“Más del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás.” Génesis 2:17
Según la Biblia, Adán vivió 930 años, pero
aún después de tan larga vida, llegó el día de su muerte de acuerdo con la cita
bíblica anterior. Pero si lo vemos de manera más profunda, podríamos
preguntarnos ¿cuál fue el día en que verdaderamente murió Adán?
A continuación una historia que nos ayudará
a responder.
Una mañana Carla, estaba caminando por su
jardín, disfrutando del colorido y los aromas que el mismo le brindaba.
Pensando en sorprender a su madre, cortó una rosa del jardín, y la puso en un
florero. Era un magnífico ejemplar, una rosa fresca y perfumada. Carla la
cuidaba y la rociaba diariamente con esmero.
Poco después los primeros pétalos
comenzaron a encresparse en el borde; más tarde uno se cayó, pero la rosa
seguía siendo hermosa y vistosa. Un tiempo después, cayó otro pétalo y otro,
hasta que llegó el momento en que solo quedó el tallo, mostrando en su aspecto
que ya no había en él ningún indicio de vida.
Entonces Carla, ante ese panorama se
preguntó: ¿En qué momento murió la rosa? ¿Cuándo se secó? ¿Cuándo cayó el
primer pétalo? ¿Cuándo comenzó a rizarse? ¿Ya estaba muerta cuando la niña la
veía tan hermosa? Sin duda, la rosa murió antes, en el preciso instante en que
las manos de Carla la separaron del rosal y de la savia vital.
Lo mismo ocurrió con el ser humano. Si bien
Adán no murió físicamente al momento de transgredir el mandamiento divino, sin
embargo, murió espiritualmente al haber pecado, lo cual trae separación con
Dios y muerte.
Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron. (Romanos 5:12)
No dejes, que al igual que la rosa, nos aparten
de la única fuente de vida que nos mantiene de pie. No permitas que el pecado y
la rebeldía te aparten de Dios, serías como la rosa, una vez que ya fue
cortada.
Es por esta razón que Dios mandó a su hijo
para que podamos tener una nueva oportunidad y que cada creyente reciba una
vida nueva y eterna por su misericordia.
Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados. (Efesios 2:1)
José Aracil Belda
Vivimos muriendo.
¡QUE DIOS TE BENDIGA!
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