Para este nuevo año 2018 deseo que encuentres tu verdadera
identidad. Identidad es aquello que Dios ha puesto en cada uno de nosotros de
forma especial diferenciándonos de los demás. Además, deseo que vivas de forma
coherente con esa identidad, es decir, vivir en armonía con lo que Dios dice
que eres, tu identidad particular. Por lo tanto, identidad coherente apunta
hacia un equilibrio sano entre lo que sabemos de Dios sobre Él y nosotros y
como vivimos la verdad de Dios sobre Él y nosotros. Dependiendo de ese
equilibrio entre saber y hacer está el secreto de una vida cristiana
fructífera.
Te hayas con tres problemas que te impiden alcanzar la
identidad que Dios por medio de Jesucristo ha depositado en ti. El primero es
Satanás que con sus mentiras, acusaciones y temores consigue apartarte del amor
de Dios por ti. El segundo es la sociedad en la que vives inmerso. El mundo
desea que todos seamos iguales vistiendo, comiendo, deseando y pensando. Estas
áreas son las que intentan desintegrar: Identidad nacional, causando divisiones
entre las personas. Identidad sexual, causando luchas internas a niveles
morales. Identidad familiar, causando desestructuración social. Identidad
espiritual, causando ateísmo y relativismo (Dios no existe; todo depende). El tercer
problema eres tú mismo. Una cosa es tener el concepto claro de quién es Dios y
quién soy yo y otro asunto muy distinto es vivir acorde a ese conocimiento. Ese
es mi gran campo de batalla y sé que también es el vuestro. Ese campo de
batalla tiene un nombre: La mente.
Tu identidad es algo externo. Cuando
ves una película de superhéroes, ¿qué es lo que más te gusta? Lo que a mí más
me gusta es el principio de la historia. Concretamente cuando se cuenta de qué
forma el superhéroe adquiere su nueva identidad. Iron man: Estaba forrado; Superman:
Vino de otro planeta con leyes gravitacionales más fuertes; Spiderman: Recibió
la picadura de una araña radioactiva; Hulk: Fue inyectado por su padre con un
suero que había inventado; Batman: Otro forrado; Lobezno: Transformaron su
esqueleto con Adamantium. Tu poderosa identidad también proviene de algo
externo. En este caso de Alguien externo: Dios.
Luego el SEÑOR Dios formó al hombre del polvo de la tierra.
Sopló aliento de vida en la nariz del hombre, y el hombre se convirtió en un
ser viviente. Después, el SEÑOR Dios plantó un huerto en Edén, en el oriente, y
allí puso al hombre que había formado. (Génesis
2:7-8)
Pero esa identidad profunda se perdió: Por cuanto todos pecaron, y están destituidos
de la gloria de Dios, (Romanos 3:23). Para restaurar esa identidad
primigenia Cristo vino a morir por tus pecados y devolverte tu verdadera identidad:
Mas a todos los
que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos
hijos de Dios; los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de
carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios. (Juan 1:12-13). Espero
que este nuevo año comiences el proceso hacia experimentar tu verdadera
identidad en Cristo y seas coherente con dicha identidad. ¿El primer paso en el
proceso? Arrepiéntete de tus pecados y confía en Jesucristo. Él es confiable
porque es Dios, por consiguiente, pon tu fe en Él. No te demores quizá mañana
sea tarde.
Un proceso que merece la pena.
¡QUE DIOS TE BENDIGA!
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