sábado, 23 de noviembre de 2013

¿Quieres Ser Mi Novia?

Un detalle que me ha pasado esta semana ha hecho que recuerde mi forma tosca e insegura de declarar mi amor a la que hoy, a Dios gracias, es mi amada esposa. Después de esta primera declaración se produjo un tiempo de intentar, por mi parte convencerla de que yo era su mejor opción. Nos pasábamos largas horas hablando antes de ella tomar su acertada decisión por mí. Me costó lo mío conquistarla pero al final salí triunfante como un guerrero que ha vencido en la dura batalla. Pedirle a ella que fuse mi novia y después pedirle que se casara conmigo ha sido la segunda decisión más importante de mi vida y solo la supera el día que decidí arrepentirme de mis pecados y creer en Jesús, es decir, el día que me di cuenta que sin Jesús estaba perdido y Él solo podía salvarme.


¿Quieres ser mi novia? Esta es la pregunta que escuché esta semana al salir de un ascensor y mientras me disponía a salir a la calle. Esta pregunta me horrorizo. Explico la escena que me encontré: Dos mujeres jóvenes y una niñita de no más de año y medio. Una de las mujeres no paraba de alabar a la pequeña por lo guapa que esta era. Las rebasé saludándolas con el típico “buenas tardes” a lo que ellas respondieron amablemente con la misma frase. De pronto, cuando ya se hallaban a mis espaldas retumbó la pregunta en mis oídos “¿Quieres ser mi novia?” con la cual una de las mujeres preguntaba a la aún inocente niñita. No lo pude evitar y me quedé a cuadros, de una pieza y consternado. ¡A dónde estamos llegando! Ese pensamiento me ha perseguido hasta estas letras que escribo como fruto de la sin razón que esa frase, por muy cariñosa que parezca, tiene.


Llamadme retrógrado, radical, políticamente incorrecto, fundamentalista, extremista, intolerante… pero contestadme ¿qué le están enseñando a la pequeña a tan tierna edad? ¿Qué pretenden enseñarnos cada día y a todas horas exhibiendo por los medios relaciones antinaturales, es decir, ilícitas. Creo que a la pequeña la están adiestrando en el convencimiento de que las relaciones lésbicas u homosexuales son buenas. ¡HORROR! Llevado un poco más allá sería un caso de pederastia encubierto. Señores y señoras llámenme como quieran pero ustedes saben, si no tienen la conciencia cauterizada, que esto es pecado. ¿Qué pensaste, querido lector, al leer la pregunta que titula este artículo? A buen seguro en la petición de un hombre a una mujer, un adolescente a su amor idealizado en una chica, o a un niño a su amor infantil de ojitos azules, con pequitas y cabello rubio que es su gran compañera de clase y juegos. He ahí lo natural, lo demás… ponle el nombre.

Por esto Dios los entregó a pasiones vergonzosas; pues aun sus mujeres cambiaron el uso natural por el que es contra naturaleza, y de igual modo también los hombres, dejando el uso natural de la mujer, se encendieron en su lascivia unos con otros, cometiendo hechos vergonzosos hombres con hombres, y recibiendo en sí mismos la retribución debida a su extravío. (Romanos 1:26-27)


Esto que pasa hoy es lo mismo que pasaba antes. “No hay nada nuevo bajo el sol”, en palabras del sabio Salomón. El añadido de la época que nos ha tocado vivir es que el pecado se ha democratizado. Dios ha sido apartado de la escena y las mayorías son las que dictan qué es pecado y qué no es pecado. Pero lo paradójico del caso es que se nombre al pecado como se nombre, sus consecuencias personales (con uno mismo), morales (con los demás) y espirituales (con Dios), siguen siendo las mismas. TODOS ESTAMOS INFECTADOS POR EL PECADO.

Como está escrito: No hay justo, ni aun uno; No hay quien entienda, No hay quien busque a Dios. Todos se desviaron, a una se hicieron inútiles; No hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno. (Romanos 3:10-12)


Todos hemos pecado contra Dios desobedeciendo de una forma u otra sus leyes y esto debe ser castigado. Todos los que no han creído en Cristo se verán las caras con Dios cuando se presenten ante Su Juicio Final. El castigo es la muerte eterna, o lo que es lo mismo, la separación por siempre de todo lo que tenga que ver con Dios, pero hay esperanza en Jesucristo.

Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro. (Romanos 6:23)


Jesús vino a salvar a los que, como yo, habían pecado. Él trae perdón y paz a cada vida que se acerca a Él reconociendo sus pecados y arrepintiéndose de ellos. Entonces Dios Padre lo acoge como hijo legítimo, por el sacrificio que Su Hijo Jesús realizó en la cruz poniéndose en el lugar de nosotros, pagando así por los delitos y pecados que había en nuestra contra delante de Dios. Si vienes arrepentido a Cristo no te rechazará y serás una nueva creación, con un nuevo comienzo. Amarás a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a ti mismo, con lo que todas tus relaciones serán sanadas. Respetarás a Dios y el lugar que Dios ha decidido para cada persona en este mundo: el hombre será hombre y la mujer será mujer, ambos destinados a ser fértiles, no áridos, como las relaciones prohibidas por Dios mismo.

Llama a lo bueno, bueno y a lo malo, malo.

¡QUE DIOS TE BENDIGA!

2 comentarios: