Papá, creo que me estoy perdiendo lo mejor de la vida. Dame
lo que es mío y me marcharé a experimentar todo aquello que aún no he vivido.
Gracias por no retenerme contra mi voluntad. Me voy lejos de aquí para sentirme
libre de todo posible control. El lugar es atractivo para mí ya que nadie me
conoce y esto me da libertad de movimiento. Haré lo que me venga en gana.
La gente de aquí es alegre y amigable. Esto es una pasada.
Soy el centro de todas las atenciones. ¿Sabrán algo sobre mi familia y lo rica que
es? No quiero pensar en ello y seguir hasta que el cuerpo aguante ya que me
siento vivo y excitado con mi nueva vida. ¡Esto es vida!
Voy a buscarme un trabajo pues la herencia la estoy dilapidando.
Preguntaré a mis amigos y seguro que ellos me consiguen un buen puesto. Yo
siempre me he mostrado amigo y ellos no me fallarán. Vaya, todos tienen sus
agendas repletas y no pueden atenderme. Mañana saldré a buscar trabajo.
Es más complicado de lo que pensaba esto de encontrar un
buen trabajo. Mi papá me pagó unos buenos estudios y no puedo conformarme con
menos. Tanta fiesta me está pasando factura y esto nunca mejor dicho ya que tengo
algunas por pagar. Cualquier trabajito me vendría de perlas. A ver, a ver...
este periódico... cuidador de cochinos... no me hace feliz, pero no quiero que
mis huesos vayan a dar en la cárcel.
¿Qué es lo que hice mal? Ya no huelo a Hugo Boss sino a
cerdo. Mi tripas suenan como una sinfónica afinando y para saciarme como
algarrobas que robo a los cochinos. Esta es una fiesta macabra y deprimente que
me he ganado derrochando... malgastando lo que papá me dio.
¡No puede ser! Aquel hombre que corre hacia mí es mi papá.
¡Padre he pecado contra el Cielo y contra ti! ¡Perdóname! No te pido volver a
ser tu hijo pero dame un lugar junto a tus criados. ¡¿Cómo?! Me abrazas y me
besas, me vistes de gala, me pones tu anillo en mi mano y me haces fiesta y
proclamas que antes estaba muerto y ahora he vuelto a la vida. ¡GRACIAS PADRE
MÍO!
Adaptación libre de la parábola del Hijo Pródigo que se
halla en el evangelio de Lucas capítulo 15 versículos del 11 al 24.
A cada uno se nos ha dado el don de la vida. Esta es la
mayor riqueza que podamos tener y es gratuita. Nadie sabía que iba a ver la luz
de la vida como hoy la vemos. Nadie pidió nacer. Si eres feliz o infeliz debes
dar gracias a Dios pues no te darías cuenta de esos estados sentimentales de
estar muerto. Simple pero verdadero. Dios decidió que tú y yo naciésemos
dándonos vida.
Querido lector, ¿de qué forma estás administrando tu vida?
¿Hasta qué punto eres consciente del regalo que Dios te ha dado? Quiera Dios
que despiertes del sueño en que te encuentras y vuelvas tu rostro a Dios. ¿Te
conformas con las algarrobas que dejan los cochinos? Dios ideó algo muy
distinto para ti. Sin embargo te empecinas en malgastar tu tiempo de vida en
cosas que no tienen sentido o por lo menos al final te dejan igual: VACÍO.
Si derrochas tu vida alejado de Dios un día Él te va a juzgar
por no haberla usado para lo que fuiste creado: caminar junto a Él. No hay cosa
más importante para el ser humano como conocer a su Creador. "Conócete a
ti mismo", dijo un filósofo griego de forma equivocada ya que la pura
verdad es: "Conoce a Dios y Él te dirá quién eres tú". Este es el
gran secreto: primero conocer a Dios.
Dios se revela a ti por medio de la Creación, la Biblia y la
conciencia. La Creación te habla de la grandeza infinita de Dios. La Biblia te
muestra el carácter de Dios y su voluntad para tu vida. La conciencia te alerta
de aquello que tiene que ver con el bien y el mal: santidad o pecado. Dios la
puso ahí en lo más profundo de tu alma como prueba de que no eres un ser animal
sino espiritual y que aspiras a lo eterno.
El Hijo de Dios, Jesucristo, hizo posible que puedas
encontrarte con el Padre. ¿Cómo? Pagando por nuestros pecados en la cruz. Jesús
dedicó su vida en la Tierra para salvarnos. Salvarnos de la muerte eterna
separados de Dios. Primero el Juicio y después el infierno es tu destino si no
te acercas a Dios. Por tu vida, que no es tuya porque es un regalo de Dios,
para y recapacita.
Corre hacia Dios. Él no te va a rechazar. No importa lo
diametralmente alejado que hayas estado de Él. Te recibirá corriendo a tu
encuentro, te abrazará y besará, te vestirá de gala, te sellará con su anillo y
habrá una gran fiesta en el Cielo porque te has acercado arrepentido al Padre. Habla
con Dios en este mismo instante. Si te parece bien utiliza estas palabras:
"Dios mío he vivido creyendo ser el dueño de mi destino. Me he engañado pensando que soy el amo y señor de mi vida y veo que todo comienza a tambalearse. Me arrepiento de mis pecados que me apartan de vivir la vida que tú quieres y quiero que me recibas como a tu hijo. Ayúdame a conocerte más. Gracias por tu Hijo Jesús que posibilitó por medio de su muerte y resurrección que me pueda acercar a Ti. Gracias por salvarme. En el Nombre de Jesús. Amén."
¿Has despreciado la invitación de dejar de comer algarrobas?
Eso es porque realmente no estás saturado de ellas. Dios quiera que un día te
canses de esa vida y te vuelvas a Él arrepentido. Medita, pues te va la vida en
ello. Dios te ama y te espera oteando el horizonte, por si quizá te ve buscándole.
Algarrobas o pata negra, ¿difícil elección?
¡QUE DIOS TE BENDIGA!
muchísimas bendiciones desde mi blog www.creeenjesusyserassalvo.blogspot.com
ResponderEliminarBendiciones y gracias por tus visitas Noemí.
ResponderEliminarDios te bendiga. Estoy dando los primeros pasos para un escritor. Nos vemos en el camino.
ResponderEliminarGracias por dejar tu comentario. Nos vemos. Bendiciones.
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