Los héroes a la antigua usanza, tanto reales como de ficción,
se están perdiendo. No hay nada más que darse un paseo por Internet o televisión
y darse cuenta de esta realidad nuestra. Las princesas enamoradas y los
príncipes valientes encuentran su hueco en lo políticamente incorrecto‒aunque lo incorrecto es
la política‒, por
consiguiente, mueren relegados al olvido. Paseando por Facebook me topé con el
anuncio, que puedes contemplar a la izquierda, de la serie Patrick Melrose que Sky España ha comenzado a emitir. En el instante que vi
el anuncio un pensamiento rápido saltó en mi cabeza: “¡Vaya ejemplo para la
juventud!”. Su presentación al público no podría haber sido mejor adjetivada: Narcisista,
esquizoide y alcohólico suicida. Por desgracia estos son los patrones que
tratan de imponer los que mueven los hilos.
Hay que despertar del letargo al que nos inducen. Llegamos a
ser como la rana en una olla con agua. El agua se va calentando lentamente, la
rana se aclimata y al final muere. Una muerte indolora y dulce como
demostración de la nimia importancia que cada persona tiene para aquellos que
detentan el poder, ya sea gubernamental o económico. No pretendo escribir un
panfleto en consonancia a mis ideales políticos, aunque estos se vislumbren,
solo deseo que algunos despierten del sueño. Si crees lo que te dicen sin comprobar
las fuentes, estás dormido. Si respondes de forma visceral a los pensamientos
de otros, estás dormido. Si vives por y para imitar las modas, estás dormido.
¡Ay de los que a lo malo dicen bueno, y a lo bueno malo; que hacen de la luz tinieblas, y de las tinieblas luz; que ponen lo amargo por dulce, y lo dulce por amargo! ¡Ay de los sabios en sus propios ojos, y de los que son prudentes delante de sí mismos! ¡Ay de los que son valientes para beber vino, y hombres fuertes para mezclar bebida; los que justifican al impío mediante cohecho, y al justo quitan su derecho! (Isaías 5:20-23)
Los ayes que el profeta describe de forma premonitoria
contra los que viven influenciados con el modus
vivendi de la sociedad son, cuando menos, esclarecedores: Los
tergiversadores, los arrogantes, los viciosos y los malversadores de la ley
quedan avisados de los males que les sobrevendrán. “El que advierte no es
traidor”, me decía mi padre avisándome que mi mal comportamiento recibiría el
castigo merecido. Dios hace lo mismo con cada persona advirtiéndoles que su mal
camino les reportará el castigo merecido. Parte de la esencia del pecado es mal
comportamiento. Un poco o mucho del placer pecaminoso no merece la pena debido
a los ayes que nos esperan.
¡Despierta! Jesús vino a decirte: ¡Despierta! Un hombre no
puede salvar a otro hombre porque todos estamos contaminados por el pecado.
¡Despierta! Los políticos son corruptos e intentan corromperte porque son
pecadores. ¡Despierta! La religión está infectada por la mentira y el
oportunismo de sus ministros pecadores. ¡Despierta! Ven a Jesús, el único sin
pecado que por amor entregó su vida por ti y por mí en una cruz para salvarnos
de nosotros mismos y librarnos de los ayes que nos esperaban. Salta de la olla
antes que mueras en un profundo sopor.
No seamos como ranas.
¡QUE DIOS TE BENDIGA!
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