sábado, 14 de mayo de 2016

En el Corazón de Dios

A veces hemos usado la frase “Eres todo corazón” con el fin de resaltar la personalidad amorosa de otra persona que conocemos de cerca. Asimismo me ocurre con Dios. Cuanto más le conozco, más me doy cuenta que Él es todo corazón. No un corazón antojadizo, cambiante o inconstante. ¡No! Su corazón no cambia porque Sus motivaciones amorosas hacia cada uno de nosotros, desde que nos creó, siguen siendo las mismas: Disfrutar de amistad mutua.

En el centro del corazón de Dios está la humanidad, tú y yo. Aunque nosotros decidimos alejarnos de tal amor, Él envío a Su Hijo a morir por nuestros pecados y de esta forma abrir un camino de regreso al corazón del Padre. De esta forma tan especial Dios ideó cambiar nuestro corazón de piedra por un corazón de carne.

Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne. (Ezequiel 36:26)

¿Quieres un nuevo corazón que emane nueva vida? Cree en Jesucristo y arrepiéntete de tus pecados. No hay otro medio, no hay otra salida sino el infierno preparado para los que rechazan este nuevo corazón. Dios quiere regalarte Su corazón, Su latir, el único remedio contra la desesperanza en la cual nos tiene este mundo inmersos. Un último consejo:

Confía en el SEÑOR de todo corazón, y no en tu propia inteligencia. (Proverbios 3:5)

Estás en Su corazón.


¡QUE DIOS TE BENDIGA!

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