sábado, 24 de agosto de 2019

Todos Resucitaremos


Muchos siguen tropezando con la realidad de la resurrección. Cuando Jesús resucitó intentaron encubrirlo acusando a Sus discípulos de haber profanado la tumba donde yacía robando Su cuerpo; los saduceos, una secta del judaísmo, rechazaba la idea de la resurrección; el apóstol Pablo se encontró con la incredulidad de los atenienses nada más tocar el tema de la resurrección de los muertos; los discípulos no entendieron a Jesús cuando les anunció Su muerte y posterior resurrección hasta después que estos hechos acaecieron. Si en el pasado fue así, mucho más oposición a la resurrección hallamos en la sociedad materialista que hemos creado.
No os maravilléis de esto; porque vendrá hora cuando todos los que están en los sepulcros oirán su voz; y los que hicieron lo bueno, saldrán a resurrección de vida; mas los que hicieron lo malo, a resurrección de condenación. (Juan 5:28-29)
Jesús anunció que todos resucitaremos y lo bueno o lo malo darán como resultado la calidad de la resurrección. Es sencillo de entender: los que hacen el bien resucitarán para vida y los que hacen el mal resucitarán también, pero para condenación. ¿Qué está en la mente de Jesucristo cuando hace esta distinción en cuanto a la resurrección para vida o condenación? Él mismo nos saca de dudas: De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida (Juan 5:24). Hay una única bondad que podemos hacer y es creer (una acepción es obedecer) la Palabra de Jesús dando crédito a Su Padre y esto nos asegura una resurrección gloriosa. Dicho esto, la resurrección condenatoria es para aquellos que han desoído la Palabra de Cristo rechazando al Padre dado que han hecho lo malo.

En definitiva, creer a Dios por medio de Jesucristo hace la diferencia entre la vida eterna y la condenación eterna. El evangelio es el mensaje de esperanza que Cristo Jesús nos trajo. Dios se hizo hombre para pagar la deuda de los delitos (pecados) que nosotros habíamos cometido contra el Padre. Lo hizo por medio de dar Su vida en una cruz ocupando el lugar que tú y yo merecíamos. Al resucitar venció a la muerte haciendo realidad que Su resurrección aseguraba la de aquellos que con fe (confianza) le siguieran… para los que no se labraron una resurrección condenatoria. Medita en esto hoy.

Haz lo bueno por ti.

¡QUE DIOS TE BENDIGA!

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