sábado, 20 de abril de 2013

Las Apariencias Engañan


En más de una ocasión me he quedado a cuadros ante lo que parecía de una forma y resultó ser diferente. Creo que nos pasa en todos los órdenes de la vida. Un buen día descubrimos que nos han dado gato por liebre y se nos queda cara de tontos. El hipopótamo es uno de esos animalitos que despierta ternura. Se los ve retozar en el agua, gráciles y atléticos (nadan muy bien). Puede llegar a pesar hasta tres toneladas. Pero aunque despierte ternura, el hipopótamo no es nada tierno, todo lo contrario, está considerado como uno de los animales más feroces de África, y su historial de asesinato de humanos lo confirma. Las apariencias engañan. Hoy, más que nunca, no te puedes fiar de la apariencias. Puedes sufrir estafas, robo, engaño y hasta te puede ir la vida en ello. Imagínate paseando por África y te dejas seducir por el señor o la señora hipopótamo. ¡ZAS! Un mortal menos sobre la tierra. Es que, como dije antes, te quedas a cuadros. Un día, eso sólo me pasa a mí, saludé a una mujer que aparentemente estaba embarazada. Yo constaté en aquel momento que por lo voluminoso de su tripita todo hacía pensar en un buen embarazó. Después de saludarnos, le dije: "Estás embarazada". Ella me miró como...no sé cómo... y me informó de que era algo físico, no un embarazó. ¡Qué vergüenza, madre mía! Nunca más volví a hacer esas preguntas. Calladito estoy más guapo. Por lo menos eso me decía mi madre.

Hay camino que al hombre le parece derecho; pero su fin es camino de muerte. (Proverbios 14:12)

Eso dijo el sabio rey Salomón. Y qué razón tenía el buen hombre. Toda la vida caminando en una misma dirección para que al final del camino te des cuenta de que todo era humo. Hay un camino que parece derecho pero es torcido. Hay un camino que parece lícito pero es ilícito. Hay un camino que parece bueno pero es malo. Hay un camino que parece feliz pero es amargo. Hay una vida que parece normal pero es anormal. Y todo esto desde la perspectiva del hombre, pues al hombre le parece que hay camino bueno, y luego resulta que es malo. No solo ese camino es malo, sino que andar por él lleva irremisiblemente a la muerte. Eso dice la Biblia, la Palabra de Dios escrita.

La muerte es la separación eterna de Dios para aquel que ha elegido andar por su camino aparentemente derecho. Hasta puedes andar por el camino de la bondad y estar en el camino de muerte. Si solo con ser buenos tenemos acceso al Cielo, ¿para qué tuvo Cristo que morir si la entrada la podemos ganar? ¿Con respecto a qué o a quién mides tu nivel de lo que es "ser bueno"? Si no comparamos mutuamente uno de los dos ganará y otro perderá en la comparación. Ahora bien, si nos comparamos con Cristo, disculpa, quedamos fuera de combate por K. O. absoluto. No te quepa duda. El estándar de bondad es Jesús y por eso la entrada al Cielo es una empresa imposible por nuestros medios. A Dios no le engañan las apariencias de autosuficiencia o religiosidad.

Jesús vino a ofrecerse como el Camino verdaderamente derecho que te reconcilie con Su Padre. ¿Cómo lo hizo? Muriendo en una cruz como sustituto nuestro y de esta forma pagar los costes de nuestros pecados a Dios Padre. Por esa razón vivimos en un camino equivocado pues no nos han dado a elegir. Ahora tienes la posibilidad de elección: O sigues por el camino que te lleva a la muerte o aceptas el sacrificio de Jesús comenzando a vivir según Sus parámetros. Solo hay un camino al Cielo y el otro , aunque aparente llevarte a él, te lleva a la muerte.

Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí. (Juan 14:6)

Jesús no es un Dios y un Hombre de medias tintas, de todo depende, o de ñoñerías. Él es contundente como solo el que está en lo cierto es. ¡ÉL ES EL CAMINO AL PADRE. NO HAY OTRO! Lo triste, para ti, es que después de conocer está verdad sigas con tus castillos en el aire. Son castillos, pero sabemos que solo en apariencia. ¿Qué tienes que hacer?


Oh hombre, él te ha declarado lo que es bueno, y qué pide el Señor de ti: solamente hacer justicia, y amar misericordia, y humillarte ante tu Dios. (Miqueas 6:8)

Para hacer justicia tienes que creer en Jesús y lo que vino a hacer para salvarte. Para amar misericordia tienes que reconocer el amor misericordioso que Cristo ha demostrado por en la muriendo en la cruz por tus pecados en contra de la voluntad de Dios. ¡Dios te ama! Pero aborrece tu pecado. Tienes que humillarte arrepintiéndote ante Dios Padre y de esta manera pedirle perdón por tus pecados contra Él pues has vivido una vida completamente alejada de Sus propósitos para ti.

El mensaje del evangelio, el mensaje que Jesús proclamó, es el mismo que estás leyendo en estas sencillas palabras. Aquí no hay trampa ni cartón ya que yo no hablo de mi, pues sería un fiasco. Hablo de Jesús y Él no es ningún fiasco. Jesús no está hecho de la misma materia que nosotros. Él es perfecto y ninguna palabra que ha salido de su boca es inútil. Él no haría nada por aparentar, no te prometería vida eterna si no fuese a cumplir. Vivir preocupado por lo aparente es olvidar lo trascendente. Un día todo esto quedará atrás y tendrás que dar cuentas a Dios, lo creas o no. No hará falta que digas una palabra cuando estés frente a Él. Es más no te saldrá ninguna. ¿Qué excusas le vas a dar al Ser que te conoce mejor que tú mismo? ¿Qué le dirás al que te ha creado con Sus manos?

Sé que estoy en buenas manos, en las mejores manos de todo el Cielo y el Universo. Un maravilloso día vi que mi camino era torcido, creí en Cristo, y me arrepentí de mis pecados. Desde ese mismo instante fui un hijo de Dios y te puedo asegurar que no cambio ni por la división de un átomo mi decisión de seguir a Jesús.







Hay apariencias que matan.

¡QUE DIOS TE BENDIGA!

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