Después de emigrar a otra compañía de teléfonos móviles me
siento capaz de dar unos consejos a todos aquellos que lo necesiten y se
encuentren con la dicha de haber llegado hasta aquí. Muchos han sido los
temores por los que este común mortal ha tenido que atravesar para zafarse de
una vez por todas de la esclavitud a una compañía de servicios telefónicos y
abrirse a un nuevo mundo de posibilidades. ¡Soy libre, al fin! Sin más
dilación, enrolle o demora comienzo estos consejos si quieres efectuar una
portabilidad a otra compañía.
1º POR
¡POR favor, déjenme ir! Sé que su compañía es mejor, que
ofrece mejor cobertura, tropecientos canales de TV, llamadas intergalácticas, “HASTA”
mil megas de velocidad, sois más guapos… pero yo no quiero seguir con ustedes
pues me siento engañado. ¡Por favor, déjenme ir!
Creo que ha quedado claro que mi primer consejo es pedir las
cosas por favor. Tomen nota damas y caballeros. Las empresas solamente se
preocupan de uno cuando van a perderte como cliente y, por lo tanto, la
cantidad de dinero que les estás ingresando por sus servicios. Para ello no se
privan ni de hablar mal de la competencia.
2º TA
¡TAte, TAte! Gracias pero no me llames más, que ya eres la
quinta administrativa que se hace la sueca haciéndome creer que no sabías que
ya me habían llamado tus cuatro compañeras anteriores.
El segundo consejo es tener una actitud valiente que pare el
avasallamiento empresarial de sus acólitos, sin dejar de ser agradecido, aunque
para la telefonista simplemente seas una billetera que se aleja.
3º BI
Bip… Bip… Bip… Oiga, ¿hay alguien al otro lado? ¿Puede
escucharme? ¿Puede para de hablar por un momento? ¿Por qué me ha preguntado la
razón de mi huida? ¿Realmente está interesada por mi bienestar tecnológico?
El tercer consejo es que preguntes todo lo que quieras antes
de que se cansen de tus preguntas y te cuelguen. Total no te van a contestar ni
de broma a tus requerimientos. Solo tienen un pensamiento fijo: no perderte
como cliente. Lo mejor es, por recordar los consejos anteriores unidos a este:
¿Me escucha? Gracias, nos vemos…Bip…Bip…Bip…
4º LI
− ¡Liberad mi móvil¡ Me han dado un código de desbloqueo que
no sirve para nada. –Pues debe esperar entre diez y quince días para un nuevo
código de desbloqueo. −¡Bien! Me dejó sin móvil.
Solicita la liberación del terminal, si lo necesitas, aunque
sepas que surgirán problemas que, por supuesto, no son culpa de la gran
compañía que acabas dejar tan irresponsablemente. El cuarto consejo tiene que
ver con pedir lo que por ley tienen que darte. Otra cosa es la efectividad que
tengan en el desempeño de tu petición.
5º DAD
¡DADme de baja! Aunque sea el principio de mis males y
afrente vuestra incomprensión. Aunque me borréis de vuestras listas y no me
recordéis más, os aseguro que mi herida sanará… el tiempo lo cura todo.
El quinto consejo tiene que ver con solicitar decididamente
tu deseo de marchar para no volver. Aunque, como ya he resaltado, sea el
principio de tus males. ¡Por favor, tate pero gracias, ¿sigue sin entenderme?
Quiero la libertad en mi móvil, por lo tanto, dadme de baja…bip…bip…bip… creo
que mi corazón ha dejado de latir pues no es posible que me hallan colgado.
Habré sido yo que he tocado alguna tecla del esclavo de mi móvil…
Queda claro, y si no lo advierto, el tono irónico de todo lo
anterior. Una vez más puedo constatar cómo el mundo te atrapa, te ciega con sus
luces hipnotizantes y te quiere hacer creer que sin ellos no serás feliz.
Aprovechan el conocimiento que tienen de la sicología humana y lo aplican.
Juan, el discípulo amado, expresa la tendencia incansable humana a amar las
cosas del mundo.
No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo. Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre. (1 Juan 2:15-17)
Querido lector, el mundo, sus luces y sombras, pasarán pero
solo van a trascender aquellos que hacen la voluntad de Dios y no las cosas de
este mundo. La portabilidad de tu vida de este mundo al Cielo tiene que ver con
dejar atrás las cosas de este mundo y centrar tu vida en la que Dios ha
dispuesto para ti. Arrepiéntete de tus pecados, cree en Jesucristo como tu
Salvador personal y vive de acuerdo a Sus parámetros que están anotados en la
Biblia, Su Palabra escrita para que le pudiésemos entender. Si desoyes esta
oferta continuarás “en la mejor compañía del mundo”.
Yo hice la portabilidad al Cielo.
¡QUE DIOS TE BENDIGA!
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