Hace algunos años trabajé como
comercial para una compañía Norteamericana vendiendo aspiradoras. Estas eran
realmente sensacionales. Los clientes se asombraban de lo eficaz de la
maquinita. En la empresa me abrieron los ojos frente a un hecho singular y chistoso:
"El plumero es un invento de los más vendidos y que, paradójicamente, no
sirve para lo que fue creado que es limpiar el polvo, solo lo cambia de
sitio". Con la escoba ocurre algo similar. Aunque podemos quitar bastante
suciedad, siempre quedan restos. Las otras aspiradoras del mercado al ser
comparadas con la que vendía se quedaban muy por debajo en absorción de polvo.
¡La máquina hasta limpiaba la cama de ácaros!
En la presentación de venta en
casa del cliente hacíamos que este limpiara con su aspiradora la alfombra. Lo
alentábamos a que pasara la aspiradora con fuerza y brío y después le
preguntábamos si creía que con lo que había aspirado ya era suficiente. Era el
momento que confesaba que la tarde anterior había aspirado la alfombra para que
no la notáramos muy sucia. ¿Cree que aún tiene polvo la alfombra?, le preguntábamos.
"Creo que no", era su respuesta. Nuestra maquinita entraba en acción
y allí salía polvo antediluviano. Se quedaban atónitos y avergonzados:
"Pero si somos muy limpios", "No puede ser...", "¡Qué
vergüenza!", etc. Y es que la suciedad no es solo lo que se ve. Hay que
utilizar métodos más agresivos para eliminarla por completo.
De la misma forma pasa en nuestras vidas.
Intentamos por diferentes medios disimular nuestras manchas que no son otra
cosa que pecado. El pecado es hacer las cosas de forma que atentamos
directamente contra la Ley de Dios que escribió en nuestras conciencias. Cuando
pecamos la vocecita de la conciencia nos acusa irremediablemente. Estimado
lector mira la que la Biblia dice:
Aunque te laves con lejía, y amontones jabón sobre ti, la mancha de tu pecado permanecerá aún delante de mí, dijo Dios el Señor. Jeremías 2:22.
El haber
pecado contra Dios te condena. Cada vez que mientes, adulteras de hecho o
pensamiento, odias, maldices y un largo etcétera haces más visible el pecado
que hay en ti y amontonas condenación eterna, que es la separación de Dios.
Intentar
ser bueno para acallar la conciencia no te quita la culpa del pecado. Hacer
buenas obras para sentirte mejor contigo mismo no te libra de la condenación
eterna. Lo siento por ti, querido lector, pero no hay nada que puedas hacer
para limpiarte del pecado. Estás tristemente condenado a pagar por los pecados
que cometiste, estás cometiendo y cometerás en el futuro. El delito debe ser
sentenciado y se debe pagar por él.
Los
métodos que usas no son eficaces para limpiarte y ser libre del pecado y la
culpa. Estas utilizando el plumero que únicamente sirve para poner en otro
sitio el polvo. Debes utilizar la aspiradora que puede extirpar hasta la raíz
el pecado. La Biblia dice:
Venid luego, dice el Señor, y estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana. Isaías 1:18.
Dios es el
único en todo el Universo que puede limpiarte del pecado y librarte de la muerte eterna.
¿Su método? Envió a su Hijo Jesús para que pagase tus delitos. Jesús murió en
la cruz y resucitó al tercer día por salvarte y así poder nuevamente tener
amistad con Dios. Dios te ama profundamente y lo demostró con creces al dar a
su Hijo para que tengas la posibilidad de salvarte de una condenación segura.
El momento
clave de la presentación de venta es el cierre de la misma. Después de las
muchas pruebas a la que sometíamos a la aspiradora los clientes no tenían
argumentos para no quedarse con ella. Con todo, no se vendía todo lo que me
hubiera gustado. Mi última pregunta al cliente era: ¿Le gustaría disfrutar
realmente de una limpieza como esta en su hogar? El cliente respondía: Sí. Pero
- volvía a preguntar - ¿más adelante o hoy...?. El cliente se daba cuenta de
que realmente sus objeciones para no quedarse la aspiradora eran, en su
mayoría, equivocadas. Quería hoy la aspiradora porque deseaba tener su casa limpia
de esa forma tan excelente.
Yo te reto
de igual manera. ¿Quieres ser salvo mañana o hoy? Si lo dejas para mañana quizá
sea tarde pues ya no estés entre los vivos y tus oportunidades se acaben. Si
por el contrario, quieres ser salvo hoy, haz esta simple oración:
Dios, reconozco que he pecado muchas veces de diferentes maneras contra Ti. He intentado disimular mis errores durante toda mi vida pero mi conciencia me acusa. Hoy he descubierto que Tú has provisto por medio de Jesús la salida para mi pecado y mi culpa. Me arrepiento de mente y corazón de haber pecado contra Ti. Quiero que me salves y me hagas crecer en tus caminos. Creo en Ti, Jesús como mi único Salvador y Señor. Estoy dispuesto a seguir y obedecer tus mandamientos escritos en la Biblia. Hazme un hijo tuyo para que pueda estar contigo en el Cielo que has prometido a los que creen en Ti. En el Nombre de tu Hijo Jesucristo. Amén.
Si has
realizado esta oración con fe y convicción, no te quepa duda, eres un nuevo
hijo de Dios. En el Cielo hay fiesta en este mismo instante porque un pecador
se ha arrepentido.
Ponte en
contacto conmigo. Me gustaría ayudarte a consolidar tus primeros pasos con
nuestro Señor. Consigue una Biblia. Si no tienes posibilidad de conseguirla, no
te preocupes, te regalo una.
Si no te
has decidido a creer y depositar tu vida en las manos de Dios estas en peligro.
El Juicio condenatorio de Dios te espera. La Biblia te avisa:
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él. El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios. Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas. Porque todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean reprendidas. Mas el que practica la verdad viene a la luz, para que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios. Juan 3:16-21.
Quiera
Dios darte luz para que seas salvo y entiendas de corazón como yo en su día.
¡QUE DIOS
TE BENDIGA!
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