El desequilibrio de la razón, de la moral, de la justicia y
de los sentimientos es evidente en el presente día. Una de estas evidencias es
el pensamiento animalista extremo, es decir, el concepto, no solo de que el
animal es igual al ser humano, sino el extremo en cuanto a que el animal es
superior al ser humano y merecedor de más respeto y amor. Es terrible, por lo
menos para mí, ver como nuestros jóvenes son arrastrados hacia este pensamiento
que les lleva a mofarse de los que opinan diferente a ellos‒cuestión que a estas
alturas es “el pan nuestro de cada día” para los que reaccionamos frente al
desequilibrio mencionado al principio‒.
Toda mi reflexión comienza con esta pregunta de un tuitero en boga, preguntando lo siguiente:
Ante mi respuesta de salvar al niño los demás responden que
hay que salvar al perro porque es como mi bebé, mi hijo, mi compañero; los
animales son mucho mejores que los humanos; son fieles e incondicionales. Los
bomberos ya se encargarán del niño…
Me imagino que cuando tengan problemas de salud o necesiten
un consejo irán a curarse o a pedir consejo a sus animales. Pedir ayuda humana
en esos casos me parece a todas luces un atisbo más de egoísmo humano que
rechaza al personal cuando no lo necesita y lo busca cuando le conviene. Es
fácil decir que eliges salvar a tu perrito cuando la vida humana que se pierde
es la de alguien que no te toca nada (aunque todo te toca) y encima te ha hecho
un mal.
Lo cierto es que vivimos tiempos en los que los valores
están siendo cambiados por modas. La gran mayoría son llevados por los vientos
de la irracionalidad más recalcitrante. “Cualquier escala de valores es válida
siempre que me venga bien”, es el pensamiento hoy. El pecado ha llevado al ser
humano a creerse Dios. El problema evidente que no es Dios y por esa razón
indiscutible comete error tras error, pecado tras pecado que lo único que
demuestra es su alejamiento, cada vez más agresivo y pertinaz, de Dios. Al
seguir por ese camino la muerte eterna lo acecha mientras duerme plácidamente
narcotizado por su propia pecaminosidad. Si no te despiertas morirás apartado
de Dios, lo que habías deseado toda la vida, solo y sin consuelo, acompañado
por tus pecados eternamente.
Aún hay esperanza: Jesucristo. Él murió en la cruz por causa
de tus pecados. La cruz es símbolo de reconciliación, de manos abierta, de
segunda oportunidad. Por nuestros pecados la creación se malogró, incluso los
animales cayeron por nuestro pecado. Jesús vino a salvarte porque de otra forma
no es posible. Cree en Jesucristo con fe (confianza) y arrepiéntete de tus
pecados. No hay otra manera de librarte del vacío existencial que sufres y que
intentas llenar por medio de otras cuestiones como hacerte animalista.
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él. (Juan 3:16-17)
Aún hay esperanza.
¡QUE DIOS TE BENDIGA!
Gracias por el tema, Pedro, muy interesante el cambio de valores de la sociedad, menos humana, más animalista. Que Dios te bendiga
ResponderEliminarPues sí, menos humana, más animalista, querido Moisés. Bendiciones.
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