sábado, 15 de septiembre de 2018

Tina Turner


Este verano me he dedicado a ver películas que tienen su base en la historia. Son las que más me gustan. Ayer disfruté viendo la vida de la cantante Anna Mae Bullock, más bien conocida como Tina Turner. Su vida no dicta mucho de otros cantantes o músicos que, como ella, tuvieron sus raíces en la iglesia evangélica y acabaron deslumbrados por la farándula y las luces de colores que este mundo ofrece y apartados de sus raíces cristianas. En este caso me fiare de la narración de la película sobre su vida aunque soy consciente que los cineastas suelen colorear la realidad para hacerla más vendible y exitosa.

Parece ser que Tina tuvo una mala experiencia en la iglesia bautista a la que asistía. De pequeña ya participaba en el coro de dicha iglesia. Debido a su destreza vocal improvisaba en todo momento sobre el fondo coral y esto no gustaba a la estricta directora del coro, una mujer seria y con cara de pocos amigosrol típico del cine. La citada directora acaba hartándose de los gorgoritos de Tina, por aquel entonces Anna Mae, y cogiéndola por la oreja, la echó del local de la iglesia. La puerta se cerró tras Anna Mae y ya no vuelve a aparecer la iglesia en su vida. ¡Cuánto mal hemos hecho los evangélicos a personas como Tina!

Después de conocer al músico Ike Turner comienza su ascenso en el mundo de la música. Él le da a Anna Mae su nombre artístico de Tina Turner. Se casan y durante años Tina sufre maltrato físico y moral por parte de Ike. Llegado el momento Tina huye de su marido y logra divorciarse de él. A partir de ese momento comienza una nueva vida para ella en lo musical llegando a ganarse el título de “Reina del rock”.

No es de extrañar que ante las presiones de un matrimonio violento, el sentimiento de que el Cristianismo ha fallado y dejarse arrastrar por los acontecimientos, decidiera abrazar el budismo por medio de una amiga conversa. Verla, en la película, cantar a Dios con alegría e improvisando melodías y verla al final repitiendo Nam Myoho Renge Kyo, mantra budista, de manera desesperada para calmar sus propias tempestades es un contraste patético. Queda claro que las personas buscan algo externo que les dé felicidad y, sobre todo, paz. En el caso de Tina Turner esa búsqueda es patente. Cuando todo falla cualquier cosa puede parecer una buena alternativa, hasta el budismo.

Dios quiera que Tina se vuelva a encontrar con Jesús. Ese Jesús al que ella cantaba This little light of mine y que se haga realidad en su vida la luz que Dios le quiere dar. Que esa luz brille en ella por el resto de sus días, y después, por la eternidad…brillará…brillará. Querido lector, no dejes que nada te aparte del amor de Dios ni siquiera la incomprensión humana. Jesús vino a salvarte y darte libertad. Tu parte es reconocer el pecado que has cometido arrepintiéndote delante de Dios y creyendo con fe y confianza en Jesucristo que ya pagó en una cruz por tus pecados. La puerta está abierta para que entres.

No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo. Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre. (1 Juan 2:15-17)

Aún puedes regresar.

¡QUE DIOS TE BENDIGA!

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