Hace unos días, paseando por mi
barrio, me di cuenta que un nuevo establecimiento había sido abierto. Me paré y
leí uno de los cartelitos publicitarios que colgaban de la cristalera:
"Cree en ti", era la frase que resaltaba al principio del anuncio. Miré
hacia el interior del negocio y pude percibir un lugar espacioso, pero a la vez
oscuro, dado que, aunque eran las doce del medio día, la luz solar no alumbraba
suficiente y para colmo (¿será el efecto de la crisis?) no tenían ninguna luz
encendida. Para más "inri" no había ningún recepcionista. La sensación
no era muy hospitalaria, la verdad sea dicha. "Cree en ti". El
negocio es uno de estos que están de moda, donde se practican todas las
disciplinas orientales, es decir, yoga y tai chi, como ejemplos, que están
inmersas en las filosofías religiosas de estos países. Me imaginé que lo que
realmente me estaban vendiendo con el "Cree en ti" tan seductor, era
realmente "Cree en nosotros". El "Cree en ti" lo conseguirás por
medio de las prácticas de nuestra filosofía de vida. Es decir, algo que yo haga
me ayudará a equilibrar mi vida y vosotros sois el canal redentor.
Ahora bien, hablando en plata, ¿a
qué consecuencias ha llevado a la humanidad el creer en ella? Quizá a ti,
querido lector, se te ocurran algunas más.
Creer que se puede ser como Dios
nos llevó a la desobediencia y como castigo fuimos separados de la comunión con
Dios, que es la muerte espiritual y física.
Creer que se puede llegar al
Cielo por nuestros medios hace que vivamos esclavizados a ritos y tradiciones
inventadas que nada tienen que ver con el plan de Dios genuino.
Creer que somos mejores que los
demás ha hecho de nosotros esclavistas altaneros que pisotean a los que no
tienen el mismo "rango" racial.
Creer que somos privilegiados por
nuestro nacimiento ha traído olvido sobre "los menos privilegiados" y
como consecuencia miles mueren de hambre y enfermedad.
Creer que somos dueños de nuestro
cuerpo hace que millones de nonatos hayan sido abortados en pro de la libertad
individual.
Creer que nuestros sentimientos y
emociones son los correctos nos ha conducido al libertinaje sexual donde todo
es válido con tal de ejercer los derechos adquiridos.
Creer en nosotros nos lleva a
refugiarnos en las mayorías absolutistas de la época en la cual nos ha tocado
vivir, con tal de dar rienda suelta a todo aquello que nos dictan nuestras
inclinaciones naturales o antinaturales. ¿Quién ha dicho que las mayorías
tengan la razón? ¿No será que el "Cree en ti" lo que proclama es
"Haz lo que la mayoría"? Creo que sí. Si te sales de las creencias de
esa mayoría vas listo. Serás marginado, burlado, menospreciado, tachado de mil
cosas y encarcelado (conozco algún caso) en nuestra tierra de libertades.
El secreto de elevar la estima
que uno tiene de sí mismo, no tiene nada que ver en hacer lo que otros
semejantes nos pidan. El secreto no es dietas milagrosas, posturas
contorsionantes, vida rural, meditaciones trascendentales o filantropía para
demostrar quién es más bueno o mejor que el otro. El secreto no está en nosotros,
es decir, en un lugar concreto de nuestro cuerpo, alma o espíritu. El secreto
no lo hallaremos en la energía espiritual que, según algunos gurús al alza, nos
quieren vender. El secreto no lo encontrarás ¡jamás! entrando por una puerta
lóbrega de cualquier centro de superación personal. ¿Dónde está el secreto tan
preciado y buscado para "Creer en ti"? ¿Qué estarías dispuesto a
pagar por obtener el secreto? Hubo alguien que lo encontró. Fíjate hasta donde
llegó por salvaguardarlo.
Además, el reino de los cielos es semejante a un tesoro escondido en un campo, el cual un hombre halla, y lo esconde de nuevo; y gozoso por ello va y vende todo lo que tiene, y compra aquel campo. (Mateo 13:44)
Jesús nos enseña que el Cielo es
un Reino. Este Reino está escondido en un lugar y un hombre lo halla, se da
cuenta del valor que tiene, lo esconde nuevamente para que nadie se lo pueda
robar, y de forma entusiasta, sin dudar, se deshace de todo lo que tiene y
compra el lugar donde está el tesoro.
Para valorar el tesoro que Dios
te ofrece por medio de Jesucristo, el cual, murió en tu lugar para
reconciliarte con el Padre por causa de tus pecados, debes reconocer que
"Creer en ti", hasta el momento, no te ha llevado a nada. La "nada"
es nada, es decir, aunque hayas tenido logros plausibles sigues con ansias de
algo realmente que dé propósito a tu vida aquí.
El Reino de los Cielos estará
lleno de personas que han creído en y a Jesús. No son mejores ni peores. La
única diferencia es que han puesto sus vidas al servicio de Cristo. Esto las
hace herederas del Cielo. El Cielo tiene un cartelito publicitario en su
luminosa y acogedora entrada "Para los que han creído en Cristo".
¡ESO SÍ INVITA A ENTRAR! ¿Te has dado cuenta del secreto? No está en ti, ni en
mí, ni en otros, ni siquiera en filosofías orientales ni religiosas de ningún
pelaje. ¡EL SECRETO ESTÁ EN CREER EN JESÚS! Él es la Puerta de entrada al
Cielo. Solamente Él.
Darse cuenta del valor de este
tesoro hace que nos arrepintamos delante de Dios por la vida que hemos perdido alejada
de Él. Por eso debes arrepentirte de tus pecados con corazón sincero y
humillado ante Dios. Por eso debes creer en que solo Jesús puede salvarte. Su
muerte en la cruz se efectuó por amor a ti. A sí es el amor de Dios que entregó
su mayor tesoro, Jesús, por ti, es decir, tú eres el gran tesoro de Dios. A ti
te corresponde, como el ejemplo del que compró el campo dándolo todo, obedecer
el llamado a creer y arrepentirte comenzando una relación que te llevará
directamente a ser eternamente salvo desde ahora al Cielo.
Querido lector, si haces mutis
por el foro, saliendo de aquí sin hacer caso al llamado de Dios por medio de
estas torpes palabras, estás en grave peligro. Si pasas de Dios, Él pasará de
ti cuando Dios te juzgue por haber vivido al margen de Su voluntad. Dios es
amor y te quiere salvar poniendo los medios necesarios para ello. Dios también
es Justo, y no dejará pasar ningún delito (pecado) cometido en contra de Su
voluntad que no haya sido perdonado previamente por el hecho de haber
reconocido la situación de pecado, es decir, alejamiento de Dios, y de forma personal
haberse arrepentido y creer en Jesús. Medita en estas palabras y no huyas de
ellas, pues, ¡TE VA LA VIDA EN ELLO!
El secreto: Cree en Cristo.
¡QUE DIOS TE BENDIGA!
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