica es que los creyentes estuviésemos alerta y preparados para la segunda venida de Cristo. Jesús nos enseña para que sirven estas señales:


De la higuera aprended la parábola: Cuando ya su rama está tierna, y brotan las hojas, sabéis que el verano está cerca. Así también vosotros, cuando veáis todas estas cosas, conoced que está cerca, a las puertas. De cierto os digo, que no pasará esta generación hasta que todo esto acontezca. (Mateo 24:32-34)

A la luz de la Biblia podemos dilucidar que el tiempo del fin se acerca por el hecho de que algunas señales se están dando en el presente. El Señor, que nos conoce y sabe de nuestra tendencia a la morbosidad, da una pauta prohibitiva:

No les toca a ustedes conocer la hora ni el momento determinados por la autoridad misma del Padre, les contestó Jesús. (Hechos 1:7)

Jesús nos manda a la despreocupación por este tema. Otros grupos como los llamados testigos de Jehová no paran de poner fechas al fin del mundo demostrando desobediencia por ir contracorriente de lo que Jesús dijo. Pero, ¿qué nos toca a nosotros? Estás palabras de Jesús fueron dichas a creyentes ya que son los que creen en las palabras escritas en la Biblia y la profecía es parte de ella.

La revelación de Jesucristo, que Dios le dio, para manifestar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto; y la declaró enviándola por medio de su ángel a su siervo Juan. (Apocalipsis 1:1)

La revelación es para los siervos de Cristo que son los que han creído el mensaje del evangelio respondiendo con fe y arrepentimiento. Fe en que Jesús es el Hijo de Dios y fue enviado para pagar por nuestros pecados que cometimos y cometemos contra la voluntad de Dios. Arrepentimiento de nuestra forma de vivir alejada de Dios y su voluntad para nuestra vida que en resumidas cuentas nos hace ver cuánto pecado hay en cada persona que no ha sido perdonada por Dios. Fe y arrepentimiento hacen la diferencia entre un hijo de Dios, el que ha establecido una relación con Él, y el que no ha sido rescatado, porque no ha creído y mucho menos se ha arrepentido de sus pecados. Es normal, para el que no cree, lo que el apóstol Pablo dice:

Porque la palabra de la cruz es locura a los que se pierden; pero a los que se salvan, esto es, a nosotros, es poder de Dios. (1 Corintios 1:18)

Para el que cree es poder de Dios. El poder milagroso de Dios puesto en acción por nosotros para salvarnos. Ese mismo poder está obrando en ti, querido lector, para salvación. Si aun no has dado el paso de creer en Jesús medita, estudia, indaga en estas palabras porque pueden pasar de ser locura a poderoso milagro en tu vida.


Si la revelaciones apocalípticas de la Biblia te suenan a cuento chino, no te intranquilices, pues es normal si no tienes fe, es decir, confianza en que Dios no miente y lo sabe todo, ya que Él es el Señor de la historia. Intranquilízate más bien por tu destino eterno y busca a Dios para que Él te salve por medio de Jesús. A partir de este momento te despreocuparás de fechas y te preocuparás por amar y servir a un Dios amoroso que dio a lo más preciado que tenía por ti y por mí: JESÚS.


Lee atentamente el siguiente texto bíblico:

El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento. Pero el día del Señor vendrá como ladrón en la noche; en el cual los cielos pasarán con grande estruendo, y los elementos ardiendo serán deshechos, y la tierra y las obras que en ella hay serán quemadas. Puesto que todas estas cosas han de ser deshechas, ¡cómo no debéis vosotros andar en santa y piadosa manera de vivir, esperando y apresurándoos para la venida del día de Dios, en el cual los cielos, encendiéndose, serán deshechos, y los elementos, siendo quemados, se fundirán! Pero nosotros esperamos, según sus promesas, cielos nuevos y tierra nueva, en los cuales mora la justicia. Por lo cual, oh amados, estando en espera de estas cosas, procurad con diligencia ser hallados por él sin mancha e irreprensibles, en paz. Y tened entendido que la paciencia de nuestro Señor es para salvación; como también nuestro amado hermano Pablo, según la sabiduría que le ha sido dada, os ha escrito, casi en todas sus epístolas, hablando en ellas de estas cosas; entre las cuales hay algunas difíciles de entender, las cuales los indoctos e inconstantes tuercen, como también las otras Escrituras, para su propia perdición. (2 Pedro 3:9-16)

Jesús tiene paciencia en su segunda venida por ti que todavía no has creído. Te da la oportunidad de reconciliarte con su Padre ya que de lo contrario te espera el juicio que está preparado para aquellos que han rechazado la salvación que Cristo ganó en la Cruz. Si has cumplido con el cien por cien de la ley de Dios y no se halla pecado en tu vida, confía, irás al Cielo. Si has pecado en lo más mínimo tiembla de horror, irás al infierno.

El Apocalipsis habla del encuentro eterno con Jesús para los creyentes y una separación eterna para los que no creen.

Superstición o fe en Cristo, tú eliges.

¡QUE DIOS TE BENDIGA!

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