¿Cuántas evidencias más se necesitan para que la sociedad deje de confiar en los que sustenta con sus votos? Todas las facciones han demostrado su corrupción desde la cabeza a los pies, desde el líder al último de sus diputados. Todos, absolutamente todos, están contaminados por la mentira y la avaricia. Todos los partidos están salpicados de basura y los que ostentan no estarlo seguro que se revolcarán en el lodo de la mentira y la avaricia. Han creado una partidocracia con el fin de obtener poder y nos han hecho creer que somos útiles por medio del voto. Lo triste es que aún siguen manejándonos a su antojo, dividiéndonos con sus malas artes. ¡Qué poco sabio es el pueblo!
Porque los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición. (1 Timoteo 6:9)
La experiencia más usual transita por la evidencia de políticos que solo buscan enriquecerse de forma fraudulenta. De ahí que existan “Cajas B” donde van a parar todos sus tratos e ingresos deshonestos. Se encaraman al poder intentando eternizarse y apoltronándose, en el futuro, en algún alto cargo que suponga pingües beneficios y escaso trabajo. Pablo, el apóstol, ya advirtió sobre los que van tras las riquezas y sus resultados: nos hunden llevándonos a la destrucción y perdición. Vuelvo a preguntar: ¿Cuántas evidencias más se necesitan para que la sociedad deje de confiar en los que sustenta con sus votos? Vuelvo a exclamar: ¡Qué poco sabio es el pueblo!
¡Qué diferente es el liderazgo de Jesucristo! Nada tiene que ver con los afanes de la política, la mentira y la avaricia. Él fue tocado y hundido por nuestros pecados en una cruz para nuestro bien. Todos aquellos que ponen su fe (confianza) en Jesús nunca serán destruidos y nunca se perderán. Es fácil entender: si confías en algo que no sea Cristo, te hundirás. Si confías en Él te salvarás. Así de simple, así de claro. ¡Hazlo ahora! Confía en el Señor Jesús porque aquí sí que te va la vida en ello. Medita en esta promesa: Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios.
Jesús no tiene “Caja B”.
¡QUE DIOS TE BENDIGA!
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