sábado, 15 de febrero de 2020

La Cultura de la Muerte


Aborto libre, relaciones estériles y eutanasia legal son los signos de haber llegado a lo más bajo en el escalafón de la inmoralidad y el libertinaje. Ahí ha llegado mi querida España. La lascivia por el poder de la mayoría de los políticos, la insensatez de la mayoría de ciudadanos y desechar a de Dios nos están matando. Vivimos en la dictadura de las mayorías, No te preocupes por  el cambio climático, no te matará, ¡te asesinará el gobierno! La vida ha dejado de protegerse desde su concepción y acabará antes de lo prefijado por Dios gracias a las mayorías. Violentar la vida es el último peldaño para afrentar a Dios tomando el lugar que sólo le corresponde a Él. Los políticos y sus acólitos están decidiendo quién vive y quién muere, usurpando el terreno de Dios. Se creen dioses pavoneándose de ello.
Porque raíz de todos los males es el amor al dinero. (1 Timoteo 6:10a)
La causa de revolcarse en el estiércol nauseabundo de la cultura de la muerte es muy sencilla y evidente: EL AMOR AL DINERO. La casta ama de forma enfermiza el dinero porque es lo único que los empodera. Si el aborto libre, la sexualidad estéril y la eutanasia legal les llenan los bolsillos de pasta, ellos viven en el mejor de sus sueños. El amor al dinero de algunos nos va llevando a la penuria económica y moral. El pecado de una nación como España no quedará sin castigo. Y todo por la pela.

En Dios hay esperanza. Jesús se llegó a la Tierra para mostrarnos que estamos podridos y le necesitamos. Muriendo en una cruz para pagar el precio de nuestros pecados abrió la puerta por donde liberarnos de las vanidades de este mundo. De Dios tenemos está preciosa promesa: Todos los reyes se postrarán delante de él; todas las naciones le servirán. Porque él librará al menesteroso que clamare, y al afligido que no tuviere quien le socorra. Tendrá misericordia del pobre y del menesteroso, y salvará la vida de los pobres. De engaño y de violencia redimirá sus almas, y la sangre de ellos será preciosa ante sus ojos (Salmos 72:11-14). Todos, mandamases y mandados, se arrodillarán ante Jesucristo, por lo tanto, clama a Dios, cree en Jesús y arrepiéntete de tus pecados para ser salvo porque de lo contrario, no tendrás a nadie que te auxilie, te muestre misericordia, te salve y, ante tu asesinato legal, sea tu sangre preciosa para él.

¡Clama a voz en cuello!

¡QUE DIOS TE BENDIGA!

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